El expresidente José María Figueres y el exministro Rodrigo Chaves definirán en un balotaje el 3 de abril quien será el próximo presidente de Costa Rica para el período 2022-2026.
Aunque experimentados en el plano internacional y académico, sobre ambos sexagenarios pesan cuestionamientos.
Uno de los dos asumirá un país de sólida democracia, pero en crisis económica y social.
Linaje y recorrido
Su fotografía ya cuelga del Salón de expresidentes. Pero aquella imagen dista del José María Figueres que hoy, con menos cabello y sin bigotes aunque sin perder la sonrisa, se metió a la pelea para dirigir nuevamente el país, 24 años después.
«Sonrío porque estoy en una etapa con una vida familiar consolidada, con una esposa increíble y con mi primer nieto, Pepe, que me dice ‘Fafa [abuelo], va ganando la competencia!'», cuenta a la AFP el ingeniero de 67 años de edad, sentado en la sala de su casa, en San José.
‘Pepe’ adivinó. Su abuelo tuvo 27% de votos y avanzó primero al balotaje.
El exmandatario es ingeniero de la academia militar estadounidense West Point y tiene una maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard.
Es además hijo de José Figueres Ferrer, uno de los políticos más influyentes en la historia del país y quien abolió el ejército en 1948.
«El apellido Figueres significa grandes pasiones. Para muchas personas es muy querido, para otras no tanto», dijo el candidato del Partido Liberación Nacional.
En su anterior gestión promovió la inversión en tecnología y el ecoturismo. Esta vez su discurso se ha concentrado en reducir el desempleo (14,4% en el 2021) y la pobreza (23%), y la protección del medioambiente, con la abolición de la explotación de hidrocarburos.
Pero lleva el pasivo de haber sido procesado por una asesoría a la empresa francesa Alcatel, por $900.000, en el 2004, luego de que esta ganara una licitación en el país.
Se le llamó a declarar, pues estaba en Suiza trabajando para el Foro Económico Mundial, y no regresó hasta 2011. El caso prescribió.
Él reconoció que fue un error no volver a Costa Rica cuando se le solicitó.
«La mirada va a estar puesta sobre él por no venir a rendir cuentas [en su momento]. También porque hay cinco alcaldes de su partido cuestionados por corrupción. Esto podría generar una alerta en la oposición», dijo la politóloga Gina Sibaja.
«Pero es el partido que más veces ha gobernado el país [nueve ocasiones] y tiene experiencia y gente», añadió.
Economista outsider
El derechista Rodrigo Chaves, de Progreso Social Democrático, se presenta como una cara nueva en la política, pero ya fue ministro de Hacienda por poco más de medio año, antes de dejar el cargo tras desencuentros con el presidente saliente, Carlos Alvarado.
Tenía 5% del apoyo popular, pero saltó el domingo y convenció al 17% del electorado, obteniendo un cupo en el balotaje.
«Al que no le guste el calor, que se salga de la cocina», ha dicho este doctor en Economía, graduado de Harvard y la Universidad Estatal de Ohio, sobre la posibilidad de asumir un país con una deuda de 70% de su PIB, la cuarta más alta de Latinoamérica.
«Va a haber mucha presión, pero tengo los atestados, experiencia y valentía», expresó el hombre de 60 años de edad, con 27 en el Banco Mundial.
«Vengo de una familia humilde, éramos nueve en una casa de un baño. Me fue bien en la vida, pero porque esta patria era diferente. Para volver a eso no tenemos que inventar la rueda, es poner orden en la casa», dijo a la AFP.
«Costa Rica está en un situación mala, pero no es un país malo (…) Podemos ser el Singapur de Centroamérica en ingreso per cápita, el Estonia en eficiencia del Estado, el Finlandia en educación pública», consideró.
Sobre su cabeza pesa una investigación por acoso sexual en el Banco Mundial, con actos que habrían sucedido entre 2008 y 2013. Se le sancionó en 2019, prohibiéndole el ingreso a la entidad, entre otras medidas.
Él niega todo. «Tengo una paz interior enorme al respecto, también ante Dios, con mi señora, mis hijas y mis hermanas, porque sé lo que pasó».
«Si gana, podría envalentonar a un sector machista, patriarcal, tanto hombres como mujeres, que consideran que la igualdad de género es una majadería», consideró la politóloga Sibaja.