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Evo Morales está listo para regresar a Bolivia

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Evo Morales no se arrepiente de haber buscado tener un cuarto mandato, pues asegura que esperaba gobernar 20 años, hasta el año 2025, ya que en esa fecha emblemática del Bicentenario de la fundación de Bolivia habría completado el ciclo de la transformación política y económica del país.

Asilado en México desde el martes pasado, Morales considera que no fueron la protesta social ni los señalamientos de irregularidades electorales los que originaron su salida de la presidencia y del país, sino una confabulación para orquestar un “golpe de Estado” fincado en el racismo.

En entrevista con El Universal, el hoy ex presidente rechaza los señalamientos de fraude electoral y dice que su renuncia al cargo no fue por cobardía, sino para evitar el derramamiento de sangre en Bolivia; resalta que hasta el pasado domingo que dimitió no se había registrado ninguna muerte por herida de bala y que, tres días después, van ya 10 muertos.

El mandatario forzado a renunciar asegura que está listo para regresar a Bolivia de inmediato si la Asamblea de su país no acepta la renuncia que presentó el pasado domingo al cargo. Volvería, sostiene, con el fin de pacificar al país y organizar nuevas elecciones en las que él está dispuesto a no ser candidato.

Morales culpa al gobierno de Estados Unidos de estar detrás del “golpe” que lo sacó de la Presidencia y dice que todas las muertes que se originen en Bolivia por la crisis que generó su salida del poder son responsabilidad de la Organización de Estados Americanos a la que acusa de haber aportado al “golpe de Estado”.

—Usted ha sido admirado por haber logrado muchos cambios en Bolivia, por haber tenido un crecimiento económico muy satisfactorio, por haber llevado un gobierno de igualdad a su país. Sin embargo, sus críticos señalan como un error el que haya querido permanecer otro periodo en el poder. ¿Fue un error haber competido para el nuevo periodo?

—Después de 13 años, casi 14 años, ganamos en la primera vuelta, la derecha nos roba el triunfo. En la primera candidatura a la Presidencia en 2002 [cuando fue declarado ganador Gonzalo Sánchez de Lozada] no he perdido, me la han robado; en esta última candidatura tampoco he perdido, me la han robado y ganamos en la primera vuelta. En 2002 me expulsaron del Congreso, ahora con este conflicto, me expulsaron de Bolivia. Cuando me expulsaron del Congreso tenía apenas cuatro diputados, he vuelto con 27. Ahora que me expulsan de Bolivia por razones políticas regresaremos con millones y millones: estoy convencido porque el pueblo está movilizado frente al golpe de Estado.

No me arrepiento, no, porque ganamos elecciones en la primera vuelta: no como antes, con más de 50%, 60%, pero también quiero decirles que ahora algunos que votaron por la derecha o por otros están arrepentidos. Como he permanecido tanto me acusan de dictadura… pero ahora el pueblo está viendo una dictadura.

El domingo que renuncié, he renunciado para que no agredieran a mis hermanos, a mis hermanas… quemaron un día antes de mi renuncia la casa de mi hermana, el día que estaba renunciando saquearon mi casa: ese es el racismo, han sembrado racismo, es mal visto ser indígena.

—¿Ve entonces un golpe de Estado apuntalado en el racismo?

—Totalmente racismo. Acaban de informarme personas cercanas en la nación que la [proclamada presidenta interina Jeanine Áñez] golpista está gobernando con tanques y helicópteros, metiendo bala por aquí, por allá, hasta el día domingo ni un muerto y hasta ayer, 10 muertos, eso es dictadura.

Les hacen gritar “Evo Cabrón”. Hacen odiar a gente campesina, indígena, originaria, a los más humildes, odio, racismo; usan la Biblia contra la familia, para mí la Biblia es algo sagrado que nos da valores; oran para hacer odiar, rezan para hacer discriminar, usan el Cristo para marginar, para humillar al pueblo.

Yo soy católico y en nuestra Constitución no hay iglesia de primera o de segunda, somos un Estado laico; antes solamente era reconocida la religión católica; ahora no.

Pese a esa situación usan la Biblia contra el más humilde, aquí se repite la historia de los tiempos de la Colonia donde algunos obispos llegaron con la Biblia, te sacaban la Biblia y disparan.

—¿Cuánto tiempo cree que debió permanecer en Bolivia como presidente para haber consolidado por completo su modelo?

—Yo creo que habría bastado hasta el Bicentenario (en 2025), con cinco años más estaba consolidado el crecimiento económico, la integración de Bolivia y la universalización de los distintos programas sociales. Esa es la idea de Bolivia con desarrollo, con igualdad social, con integración, con un tema de industrialización.

—Y las fuerzas que mueven ese golpe ¿usted las identifica, son internas, pero también con apoyos externos?

—Sí, estamos convencidos de eso; desde el momento en que el [gobierno actual] ha sido reconocido primero por Estados Unidos y después por Inglaterra. Esto que está pasando es como en Venezuela, pero ahora en Bolivia.

—¿Ve la mano de Washington en esto?

—Viene desde ahí, por supuesto.

—Pero la Organización de Estados Americanos (OEA) asegura que hubo irregularidades en la elección, que se trató de un fraude. Y usted mismo, al renunciar, podría pensarse que hay un reconocimiento implícito de que fue una elección fallida. ¿Qué opina de eso?

—Yo tenía todavía confianza en la OEA, pero ahora he visto de cerca cómo no solo aportó al golpe de Estado: el día domingo en la madrugada hablé con su jefe porque me informaron que ya había un informe preliminar [sobre los comicios] y eso alimentó al golpe de Estado.

La OEA es, en parte, responsable de los muertos que está habiendo en Bolivia. Yo se lo dije a su representante: “No haga eso, con eso va a incendiar Bolivia” y le advertí que quería que lo supiera Luis Almagro [secretario general de la OEA]. Yo le dije: contácteme con Luis Almagro, no quiso, solo dijo “voy a consultar”; no consultó nada y después sacó su informe.

Yo no pediría que hagan fraude, no haría eso jamás, vengo de las familias más humildes, las familias indígenas; mis padres me enseñaron valores, me enseñaron a nunca mentir, no miento; jamás robar.

Quiero que sepan que cuando era niño mi padre me dijo: “Nunca se roba”, si algún día no tiene [dinero], mejor diga présteme, y si sabe que no va a poder devolver el préstamo mejor decir “regáleme, ayúdeme” que robar.

—¿Cuál es su plan, su estrategia para regresar y continuar con su modelo?

—Mi renuncia está en la Asamblea, si la Asamblea rechaza mi renuncia, qué bueno, y en este momento me siento capaz para pacificar a Bolivia. La pacificación no va a llegar con bala, con arma como se está haciendo. La pacificación llega a Bolivia con diálogo, con la participación de las Naciones Unidas, la Iglesia católica, con los países voluntarios como mediadores.

—¿Pero su idea sería regresar a terminar su periodo, a organizar un nuevo proceso electoral?

—Yo acabo mi mandato, garantizamos las elecciones con un nuevo proceso electoral, pero para eso primero hay que pacificar Bolivia.

—¿Y sin Evo como candidato?

—Sí. Sabe, cuando llegué a la presidencia yo dije: 5 años, estaba contento, feliz; he estado 13 años con nueve meses y 18 días. Récord histórico en Bolivia, primer presidente indígena sin formación académica, con mucha conciencia social, con mucho compromiso con la patria.

Nunca quiero que nuevamente vean niños como Evitos en Bolivia, ese es mi deseo y hemos logrado mucho: 3 millones de bolivianos han pasado a la clase media en nuestra gestión, de 10 millones de habitantes que tenemos en Bolivia. ¿Entonces cómo termina esta obra? Por ahora es terminar mi gestión; después, claro, los militantes continuarán.

—¿En cuánto tiempo se ve de regreso en Bolivia?

—Depende. Por mí, si aporta a la pacificación, mañana mismo, porque me duele que haya tantos muertos, me duele que las fuerzas armadas que he equipado tanto, que ahora tienen 25 helicópteros, ahora abusan del pueblo, no lo comparto. Les digo a los nuevos comandantes: no se manchen con la sangre del pueblo, no usen el que equipo de las fuerzas armadas contra el pueblo, eso es para defender la patria; se equivocan los generales, los comandantes. Pero sé que son los comandantes y generales y no la tropa.

—Pero el tema de la Asamblea pidiendo que regrese, sinceramente se ve complicado. ¿Cree que le pidan que vuelva?

—La bancada (Movimiento al Socialismo, el partido de Evo) está unida, felicito a la bancada que está unida. Si rechazan mi renuncia, tengo que volver para estar con el pueblo, para luchar contra la dictadura, contra el golpe de Estado. Repito, yo renuncié para que no se ofendieran, pero es peor ahora.

—¿Y regresaría aun a costa de su seguridad?

—Es más importante estar con el pueblo y quiero estar con mi pueblo. Vengo de esas bases, de esas grandes luchas, tantas detenciones, torturas, tantos confinamientos, no tengo miedo. Me da más miedo que con algún pretexto maltraten a mi gente.

—¿Cuál es su visión acerca de la manera de gobernar del presidente Andrés Manuel López Obrador, que en muchos aspectos tiene tintes similares a los que usted impulsó en Bolivia?

—No quiero tanto comentar. Los que tenemos asilo político o diplomático no tenemos mucho que comentar. Yo tengo mucho respeto, mucha admiración al presidente López Obrador. Lo conocí cuando era candidato, hice seguimiento por algunos periódicos desde Bolivia y no quisiera inmiscuirme en temas internos de nuestra querida patria como es México.

—Hablemos entonces en general, hubo un triunfo de la izquierda en Argentina, ha habido avances en la izquierda de América Latina, el propio presidente López Obrador es un representante de izquierda. ¿Usted considera que Latinoamérica va hacia ese camino?

—El resurgimiento de las izquierdas en América Latina, yo tengo mucha esperanza de que un día tengamos como en los mejores momentos, con [el expresidente brasileños Luiz Inácio] Lula [da Silva], con [el fallecido exmandatario venezolano Hugo] Chávez; con [el matrimonio presidencial argentino Néstor y Cristina] Kirchner; con [el expresidente ecuatoriano Rafael] Correa; con [el exmandatario uruguayo José] Mujica. Cómo nos hace falta un grupo de líderes de América Latina, con [el fallecido expresidente cubano] Fidel Castro, que tanto soñábamos la integración de toda América Latina y el Caribe. Tengo mucha esperanza de un día llegar como aquellos tiempos con tantos líderes políticos con mucha definición ideológica.

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