España vota este domingo en unas elecciones municipales y regionales que servirán de antesala para las legislativas nacionales en seis meses. En estas últimas, según las encuestas, el socialista Pedro Sánchez podría caer derrotado frente a la derecha.
Unas 35,5 millones de personas podrán votar en los colegios electorales, que abrieron a las 07:00 y cerrarán a las 18:00 hora local. En ellas, se renovarán la totalidad de los municipios, los parlamentos, y por tanto los gobiernos, de 12 de las 17 regiones del país.
«Si la izquierda supera las expectativas y logra mantener el control de la mayoría de los gobiernos regionales en juego (…), sugerirá que las elecciones generales serán muy reñidas y será un buen augurio para sus posibilidades de mantenerse en el poder» a finales de año, estimó esta semana Federico Santi, analista del gabinete Eurasiagroup.
Pero si, como auguran las encuestas, se produce un giro a la derecha, el líder del Partido Popular (PP, conservadores), la principal formación de oposición, Alberto Núñez Feijóo, podría «aprovechar este impulso» para llegar en las legislativas a La Moncloa, sede del gobierno, agrega Santi.
Presidente del gobierno desde 2018, Pedro Sánchez llega a esta prueba electoral con desventajas. En primer lugar, el desgaste del poder, seguido de la alta inflación -si bien menor que en la mayoría de los países europeos-. Y, por último, la caída del poder adquisitivo resultante.
La imagen del gobierno ha sufrido por las reiterados enfrentamientos entre los socios de coalición: los socialistas y la izquierda radical de Podemos.
¿Plebiscito?
Ante este panorama, Núñez Feijóo ha buscado presentar las elecciones del domingo como un plebiscito sobre Sánchez. Al jefe de gobierno lo acusa de estar subordinado tanto a la izquierda radical como a partidos independentistas del País Vasco y Cataluña. Estos suelen apoyar al gobierno para aprobar sus reformas.
«Vengo a pedir el voto a la España que quiere derogar el ‘sanchismo’ desde este mismo domingo», lanzó Núñez Feijóo la noche del viernes en el mitin de cierre de campaña en Madrid, usando el término con el que se refiere al gobierno.
De su lado, Sánchez hizo campaña sacando pecho del balance de su gobierno. Sobre todo en materia económica o en la lucha contra la sequía y la gestión del agua, un tema cada vez más central en España, país europeo en primera línea frente al cambio climático.
«A España le sientan mejor las políticas socialdemócratas que las neoliberales, gestionamos mucho mejor la economía», dijo Sánchez la noche del viernes en Barcelona.
De las 12 regiones que renovarán su parlamento, 10 están dirigidas por los socialistas, ya sea directamente o en coalición.
El número de regiones que el PP consiga arrebatar a los socialistas determinará si Núñez Feijóo puede afirmar que ha ganado esta primera vuelta electoral y su triunfo a finales de año es inevitable.
Compra de votos
El principal problema para el líder de la derecha es que probablemente necesite a la extrema derecha de Vox, tercera fuerza en el Parlamento nacional, para formar gobierno en algunas regiones, e incluso a nivel nacional en las generales.
El PP ya gobierna con Vox en la región rural de Castilla y León desde el año pasado, pero periódicamente se ve avergonzado por las posturas adoptadas por su aliado ultranacionalista, sobre todo en materia de aborto.
Consciente de que las elecciones legislativas se ganan con un discurso más centrista, Núñez Feijóo se ha esforzado en ofrecer una imagen de moderado. Además, de mantener a Vox a raya, pero un buen resultado de la extrema derecha el domingo le complicaría las cosas.
La campaña para las municipales y regionales estuvo marcada en sus últimos días por escándalos de compra de votos por correo en varias localidades. En ciertos lugares, involucraron a cargos electos o candidatos socialistas.
Aunque fueron casos puntuales, significaron malas noticias para Sánchez. A este le gusta comparar su gobierno con el anterior de derecha, que fue remecido por sonados escándalos de corrupción.
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