El nuevo coronavirus ha significado un duro golpe para todos los países del mundo, aunque no todas las naciones han recibido el impacto en las mismas condiciones. En Latinoamérica, la lucha contra la pandemia del covid-19 se libra en muchos casos en medio de otros graves problemas: un severo brote de dengue, débiles sistemas sanitarios, falencias en salubridad, además de la presencia de otros males como la anemia y la desnutrición.
En este escenario, la región ha debido crear protocolos para hacer frente al virus, preparar y potenciar sus sistemas de salud, así como establecer planes económicos de emergencia y gestionar sus recursos en tiempo récord. Todo esto mientras los ciudadanos son bombardeados con noticias falsas sobre el covid-19.
Por ello, el Grupo de Diarios América ha preparado un diagnóstico de las condiciones en las que se encuentra la región ante la pandemia, a partir de las experiencias recogidas por los diarios que integran el grupo de medios en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.
Antes que nada, se debe entender que el brote de coronavirus encontró a los países de la región en una situación dispar en cuanto a salubridad, un hecho preocupante si se considera que este virus no puede combatirse sin higiene.
Casi todos los países mencionados en esta nota cuentan con hospitales con un servicio adecuado de agua potable o afirman que se ha procurado garantizar los mínimos productos de higiene a esas entidades ante la pandemia. Sin embargo, una realidad muy diferente se vive en Venezuela. El diario El Nacional afirma que tras la confirmación de los primeros dos casos de coronavirus en Venezuela, personal médico denunció que los hospitales del país no están preparados para atender la pandemia.
“El médico cirujano Carlos Prosperi aseguró que en los centros de salud venezolanos no hay servicio de agua constante, no se realiza la limpieza adecuada, no cuentan con insumos y tampoco con el personal necesario. En la capital, los hospitales pueden recibir el servicio de agua cada dos o tres días. Mientras que en el interior del país la crisis de los servicios públicos es mucho más aguda”, señala el medio.
Asimismo, países como Uruguay, Puerto Rico y México destacan que el virus provocó una demanda excepcional de productos como alcohol en gel y mascarillas a nivel general. En el caso de México, el diario El Universal afirma que semanas previas a la confirmación del primer caso positivo de covid-19, durante una visita al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, personal de salud advirtió que no contaba con recursos como jabón y gel antibacterial.
En Argentina, el diario La Nación señala que los ministerios de Salud de las provincias del país reforzaron la provisión de elementos de higiene para el personal y los pacientes. Sin embargo, indica que es difícil confirmar acerca de material faltante en algunos casos.
El acceso al agua potable en las viviendas también es un grave problema en muchos países de la región. Solo Uruguay, Puerto Rico, Chile y México afirman tener un servicio de agua eficiente en la mayoría de su territorio.
El panorama en los hogares de Venezuela en cuanto al acceso al agua no es mejor que en sus hospitales. En Caracas, los venezolanos deben pasar esta crisis con su servicio de agua potable intermitente, situación que empeora en otras partes del país.
En tanto, 6 de los 50 millones de colombianos no cuentan con agua potable suministrado directamente a sus hogares, mientras que la falta de saneamiento básico en Brasil deja a 35 millones de personas sin agua tratada y 100 millones sin recolección de aguas residuales.
En Argentina, más de 15% de las viviendas no tiene conexión domiciliaria a la red pública de suministro de agua, y en El Salvador el abastecimiento es un grave problema que afecta sobre todo al área metropolitana, donde hay colonias que han pasado hasta 15 días sin el servicio. La situación es todavía más crítica en lugares como Soyapango e Ilopango, al oriente de San Salvador.
En el Perú, el diario El Comercio afirma que la falta de una cobertura adecuada en la red de agua en todo el país está pasando factura en épocas de pandemia.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática, al 2017, 89% de las viviendas peruanas cuenta con acceso a agua potable y 73% a la red pública de alcantarillado. Más aún, se observa un notable retraso en la cobertura de las zonas rurales. La cobertura de agua potable en el Perú asciende a 94% en el área urbana y a 72% en el rural, mientras que la del alcantarillado es de 72% en la zona urbana y apenas 18% en el ámbito rural.
Una situación particular vive Costa Rica, donde la emergencia sanitaria por el coronavirus coincide con la estación seca en el país, en momentos en que se estaba aplicando un programa de racionamientos.
Ante los insistentes llamados de las autoridades a lavarse las manos, algunas comunidades del país centroamericano que estaban sufriendo cortes protestaron para exigir que se normalizara el servicio. Esto hizo que las autoridades redujeran el plan de racionamientos y agilizaran la construcción de pozos para abastecer al área metropolitana.
Recursos insuficientes
Los reportes de todos los países consultados reflejan que el número actual de camas de hospital, infectólogos, respiradores, mascarillas y personal médico en la región es insuficiente para hacer frente a la pandemia. Así, los sistemas de salud han emprendido su preparación y contención ante el covid-19 en medio un déficit de recursos médicos, que hoy luchan por mejorar en tiempo récord.
En Uruguay, el diario El País afirma que “pese a que los más optimistas piensan que los focos de coronavirus están controlados, el sistema de salud se preparara para lo peor”. Según los datos del Ministerio de Salud Pública, hay 650 camas de cuidados intensivos disponibles en Uruguay, de las cuales 150 pertenecen al sector público. “La idea es llevar este número al menos a 900, además de comprar 400 respiradores y crear centros especializados”, señala el medio.
En la misma línea, O Globo de Brasil apunta que los datos sobre la disponibilidad de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en el país son preocupantes: de las 16.000 camas para adultos en el Sistema Único de Salud (SUS), 95%, o 15.200, están ocupadas. Para satisfacer la creciente demanda en un escenario de avance de la epidemia en el país, la capacidad debería aumentar en 20%, es decir, se necesitarían al menos 3.200 nuevas camas de UCI.
En tanto, según el diario El Nuevo Día, se estima que en Puerto Rico hay unas 10.000 camas hospitalarias y 500 unidades o camas de cuidados intensivos, mientras que en toda la red hospitalaria de El Salvador hay aproximadamente 5.000 camas, que incluyen el sistema privado y el Seguro Social, en muchos lugares algunas ya en malas condiciones.
Por su parte, Colombia tiene un índice de camas hospitalarias de 1,7 por cada 1.000 habitantes y específicamente en los servicios de cuidados intensivos, este índice varía, dependiendo de las regiones.
En tanto, Chile cuenta con 214,34 camas por cada 100.000 habitantes.
En el Perú hay en total 820 camas de cuidados intensivos y 900 ventiladores mecánicos. De esta cifra, 504 camas UCI están disponibles para la emergencia del covid-19. En promedio, el país tiene 2 camas UCI por cada 100.000 habitantes. “Lo ideal es tener 10 camas UCI por cada 100.000 habitantes”, indica El Comercio.
El diario La Nación de Argentina señala que en el país hay 5 camas de hospital por cada 1.000 habitantes (cifras de 2019), además de entre 3 y 4,5 camas de terapia intensiva por cada 1.000 habitantes.
En México, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, informó en enero pasado que el país debería tener 18 camas hospitalarias por cada 10.000 habitantes, pero solo cuenta con 8. Sin embargo, el funcionario afirmó que para atender el covid-19, el país tiene un protocolo de reacción inmediata, que consiste en habilitar 2.187 camas de terapia intensiva y poner a disposición 3.011 ventiladores.
La situación más dramática está una vez más en Venezuela, donde el Ministerio de Salud ni siquiera emite información oficial sobre la situación de los hospitales del país. Sin embargo, se ha constatado que en cuanto a las mascarillas y guantes, en la mayoría de hospitales que disponen del material solo lo usan para emergencias y áreas críticas. En otros, el personal optó por elaborar topabocas de tela y material de uso quirúrgico. En varios hospitales no disponen de mascarillas.
En cuanto a los protocolos adoptados ante la pandemia, los países siguen, en general, lineamientos muy similares que incluyen medidas de prevención con cierre de fronteras y aeropuertos, confinamiento obligatorio en casa, medidas de higiene tanto a nivel personal, como laboral y en el hogar (lavado de manos, uso de mascarillas y desinfección de objetos y prendas de vestir), además de estrategias específicas de distanciamiento social, higiene y aislamiento para casos sospechosos y asintomáticos.
Asimismo, las prioridades para realizar la prueba de descarte son para pacientes hospitalizados con signos y síntomas compatibles con covid-19, personas sintomáticas, como adultos mayores de 65 años de edad o más y personas con condiciones crónicas y/o un sistema inmunológico comprometido y cualquier persona, incluyendo personal de cuidado de la salud, que dentro de los 14 días del comienzo de síntomas tuvo contacto cercano con un paciente sospechoso o confirmado por laboratorio de covid-19 o que tiene un historial de viaje desde las áreas geográficas afectadas dentro de los 14 días de su aparición de síntomas.
Golpe económico
El impacto negativo del nuevo coronavirus en las economías de la región es evidente e inevitable, por lo que varios países han emprendido políticas de ayudas a los ciudadanos y otras medidas económicas para mitigar el impacto del brote.
“El golpe está siendo muy duro. Desde ya, se sabe que el sector público deberá enfrentar nuevos gastos en políticas de salud, en asistencia a poblaciones específicas (personas en situación de calle, por ejemplo) y en seguros de desempleo (especialmente), al tiempo que recaudará mucho menos. También se sabe que mientras dure esta incertidumbre, habrá caídas en las exportaciones a otros mercados y nosotros mismos retrasaremos el consumo de bienes durables y en categorías como restaurantes, entretenimiento, ocio y turismo”, afirma El País de Uruguay.
O Globo afirma que la crisis del coronavirus derribó las proyecciones de crecimiento de la economía brasileña y varios bancos ya predicen una recesión. “El gobierno originalmente pronosticó una expansión del 2,4%. El número ya ha sido revisado a 2,1%, y la proyección oficial debería reducirse nuevamente”, apunta.
El 12 de marzo, el Ministerio de Economía brasileño estableció un grupo de crisis para monitorear los efectos del coronavirus en la economía. El gabinete reúne a los principales asesores del ministro Paulo Guedes. El Ministerio de Economía ya ha lanzado cuatro conjuntos de acciones para enfrentar la crisis. En valores actualizados, representan una inyección de R $ 179,6 mil millones.
En Chile, El Mercurio explica que el coronavirus comenzó a impactar cuando China (primer socio comercial para un país cuya economía está orientada al libre comercio) cerró sus puertos. La llegada de la pandemia a Chile implicará un mayor deterioro de las cuentas fiscales del país este año y la Dirección de Presupuestos (Dipres) del Ministerio de Hacienda ha estimado que, producto de la paralización de la actividad económica y la baja en el precio del cobre, el fisco vería una merma de ingresos previstos para este año de entre US$ 4.500 y US$ 5.000 millones.
El medio apunta que ante la difícil situación, en Chile está en desarrollo un plan de estímulo y ayudas por casi 11.750 millones de dólares, que representa 4,7 puntos del PIB. El plan tiene 3 ejes: la protección de los empleos, la inyección de liquidez para las empresas con especial énfasis en las pymes, y apoyar los ingresos de los más vulnerables. Entre las medidas destacan la protección de los trabajadores que no podrán acudir a sus lugares de trabajo, un bono de $ 50.000 por carga familiar y postergaciones de pagos de impuestos y contribuciones.
En Argentina, La Nación indica que las consultoras locales ya estiman que el PBI argentino –de unos 450.000 millones de dólares– caerá este año 2%, agravado por el impacto del nuevo coronavirus. Esto profundizaría la crisis económica. Se podrían perder unos 5.000 millones de dólares en la generación de bienes y servicios. Solo en enero de 2020, las exportaciones de carne cayeron 38,2% con respecto del último cuatrimestre de 2019, principalmente por una disminución de los envíos a China.
Asimismo, La Nación de Costa Rica destaca que “sectores como turismo, restaurantes, bares, casinos, transporte, entretenimiento y deporte han sufrido un durísimo impacto debido al cierre de las fronteras y a la cancelación total de eventos masivos”.
Por su parte, el Perú ha puesto en marcha un plan económico que busca mitigar el impacto de esta crisis. Serán, de momento, más de US$ 25.000 millones, el equivalente a 12% del producto interno bruto del país. En la primera etapa de reactivación se han destinado S/ 30.000 millones (US$ 8.500 millones) y en la segunda etapa se destinará una cantidad similar.
En Venezuela, el experto petrolero Orlando Ochoa alertó que el país tiene una enorme vulnerabilidad social y económica ante el virus. Recalcó que la capacidad de respuesta está restringida a razón de la crisis política y sanciones estadounidenses.
Por otro lado, la mayoría de países afirma que sus gobiernos conformaron una especie de comisión de crisis para coordinar todas las acciones para atender la crisis desde el punto de vista sanitario y socioeconómico. Asimismo, en casi la totalidad de los casos las autoridades brindan conferencias de prensa diarias para dar actualizaciones del estado de la crisis.
El diario La Prensa Gráfica de El Salvador indica que en el país hay una campaña pública de esclarecimiento “permanente intensificada por la desinformación que también lanzan. Desde febrero el gobierno creo el Gabinete de Salud Ampliado y destinó $ 8,5 millones para tratar la pandemia, se han hecho esfuerzos entre el Ministerio de Salud y los alcaldes, así como las direcciones de Protección Civil Municipales. La declaratoria de emergencia nacional unifica todas las medidas”.
En Brasil, las medidas son impulsadas y notificadas por los gobiernos federal, estatal y municipal.