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La Alianza Atlántica está en su momento cumbre, viviendo una fase de gran esplendor. Más unida que nunca ante la guerra iniciada por el presidente ruso, Vladimir Putin, en Ucrania, con un nuevo miembro, Finlandia, y a la espera del próximo: Suecia.

Lejos de la «muerte cerebral» que vaticinó el presidente francés, Manuel Macron, la OTAN da muestras de su fortaleza con el despliegue del mayor ejercicio aéreo de su historia. Macron no ha tenido más remedio que retractarse de su polémica afirmación de 2019, ya que la Alianza está más viva que nunca.

El pasado mes de abril, la organización cumplió 74 años y celebró su aniversario con el ingreso de un nuevo miembro, Finlandia, convirtiéndose en el número 31. El país nórdico, y por el temor a que la guerra de Ucrania se extienda a su territorio, abandonó su histórica posición neutral para resguardarse bajo el abrigo de la OTAN.

Putin y su ofensiva militar han provocado una serie de reacciones en cadena, pero totalmente opuestas a las que el mandatario ruso habría deseado. Un apoyo, sin reticencias a Ucrania, así como una Alianza que se amplía y que duplica su frontera con la Federación Rusa. Para demostrar esta fuerza, la OTAN ha iniciado en Alemania las maniobras Air Defender 23.

Desde el 12 hasta el 23 de junio, 250 aviones y casi 10.000 efectivos de 25 países miembros, además de aliados tradicionales como Japón y Suecia –candidato a integrar la Alianza– surcarán los cielos alemanes para mandar un mensaje a Putin: «Nos podemos defender», en palabras del teniente general Ingo Gerhartz, de la fuerza aérea alemana.

Precisamente, las maniobras Air Defender fueron concebidas en 2018 en gran medida como una respuesta a la anexión rusa de Crimea en 2014. Pero Gerhartz insistió en que no estaban «dirigidas contra nadie». El ejercicio no «enviará vuelos, por ejemplo, en dirección a Kaliningrado», el enclave ruso fronterizo con Polonia y Lituania.

Los ejercicios se basan, principalmente, en un escenario de defensa colectiva amparado bajo el Artículo 5, por el cual los aliados despliegan sus fuerzas aéreas en Alemania para luchar contra fuerzas de ocupación híbridas de un oponente ficticio. «Con el ejercicio Air Defender 23 abrimos un nuevo capítulo en la historia transatlántica», ha declarado Gerhartz.

El objetivo principal es «optimizar y ampliar la cooperación entre las naciones participantes» de la OTAN. Una muestra más de que la organización no cede a los delirios expansionistas del mandatario ruso. «Me sorprendería si un líder mundial no toma nota de lo que esto demuestra en términos de espíritu de esta alianza, la fuerza de esta alianza, y eso incluye al señor Putin», ha reivindicado la embajadora estadounidense en Alemania, Amy Gutmann.


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