Comer en la terraza de un restaurante, visitar un museo o ir al cine: los franceses recuperaron parte de su libertad perdida este miércoles, un alivio tras más de seis meses de duras medidas para contener la expansión del covid-19 en el país.
Con más de 108.000 muertos, Francia es uno de los países europeos más enlutados por el coronavirus, pero la situación sanitaria ha mejorado tras meses de restricciones y la aceleración de la campaña de vacunación.
Aunque pidió a los franceses mantenerse atentos frente a las variantes del coronavirus, el portavoz del gobierno, Gabriel Attal, se mostró optimista frente a un regreso a una vida cada vez más normal con la reactivación progresiva y prudente de la actividad económica.
Pese a chubascos intermitentes y temperaturas inusualmente bajas para un mes de mayo, los cafés, bares y restaurantes volvieron a abrir sus terrazas, con limitación de seis comensales por mesa y aforos reducidos a 50%.
Uno de los primeros en reinaugurar las terrazas fue el jefe de Estado, Emmanuel Macron, que tomó un café con el primer ministro, Jean Castex, en una terraza cerca del Palacio del Elíseo, sede de la presidencia.
«Este café es un pequeño momento de libertad recuperada, fruto de nuestros esfuerzos colectivos», dijo el mandatario.
Menos mediático pero sin duda más placentero fue el desayuno de Jean, un jubilado parisino que disfrutó en terraza de un café con leche acompañado de un croissant.
«¡Esperaba con ansia este día! Antes del cierre venía todas las mañanas, me tomaba uno o dos cafés y leía el periódico, era mi ritual antes de arrancar el día», dijo a la AFP este habitante del histórico barrio de Saint-Germain, que no baja la guardia pese a que ya recibió las dos dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech.
No obstante, no todos los establecimientos abrieron sus puertas este miércoles. Algunos esperarán hasta la tercera fase de la desescalada, prevista el 9 de junio, para volver a la actividad, ya que consideran que no es rentable abrir antes.
El toque de queda nocturno, aunque a partir de este miércoles comienza dos hora más tarde, a las 21H00 en vez de las 19H00, también podría frenar el jolgorio.
«El modelo económico no funciona con 50% de aforo y un cierre a las 21H, mi estructura no lo permite, no funciona», lamentó el célebre chef francés Philippe Etchebest, que dirige las cocinas del restaurante le Quatrième Mur, en la ciudad de Burdeos.
«¡Nos hizo mucha falta!»
Tras 203 días seguidos de cierre, durante los cuales dependieron principalmente de las ayudas estatales para mantenerse a flote, los franceses regresaron también a los museos, cines y teatros.
«¡Nos hizo mucha falta! Quería estar aquí a primera hora», dijo Tom, de 25 años de edad, mientras esperaba junto a una veintena de personas la apertura del mítico museo del Louvre, el más visitado del mundo.
Además de una limitación de aforo de una persona por cada 8 m2, para garantizar una visita en condiciones óptimas, el público debe reservar un horario previamente y el uso de mascarilla es obligatorio.
«Reservamos hace una semana», contó Théa, de 18 años, que visitó el museo con su madre Aurore. «Es aún mejor que en tiempo normal porque casi no hay turistas», añadió exultante la joven que pudo ver a la Mona Lisa, la famosa pintura de Leonardo da Vinci, sin hacer fila.
Privado de sus turistas extranjeros, especialmente estadounidenses, chinos, japoneses y brasileños, que representan habitualmente 75% de las entradas, el museo espera una mayor concurrencia de visitantes nacionales, sedientos de cultura.
Los amantes del cine también se dieron cita desde temprano por la mañana para ver una de las decenas de películas en cartelera.
«Vinimos a primera hora porque tenemos todo un programa previsto para la jornada», dijo Valérie, de 66 años, acompañada de su hermana Albertine, de 65, antes de comprar una entrada para la película Adieu les cons de Albert Dupontel, en una sala a la orilla del Sena.
Esta ola de reaperturas marca la segunda etapa del plan en cuatro fases anunciado a finales de abril por Emmanuel Macron. Está previsto que continúe el 9 de junio con la reapertura del interior de cafés y restaurantes, aforos menos estrictos y un toque de queda a las 23H00, que desaparecerá por completo el 30 de junio, si la situación lo permite.