Hospitales colapsados, edificios destrozados, miles de heridos y una cifra aún desconocida de muertos, es el escenario que presenta la capital de Líbano, Beirut, horas después de dos grandes explosiones que han acaparado la atención del mundo este 4 de agosto.
Habitantes de Beirut contaron su experiencia en medio de las explosiones. En general, los ciudadanos pensaron que se trataba de un gran sismo.
“Yo pensé que estaba en medio de un sismo. Eso creí hasta que vi la nube de humo”, dijeron ciudadanos libaneses en un reporte trasmitido en televisión por la cadena RT.
Efectivamente, innumerables videos difundidos en las redes sociales parecen reflejar un terremoto. Sin embargo, la razón del movimiento es la gran onda expansiva que se extendió por al menos 10 kilómetros a la redonda y se sintió incluso en Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia, según reportes de ciudadanos chipriotas.
“Después de caer en cuenta de que lo que ocurría era una explosión, todo se quedó como en calma, pero sabía que lo peor estaba por venir, que entendería la gravedad de la situación cuando me despertara del letargo y de la impresión del momento”, contó uno de los entrevistados.
Más temprano, el gobernador de Beirut rompió en llanto ante la desolación de la ciudad. Calificó la catástrofe de la peor sufrida por su país y comparable con Hiroshima.
Su opinión la comparten los ciudadanos. “Hay heridos por todos lados, edificios en el piso. El desastre es enorme. Las tiendas, las casas, los carros, todo está devastado”, contaron.
Además, dicen estar preocupados por los hospitales.
“Algunos de los hospitales también están en el piso. Los que quedan tienen una capacidad muy limitada”, expresó uno de los testigos.