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«Evidentemente la mayoría absoluta está muy difícil, pero tampoco me la daban en 2009 ni se la dieron a Juanma Moreno»

por Avatar El Debate

Alberto Núñez Feijóo, nacido en Os Peares, una población de montaña orensana de un centenar de vecinos, cumplirá 62 años el próximo mes de septiembre, y lo hace con opciones de convertirse en presidente del Gobierno, toda vez que encabeza las encuestas y su suma con Vox alcanza la mayoría absoluta. El candidato del PP atiende a El Debate en pleno fragor de la campaña, donde ha ofrecido dos y hasta tres actos electorales al día, un trajín que le ha pasado factura en forma de lumbalgia. En la entrevista promete un plan de choque en los primeros cien días de Gobierno, un Ejecutivo más reducido y una auditoría a fondo de las cuentas públicas.

—Si logra gobernar, ¿cuál será su primera medida?

—Pues lo primero será hacer un Gobierno más reducido que el actual, que ha sido el más voluminoso y costoso de la democracia. No tiene sentido tener 22 ministerios. Mi Gobierno no tendrá más de 15. Por citar solo cinco de las muchas medidas que adoptaremos en los primeros cien días: bajar el IVA de la carne, el pescado y la conserva; deflactar el IRPF a las rentas medias y bajas; auditar todas las cuentas públicas incluido el estado de la Seguridad Social; convocar a los agentes sociales para marcar las prioridades de la legislatura en el ámbito laboral y reunir la conferencia de presidentes para abordar cuestiones como la política hídrica, el reparto de los fondos europeos o la financiación autonómica.

—En la misma línea, si llega finalmente a la Moncloa, ¿intentará adoptar una batería rápida de medidas de urgencia o se inclinará por ir poco a poco? Algunos observadores dicen que la izquierda no tardará en movilizarse en la calle, por lo que le convendría ir rápido…

—En Galicia me montaron una manifestación antes de tomar posesión, no me pilla de nuevas. Trabajaremos desde el minuto uno para revertir la situación en la que se encuentra nuestro país en todos los ámbitos. Como le decía, tenemos un plan para los 100 primeros días de Gobierno para la recuperación institucional, económica y social de este país y lo vamos a llevar a cabo.

—¿Le sorprendió el Sánchez que se encontró en el debate? ¿Cree que realmente lo sucedido aquella noche va a influir mucho en el voto?

—Creo que no sorprende ya ver a un Sánchez que interrumpe, que está nervioso y que no duda en mentir una y otra vez. Es la tónica de la legislatura, fue así también en el Senado, solo que en esta ocasión teníamos el mismo tiempo para debatir y quedó patente que pierde el debate cuando estamos en igualdad de condiciones. En cuanto a la influencia del voto, creo que los ciudadanos han podido ver cuáles son las dos alternativas que se presentan a las elecciones y las ganas de cambio son mayoría.

—¿Cuál es el problema más urgente de España: el rearme institucional y el regreso del juego limpio o el problema económico?

—Ambos son dos problemas fundamentales de nuestro país y por eso debemos afrontarlos en paralelo. Está claro que la recuperación institucional contribuirá a generar estabilidad y certezas y eso siempre es bueno para la economía.

—¿Qué le diría al votante de Vox que cree que el PP le va a fallar en los asuntos de orden moral (eutanasia, aborto, ideología de género…) y en lo que hace a la batalla contra los nacionalismos?

—PP y Vox son partidos distintos y nuestras ideologías no son coincidentes, pero respeto mucho a sus votantes. Los ciudadanos deben tener claro que, ante lo que está sucediendo en este país, con leyes ideologizadas e imposiciones de las minorías, el PP es la mejor garantía de que no se repitan. Lo vimos con la Ley del solo sí es sí, que se pudo corregir gracias al PP, aún sin estar en el Gobierno.

—¿Y qué le diría a un votante del PSOE desencantado que no acaba de verse dando su apoyo al PP?

—Le diría que entiendo que no somos su partido, pero que en este momento somos la solución que necesita España. El sanchismo ha colonizado el PSOE que conocíamos y no hay más que repasar lo sucedido estos cuatro años para que muchos socialistas se sientan avergonzados. El único que puede garantizar que eso cambia, con moderación y seguridad, es el PP.

Alberto Núñez Feijóo – Paula Argüelles

—¿Es posible, a tenor de los datos privados que usted maneja, una mayoría absoluta del PP o siendo franco es el sueño de una noche de verano?

—La mayoría absoluta está muy difícil, es evidente. No hay que olvidar que el PP sacó 89 diputados en las últimas elecciones y una absoluta supondría doblarlos, sería inédito. Pero es cierto que las encuestas nunca me dieron mayoría absoluta en 2009 en Galicia y la logramos; y tampoco se la daban a Juanma Moreno el año pasado en Andalucía y se consiguió. En todo caso, mi aspiración es lograr una mayoría lo más amplia posible.

—¿Qué garantías tienen de que el voto por correo va a ser limpio? Lo cierto es que en la calle muchos ciudadanos están preocupados por este asunto.

—Confío plenamente en Correos, en sus trabajadores y en nuestro sistema electoral, que es modélico, fui presidente de Correos durante tres años. Otra cosa es que la dirección de Correos haya retrasado al máximo las contrataciones y el refuerzo y hayamos vivido una situación de incertidumbre que nadie quería. A cuatro días de las elecciones, 280.000 personas que habían solicitado el voto por correo, según los sindicatos, aún no habían recibido la documentación y estaba en peligro que pudiesen votar. Esto es una muy mala noticia y esto se hubiera evitado si la dirección de Correos hubiese puesto todos los medios cuando había que hacerlo.

—¿Qué es lo que más le gusta de España?

—Me gustan muchas cosas de España: nuestra riqueza paisajística, nuestra diversidad, nuestras costas, nuestro rural, las ciudades, nuestra cultura…. Pero si me tengo que quedar con algo, es con nuestra gente. He podido conocer a miles de personas en la campaña y la gente es nuestro gran valor. El mayor valor de una empresa es su capital humano y el mayor valor de nuestro país son sus ciudadanos.

—¿En qué tipo de país le gustaría que viviese su hijo?

—Pues en un país que supere el enfrentamiento y la división que algunos pretenden y donde prevalezca el diálogo y la concordia. Un país que respete sus instituciones y su historia, donde haya igualdad de oportunidades, empleo para todos y unos servicios sociales modélicos. Un país del que sentirnos orgullosos.