La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sugirió a América Latina y el Caribe a que aproveche su “incomesurable patrimonio rural” y lo utilice como el motor de desarrollo como lo fueron en el pasado el petróleo y los minerales.
En su informe “Transformación rural: Pensando el futuro de América Latina y el Caribe”, la FAO insta a los gobernantes de la región a que tomen “opciones fundamentales sobre políticas, inversiones y regulaciones” para conseguirlo.
“Tiene que ver con varias cosas, en primer lugar están las acciones que los propios ciudadanos de estas áreas tengan una capacidad de vender ese potencial, por supuesto de fomentar el emprendimiento en el campo”, afirmó el representante de la FAO en Colombia, Alan Bojanic.
Agregó: “Este será un tema de amplio debate y de compromiso. Cómo podemos asumir un mayor compromiso para que los gobernantes definitivamente no solo le asignen una prioridad sino que puedan contar con herramientas e instrumentos de política económica para favorecer las áreas rurales”.
El documento, elaborado con la colaboración del Instituto de Estudios Peruanos, es presentado este miércoles en la primera cumbre Colombia Rural. Debatirán más de 50 expertos sobre el futuro del campo en el país y en la región.
Desarrollo sostenible
La FAO señaló que en América Latina y el Caribe la agricultura, los sistemas alimentarios y el mundo rural juegan un papel central en la construcción de desarrollo sostenible. Aunque advirtió que esa no es una visión dominante entre las élites del poder regional.
“Sin duda alguna cada vez es más estratégico lo rural. Es imposible conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030 sin hacer un trabajo a fondo sobre lo rural. Sin que lo rural sea rural sea revalorizado, sin que sea objeto de nuevas inversiones”, aseveró Bojanic.
Es por ello que explicó que el campo necesita una atención especial porque lo rural es fundamental para la sostenibilidad ambiental. Asimismo, puso como ejemplo a Colombia, donde “casi 40% de las emisiones de carbono están relacionadas con actividades agrícolas”.
“Entonces todo hace ver que urge una atención privilegiada al campo que pasa por varias cosas: en primer lugar por todos los temas sociales, como la transferencia de rentas, el tema de considerar mejor cómo reducir las desigualdades en el propio campo y todo lo que tiene que ver con la revalorización de la cultura del campo”, afirmó.
Investigación e innovación
La FAO también sugiere que vuelva a haber un compromiso de los gobiernos de la región, como ocurrió en las décadas de los 60 y 70. Este acuerdo sería para apoyar la investigación científica y la innovación tecnológica relacionada con la agricultura.
Instó a los países a realizar un aumento en la inversión pública en ciencia y tecnología. Gracias a esto se innovaría a través de estrategias nacionales formuladas e implementadas que sean lideradas por el Estado.
“Hemos hecho énfasis en la necesidad de tecnificar cada vez más el agro, al pequeño productor, utilizar estas herramientas del internet, de la comunicación. La región está con un rezago principalmente en relación con Asia, donde ha habido una tecnificación mucho más rápida”, añadió Bojanic.
Como ejemplo de eso puso que ha habido revoluciones de la robótica, la inteligencia artificial y el big data, entre otros, en la agricultura.
“El problema es que están siendo apropiadas por un grupo reducido de la población y se trata de masificar. Que no solo un grupo se apropie de eso. Y eso no se da si no hay una inversión por detrás, tanto pública como privada; si no hay una capacitación, si no hay un desarrollo orientado hacia eso”, afirmó.
Explicó que para ello “se requieren políticas que generen los incentivos para que se den las inversiones. Así los pequeños productores podrán acceder a estas tecnologías que revolucionan las formas de producir”.