Finlandia dio este jueves un paso más hacia la normalidad con la apertura escalonada y con restricciones de escuelas y guarderías, cerradas desde hace casi dos meses por la pandemia de coronavirus, mientras las autoridades creen que la epidemia está ya controlada.
Miles de estudiantes de preescolar y educación primaria fueron los primeros en regresar a las aulas, a pesar de las críticas de parte de la comunidad educativa y de que solo quedan dos semanas para que finalice el curso académico.
«Según los expertos, el impacto de la reapertura de las escuelas en la epidemia será pequeño, pero los beneficios para los niños serán grandes», afirmó el martes en rueda de prensa la ministra de Educación, Li Andersson, para justificar la medida.
No obstante, Andersson aclaró que las autoridades municipales, competentes en materia educativa, podrán ordenar el cierre de algunas escuelas si observan un aumento notable del número de contagios.
Asimismo, el gobierno impuso una serie de restricciones en los centros educativos para evitar que la situación vuelva a empeorar de forma significativa.
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Medidas tras el coronavirus
Entre otras medidas, los alumnos serán divididos por grupos separados unos de otros, se intensificarán las medidas de higiene y se escalonarán las clases, los horarios de comidas y las entradas y salidas de los colegios.
Según los expertos, el descenso constante en el ritmo de nuevos contagios y de fallecimientos en las últimas semanas indica que la pandemia está bajo control, aunque no ha sido superada.
Finlandia, con una población de 5,5 millones de habitantes, registró hasta la fecha 6.145 casos confirmados y 284 muertos por covid-19, según las últimas cifras oficiales.
La decisión de reabrir los centros educativos cuando apenas quedan dos semanas para el final del curso despertó, no obstante, las críticas de un sector de los padres y los profesores.
El sindicato de maestros se opone a la medida debido al riesgo que supone para la salud de los profesores, los alumnos y sus familiares, ya que, según denunció en un comunicado, «no hay garantías de que sea seguro abrir las escuelas»