Llegan de «lugares desconocidos» con «lenguas verdaderamente extranjeras, nadie las habla», repite el republicano Donald Trump como un mantra en sus mítines, pero este rechazo al extranjero ¿no será miedo al pobre? En cualquier caso, pueden ser «una fuerza» y cuentan en las urnas.
A continuación, cinco elementos de la migración, un tema clave para las presidenciales de noviembre, que posiblemente disputarán el demócrata Joe Biden, candidato a su reelección, y Trump.
¿Xenofobia o aporofobia?
Decía el filósofo español José Ortega y Gasset que «no sabemos lo que nos pasa, eso es lo que nos pasa».
Por eso, la también filósofa española Adela Cortina le puso nombre: aporofobia. Y la Real Academia Española lo adoptó.
La palabra xenofobia, del griego «xeno» (extranjero) y «fobia» (miedo o aversión), se quedó corta para describir una realidad que sacude a las sociedades de los cinco continentes.
«Y es que no repugnan los orientales capaces de comprar equipos de fútbol o de traer lo que en algún tiempo se llamaban ‘petrodólares’, ni los futbolistas de cualquier etnia o raza, que cobran cantidades millonarias pero son decisivos a la hora de ganar competiciones (…)», afirma Cortina en su libro «Aporofobia, el rechazo al pobre».
«Por el contrario, lo cierto es que las puertas se cierran ante los refugiados políticos, ante los inmigrantes pobres», de modo que «el problema no es entonces de raza, de etnia ni tampoco de extranjería, el problema es de pobreza. Y lo más sensible en este caso es que hay muchos racistas y xenófobos, pero aporófobos, casi todos», añade.
«Nuestra gente»
Trump agita el miedo al migrante basándose en las cifras récords de llegadas a la frontera entre Estados Unidos y México, donde la patrulla fronteriza estadounidense los ha interceptado más de 2,7 millones de veces desde enero de 2023.
Si gana los comicios Trump promete «la deportación más grande en la historia» de Estados Unidos.
Los migrantes «están matando a nuestro país, están matando a nuestra gente» y «envenenan la sangre del país», afirma el expresidente, que acuñó un nuevo término: el «crimen migrante».
«Tenemos millones y millones de personas, y provienen de prisiones y cárceles», de «instituciones mentales y manicomios», dice de ellos.
Esta retórica antimigrante, que le ha valido comparaciones con Adolf Hitler, no está exenta de peligro.
Porque la palabra tiene poder.
«Nuestro sesgo cognitivo nos lleva a prestar más atención a los mensajes que nos generan emociones negativas intensas, como el enfado o la indignación. En otras palabras, es una cuestión neuronal, un instinto de supervivencia que nos lleva a estar alerta ante posibles amenazas, por lo cual prestamos mayor atención a este tipo de contenidos», afirma Carlos Escobar en un artículo publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Los otros
Según la OIM, la migración irregular es un movimiento de personas que se desplazan al margen de las normas de los países de origen, de tránsito o de acogida.
Un migrante puede hallarse en esta situación por varias razones: por entrada ilegal en el país, por residir sin respetar la normativa de visado o permiso de residencia o por trabajar sin tener derecho a hacerlo.
En Estados Unidos viven alrededor de 11 millones de migrantes en situación ilegal.
En su inmensa mayoría los migrantes atraviesan el llamado duelo migratorio que puede desembocar en el Síndrome de Ulises o Síndrome del migrante con estrés crónico y múltiple. Un duelo extremo.
Una necesidad
Según el Banco Mundial, «en la próxima década, la migración será cada vez más necesaria para todos los países, independientemente de su nivel de ingreso», sobre todo en los estados donde la población ha dejado de crecer.
«La migración puede ser una fuerza poderosa para generar prosperidad y desarrollo», afirmó el año pasado el director gerente sénior del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg.
«Cuando se gestiona adecuadamente, proporciona beneficios para todas las personas, tanto en las sociedades de origen como de destino», aseguró.
Las cifras del poder
Uno de cada ocho residentes en Estados Unidos es un migrante, afirmó en noviembre pasado el Consejo Estadounidense de Inmigración (AIC).
En 2021 eran 45,3 millones de personas, que pagaron más de 500.000 millones de dólares en impuestos.
Además el 20% de todos los empresarios estadounidenses eran migrantes.
Más de 30 millones de latinos pueden votar en las presidenciales de noviembre, una cifra superior a la de afroestadounidenses, estima el Pew Research Center.
Tradicionalmente poco más de la mitad acude a las urnas.
Según el Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) lo harán por lo menos 17,5 millones de hispanos.