Las fuerzas especiales de Estados Unidos lanzaron lo que el Pentágono calificó como una exitosa operación antiterrorista a gran escala en el noroeste de Siria el jueves en la madrugada, en la que murieron el líder de ISIS, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, y otras 13 personas, incluidos seis niños y cuatro mujeres.
Según medios de prensa estadounidenses, el bombardeo, encabezado por fuerzas especiales, duró dos horas y afectó a la ciudad de Atmeh, en la provincia de Idlib, cerca de la frontera con Turquía, una zona salpicada de campos de refugiados sirios.
Idlib está controlada por el grupo Al Qaeda y sus afiliados, y allí residen varios de sus altos dirigentes. Pero otros insurgentes también se han refugiado en la región.
Residentes contaron a The Associated Press que vieron partes de cadáveres esparcidas en torno a una casa en esa ciudad. Hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias luego del ataque, en el que dijeron que hubo helicópteros, explosiones y disparos de ametralladora.
Pero un alto funcionario militar norteamericano dijo que la explosión dentro de la casa fue causada por el propio al-Qurayshi al activar una bomba que lo mató a él y a miembros de su familia, informó The New York Times.
El edificio de bloques de cemento de tres pisos estaba rodeado de olivos. Según imágenes compartidas en las redes sociales por activistas que visitaron el sitio, estaba compuesta por habitaciones sencillas con alfombras en el piso, un calentador de combustible, ropa y mantas esparcidas, algunas cubiertas de sangre.
La Defensa Civil Siria, un grupo de emergencias gestionado por la oposición también llamado Cascos Blancos, dijo que 13 personas murieron en los bombardeos y enfrentamientos posteriores al asalto.
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