Cuáles serían los ejes que tendrían un segundo período de Donald Trump en la Casa Blanca es algo que no se sabe aún a ciencia cierta.
Lo que sí parece claro es que de ganar las elecciones el año entrante lanzaría toda una cruzada para frenar tanto la migración ilegal como legal hacia Estados Unidos.
Esto incluiría muros, campos de concentración, redadas nacionales, deportaciones masivas, eliminación de visas y muchas otras medidas. Entre ellas, algunas que afectarían directamente a los colombianos. Tanto a los que viven ya en Estados Unidos como los que tenían la esperanza de poder migrar.
Como se recuerda, la presidencia de Trump -entre 2017 y 2021– estuvo marcada por polémicas medidas antiinmigración, como el veto a los ciudadanos de ciertos países de mayoría musulmana, el congelamiento de las solicitudes de asilo y refugio durante la pandemia del covid-19, y la suspensión de vías para llegar a Estados Unidos. También se vieron afectados algunos programas de reunificación familiar y la migración en cadena -cuando un migrante se hace residente y luego solicita al resto de su familia-.
Todo esto estuvo antecedido -y luego acompañado- por una agresiva retórica que usó Trump para catalogar a los mexicanos de “criminales y violadores sexuales”, a naciones del Caribe y África como “países excremento” y propuestas como del muro en la frontera sur, fosas con cocodrilos y el uso de las armas para disparar contra los indocumentados.
Pero, según varios medios de comunicación, y las propias pesquisas del diario El Tiempo, un segundo mandato de Trump, que aspira a la presidencia en 2024, no solo reviviría muchas de esas medidas, sino que las expandiría lo que desde ya es catalogado como la política más extrema contra la inmigración de la historia moderna en este país.
¿Cuáles son las medidas que Donald Trump incluiría y por qué son extremas?
De entrada, Trump, según fuentes, piensa restituir desde el primer día el veto a los musulmanes y el llamado Título 42, el cual se decretó durante la pandemia para suspender las solicitudes de asilo y refugio bajo la idea de que los migrantes podían propagar el virus. Dado que esa emergencia sanitaria ya no existe, la nueva administración alegaría que los recién llegadas son portadores de otras enfermedades, como la tuberculosis.
Así mismo, reimponer el programa “Quédate en México” para los migrantes permanezcan en esta nación mientras sus casos son procesados por las cortes en Estados Unidos y el de un “tercer país”, que negoció con naciones de Centroamérica para que acogieran a muchas personas que pasaron por estas naciones en su periplo hacia suelo estadounidense.
En el caso del “tercer país”. el plan de Trump es expandirlo a otras regiones como Sudamérica, África y Asia. Entre ellos Colombia. Como en el caso de los centroamericanos, la idea sería que los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos se queden en los países de tránsito mientras se procesan las solicitudes.
Dado que estos programas requieren de acuerdos con otros países, un futuro gobierno de Trump condicionaría toda la relación bilateral y ayuda financiera a que acepten sus términos.
En el caso de Colombia, el tema podría ser explosivo dado la situación que actualmente se presenta en el Tapón del Darién, a donde están llegando cientos de miles de migrantes procedentes de otros países y cuyo rumbo final es Estados Unidos. Trump, le dicen varias fuentes a este diario, le exigiría a Colombia que detenga el flujo y se quede con los migrantes de manera temporal.
“Los estadounidenses deberían entender que estas propuestas políticas son una agenda autoritaria, a menudo ilegal, que destruiría casi todos los aspectos de la vida estadounidense”
Además, en una segunda presidencia de Trump, se cancelarían las visas de estudiantes extranjeros que participen en protestas anti-israelíes. Se ordenaría a los funcionarios consulares en el extranjero ampliar la evaluación ideológica de los solicitantes de visas para detectar a personas consideradas por su administración como antiestadounidense y se cancelaría el estatus de protección temporal a personas de países considerados inseguros o los que se han concedido por razones humanitarias, como los que cobijan actualmente a personas de Afganistán, Venezuela y Haití.
En muchos de estos casos, se dejarían expirar los actuales permisos de residencia, que normalmente se renuevan cada dos años, y luego sería deportados así lleven décadas viviendo en el país.
Eso incluiría a más de medio millón de venezolanos al que se les acaba de ofrecer estatus de protección y permisos de trabajo temporal.
Trump, además, intentaría poner fin a la ciudadanía por nacimiento para bebés nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados. Aunque se trata de un derecho cuya eliminación requiere una ley del Congreso o una sentencia de la Corte Suprema, el expresidente buscaría debilitarlo ordenando a las agencias del gobierno que dejen de emitir documentos como la tarjeta de seguro social, la partida de nacimiento o el pasaporte para impedir que puedan reclamar la ciudadanía.
El expresidente, le confirmaron fuentes a este diario, también pretende atacar la llamada “migración en cadena” para impedir que personas que hayan recibido una “green card” o permiso de residencia puedan solicitar y llevar a Estados Unidos a otros familiares, como padres y hermanos.
Algo que, de hecho, Trump intentó durante su primera administración y pudo implementar durante los años del covid-19, cuando puso estos programas en remojo mientras se resolvía la emergencia sanitaria.
Una movida muy criticada y hasta cínica, pues los suegros de Trump – es decir los padres de Melania- terminaron llegando a Estados Unidos por esa misma vía.
Se anticipa, además, que Trump cancele el programa de Reunificación Familiar que se anunció durante el verano y que está permitiendo que ciudadanos o portadores de “green cards” traigan a sus familiares colombianos de manera “exprés” mientras avanzan sus solicitudes de residencia.
Así mismo, pasaría al congelador gran parte de la agenda migratoria que tiene el gobierno de Gustavo Petro con la administración Biden y que incluyen pasos para ingresar al programa de exención de visas para colombianos y el de Salida Forzosa Diferida (o DED por su sigla en inglés) para que los indocumentados puedan permanecer en el país de manera temporal.
Los planes del exmandatario incluyen, a su vez, la deportación masiva de millones de personas a través de varios vehículos.
Uno de ellos es ampliar de manera significativa lo que se conoce como la deportación por “expulsión acelerada” que les permite a las autoridades retornar a ciudadanos de otros países de manera expedita y sin el trámite del proceso regular que incluye el acceso a cortes y derechos de apelación que a veces se tardan años en finiquitar.
La idea es hacerlas de manera retroactiva. pues una ley que no se aplica actualmente permite remover a una persona hasta dos años después de su llegada.
También han dicho que invocarán la Ley de Enemigos Extranjeros, una arcaica medida aprobada en 1798 que permite expulsar sin debido proceso a personas de países “con los que Estados Unidos está en guerra, que han invadido a Estados Unidos o que han participado en incursiones depredadoras”.
Pero en este caso se usaría para deportar de manera sumaria a presuntos miembros de cárteles de la droga y otras bandas criminales.
Para ubicar a los indocumentados, la estrategia plantea un impresionante aumento de personal para realizar redadas masivas en puestos de trabajo que, por lo general, emplean a este tipo de personas.
Los capturados serían llevados a nuevos centros de concentración de ilegales que serían construidos en diferentes zonas del país para albergar a los migrantes mientras se procesan y son expulsados.
¿Qué tan probable es que estas medidas adoptadas por Trump sean aprobadas?
Lo más probable es que buena parte de estas medidas en las que trabaja un futuro gobierno Trump sean demandadas antes las cortes del país.
Todd Schulte, presidente de FWD, un grupo que se dedica a la defensa de la inmigración y la justicia penal dice que el grueso de ellas son pura “demagogia xenófoba” dirigida a la base del partido republicano, que suele responder favorablemente a este retórica.
“Los estadounidenses deberían entender que estas propuestas políticas son una agenda autoritaria, a menudo ilegal, que destruiría casi todos los aspectos de la vida estadounidense: hundiendo la economía y violando los derechos civiles básicos de millones de inmigrantes y estadounidenses nativos por igual”, le dijo Schulte al New York Times.
Como sucedió en la campaña para las elecciones del 2016, Trump ha venido atizando la hoguera antiinmigrante que muchos piensan le abrió las puertas de la Casa Blanca.
En recientes declaraciones, por ejemplo, ha recrudecido los ataques alegando que líderes extranjeros están desocupando cárceles y centros para enfermos mentales con el objetivo de enviarlos a Estados Unidos como migrantes.
Así mismo, que los migrantes “están envenenado la sangre estadounidense” -una alusión que tiene su origen más reciente en la Alemania nazi- y que muchos son especies de Hannibal Lecter, el asesino en serie y caníbal ficticio que protagonizó el actor Anthony Hopkins en la película El Silencio de los Inocentes.
Aunque la retórica de Trump puede ser política, tener fines electorales y es de difícil ejecución bajo las leyes de Estados Unidos, muchos piensan que en esta ocasión podrían llegar lejos.
Por dos razones fundamentales. De un lado, el mismo público estadounidense se ha ido tornando más duro frente la inmigración dada la crisis que se está presentado en la frontera sur, donde a diario están llegando miles de personas, y que se ha expandido a las principales ciudades del país como Nueva York y Chicago.
De otro, muchas de estas demandas terminarán llegando a una Corte Suprema que hoy día es controlada por los conservadores y que podría darle la razón al expresidente.
Así mismo, y en contraste con la administración anterior, Trump piensa rodearse de personas dispuestas a implementar sus políticas y que llevan años preparándose para no cometer los errores que impidieron su aplicación durante su primer gobierno.
Por supuesto, falta ver si Trump termina siendo el elegido en las primarias del partido republicano y si luego puede derrotar a Biden.
Pero tanto sus palabras como los planes en los que ya se trabaja hablan claro de lo que está por venir en caso de que ambas cosas se materialicen.