El coronavirus se mueve por la región a velocidades disímiles. Las razones de esto pueden ser variadas: las medidas que cada gobierno ha tomado para paliar la crisis es una, pero también están la cantidad y densidad de población en cada país y el nivel de compromiso que los ciudadanos han tenido.
En Uruguay el virus se ha esparcido ya por distintos barrios de la capital, mientras que hay casos aislados en algunos departamentos del interior. Sin embargo, son pocas las jornadas en que las autoridades sanitarias anuncian más de una quincena de casos y el gobierno advierte que la curva ha logrado aplanarse.
Pero Uruguay no está solo, sino rodeado por dos de los países de América Latina que más sufren la pandemia. Por un lado Brasil, que mientras los casos crecen a los niveles de las tierras más afectadas por el covid-19, sigue protagonizando un divorcio entre lo que dice su presidente Jair Bolsonaro y lo que los expertos advierten que es necesario hacer. Y por el otro Argentina, que ha vivido en los últimos días una multiplicación importante de los casos.
En Brasil el número de infectados y fallecidos no para de crecer, y no hay indicios de un achatamiento de la curva. La tasa de letalidad es mucho mayor que en otros países. Mientras en Uruguay esta se coloca en el entorno de 2,5% y en Argentina en 5%, Eliseu Alves Waldman, epidemiólogo de la Universidad de San Pablo, sostiene que en Brasil es de 6,5% en promedio, y alcanza 10% en la periferia de las grandes ciudades y en aquellas regiones donde el sistema de salud no llega a atender a todos los pacientes, como Manaos y Fortaleza.
Tanto en Argentina como en Brasil se advierte que no se ha llegado aún al pico de casos, y que se está en una etapa de expansión del virus. Lo mismo sucede en Chile, que en esta última semana ha reportado más de 2.600 pacientes positivos en un solo día (el miércoles). Perú también espera por un aumento significativo. El epidemiólogo Luis Suárez-Ognio, exdirector del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades del Ministerio de Salud peruano, afirma que en ese país “se está pasando de una transmisión sostenida a una diseminada que llegará a lugares lejanos” y que esto “no se puede evitar”.
Hoy por hoy no hay señales de desconfianza en cuanto a los datos que se reportan, salvo por lo que sucede en Venezuela, que notifica oficialmente una cantidad de test mucho mayor que la de sus vecinos y muy pocos casos positivos. Sin embargo, los opositores al chavismo sostienen en privado que posiblemente no sean muchos más los positivos reales.
En México, en tanto, pese a un repunte que hubo en los primeros días de mayo, el gobierno sostiene que se ha podido aplanar la curva.
Hospitales en crisis
La debilidad de los sistemas de salud de la región se hace notar con la presencia del covid-19. En el caso de Venezuela, donde hace varios años la oposición advierte la existencia de una emergencia sanitaria, la cuarentena busca frenar un posible desborde que para la oposición sería catastrófico. Esto pese a que el gobierno de Nicolás Maduro sostiene que hay unas 20.000 camas de CTI en el país, algo que sus rivales niegan. Douglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana, advierte por su parte que los hospitales no cuentan con lo mínimo imprescindible, en muchos casos ni siquiera con agua y jabón.
En Brasil, en caso de que el virus se siga esparciendo como ahora, el Sistema Único de Salud (SUS) probablemente no sería capaz de atender toda la demanda. El gobierno lo sabe, por eso en las últimas semanas se han instalado hospitales de campaña; ya son unos 80 distribuidos por 19 estados.
Tanto en Argentina como en Uruguay la principal preocupación está puesta en las camas de cuidados críticos. Tras la advertencia de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, muchos centros de salud han improvisado habitaciones de cuidados intensivos en salas comunes. En Uruguay el gobierno ordenó a hospitales y mutualistas incrementar en un 30% las camas de CTI, para lo que se ha realizado una importante exportación de respiradores.
En tanto, varios centros de salud en la región se han visto golpeados económicamente por la falta de pacientes. En Uruguay personal administrativo de sanatorios privados fueron enviados al seguro de paro, aunque prometieron reincorporarlos al final de la pandemia. Más compleja es la situación de Puerto Rico, donde los hospitales han advertido a las autoridades que al suspenderse cirugías y consultas, y al no recibir la cantidad de pacientes de Covid-19 que tenían prevista, se han visto en la obligación de prescindir de parte de su personal.
*Con información del Grupo de Diarios América (GDA), integrado por La Nación (Argentina), O Globo (Brasil), El Mercurio (Chile), El Tiempo (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa Gráfica (El Salvador), El Universal (México), El Comercio (Perú), El Nuevo Día (Puerto Rico), El País (Uruguay) y El Nacional (Venezuela).