El huracán Sally tumbó árboles, inundó calles y casas y dejó sin electricidad a cientos de miles de hogares cuando golpeó la costa del golfo de Estados Unidos entre el martes y el miércoles, con lluvias torrenciales en los estados sureños de Alabama y Florida.
Sally tocó tierra como huracán de categoría 2 en Gulf Shores, Alabama, con vientos máximos sostenidos de cerca de 170 Km/hora. Desde entonces se ha degradado a tormenta tropical.
Pero la lenta tormenta, que se desplaza a apenas 11 Km/hora, se quedó prácticamente detenida frente a las costas de Alabama y el noroeste de Florida, donde dejó lluvias copiosas.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC), con sede en Miami, dijo que algunas zonas puntuales podrían recibir hasta 88 cm de lluvia.
«Inundaciones catastróficas y amenazantes para las vidas están ocurriendo sobre sectores del noroeste de Florida y el sur de Alabama», escribió.
A las 9:00 pm, Sally aún tenía vientos máximos sostenidos de 95 Km/hora y se ubicaba a 85 Km al noreste de Pensacola, en Florida, mientras toda la región estaba bajo advertencia de marejadas y tornados.
Se espera que se debilite a medida que avance sobre tierra firme y se convierta en una depresión tropical el jueves por la mañana.
Más de 500.000 hogares y negocios en Alabama, Florida y Misisipi perdieron la electricidad, según el sitio web poweroutage.us, que rastrea los cortes de luz.
Algunas de las peores inundaciones tuvieron lugar en Pensacola, pequeña localidad costera de cerca de 52.000 habitantes.
Los residentes publicaban fotos y videos de las calles del centro convertidas en riadas, con los automóviles sumergidos hasta las ventanas y rachas de viento que hacían caer la lluvia horizontalmente, en furiosos remolinos.
«Las carreteras e intersecciones inundadas, junto con los peligrosos escombros, son demasiado numerosos para enumerarlos», tuiteó la policía de Pensacola. «Por favor, manténganse alejados de las carreteras».
«Nadie estaba preparado»
David Triana, residente de Navarre, próximo a Pensacola, dijo que ni él ni sus vecinos tapiaron sus ventanas porque no esperaban que la trayectoria de la tormenta virara tan drásticamente hacia el este, ni que se intensificara tan pronto.
«Nadie estaba preparado para un categoría 2», dijo el hombre de 57 años de edad, cuya casa no sufrió daños. «Los pronósticos del cono de impacto y de la fuerza de la tormenta no indicaban que nos tocaría tan fuerte».
La gobernadora de Alabama, Kay Ivey, advirtió a los residentes que tomaría un tiempo restablecer los servicios de agua y electricidad y limpiar los escombros.
«El huracán Sally fue una tormenta lenta, lo que solo añade demoras al restablecimiento de la energía, el agua y otros servicios esenciales», dijo.
Ivey había declarado estado de emergencia el lunes, antes de la llegada de Sally.
También el gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el martes estado de emergencia para 13 condados del noroeste. Uno de ellos, casa de la capital, Tallahassee, estaba todavía bajo advertencia de tornados.
El estado activó cientos de guardias nacionales y equipos de rescate al norte de Florida antes de la tormenta.
El gobernador de Misisipi, Tate Reeves, también había declarado estado de emergencia antes de la llegada de Sally, aunque el martes en la tarde la tormenta hizo un brusco viraje hacia el este y terminó golpeando Alabama y Florida.
Ha habido tantas tormentas tropicales en el Atlántico este año que la Organización Meteorológica Mundial de la ONU, que adjudica los nombres a los ciclones, agotará pronto los nombres previstos para este año y tendrá que comenzar a llamarlos con las letras del alfabeto griego.
Solo una vez ocurrió esto antes en la historia. Fue en 2005, el año que el huracán Katrina devastó Nueva Orleans.
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