Hasta 400.000 personas de origen portugués viven en Venezuela, pero la crisis política y económica los obliga cada vez más a volver al país de sus raíces.
Más de 10.000 emigrantes y sus descendientes han cambiado Venezuela por Portugal desde el año 2016, cuando estalló la crisis en el país.
Alrededor de un tercio de ellos se han establecido en el municipio norteño de Estarreja, donde les espera una asociación encargada de facilitar su llegada.
La inmigrante venezolana Elizabeth Tavares, de 33 años, posa en su cafetería el pasado 4 de febrero en Estarreja, al norte de Portugal
La asociación empresarial SEMA, en esta comunidad a unos 50 kilómetros al sur de Oporto, ofrece a los recién llegados la oportunidad de presentarse alrededor de una imponente mesa ovalada en su sede.
Crispim Rodrigues, quien regresó de Venezuela a Portugal hace unos 20 años, es el primer contacto para los recién llegados que huyen del país.
“La gente a la que le tendemos la mano está en malas condiciones. Ya no pueden vivir en Venezuela y no tienen otra opción que exiliarse”, dice Rodrigues, un hombre de 67 años de edad que ayuda con las formalidades administrativas.
El año pasado, SEMA encontró trabajo para 513 de los recién llegados.
En enero, aproximadamente otros 100 se unieron a ellos en una región que está experimentando escasez de mano de obra, especialmente en la industria, así como en restaurantes y hoteles, y también en el comercio minorista.
Crispim Rodrigues, antiguo emigrante a Venezuela que ayuda en la asociación empresarial SEMA, explica opciones de empleo a Joaquim Tavares y María Elena Bello, una pareja venezolana, el pasado 4 de febrero en Estarreja, al norte de Portugal
Joachim Tavares, un emigrante portugués, es uno de los pocos que ha logrado volver con toda su familia.
“Pedí ayuda para encontrar trabajo. No necesariamente en mi campo, sino un trabajo que pudiera satisfacer mis necesidades”, dijo el ingeniero de 55 años.
Dice estar satisfecho con la aparición de Guaidó, pero no tiene la intención de regresar a Venezuela por el momento, ya que “la magnitud de la tarea para recuperar al país será enorme”.
Café Venezuela
Un automóvil pasa frente al bar Venezuela el pasado 4 de febrero en Estarreja, al norte de Portugal
Después de la isla de Madeira, Estarreja es el segundo punto de origen más importante de la comunidad lusófona de Venezuela.
Una panadería llamada “Venezuela” y una tienda llamada “Caracas” atestiguan el estrecho vínculo con el país y, sin embargo, absorber la afluencia de llegadas ha sido un desafío para una ciudad de solo 27.000 habitantes.
“Nuestra principal dificultad consiste en obtener documentos de identidad. Es una etapa que lleva tiempo, pero es estrictamente necesaria para integrar a estas personas en nuestras empresas”, dice el presidente de SEMA, José Valente.
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