El gobierno español está estudiando los próximos pasos tras haber reconocido oficialmente a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela, una situación atípica en las relaciones diplomáticas con este país.
Ni el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ni el ministro de Exteriores, Josep Borrell, han adelantado cuáles serán las primeras medidas que se adopten tras el reconocimiento de Guaidó. Decisiones que se adoptarán «paso a paso».
Efe contactó con varios expertos que centran esos pasos en dos frentes que van a marcar los próximos días: la relación diplomática con España y la situación interna en Venezuela.
La relación diplomática
De momento, la decisión de reconocer a Guaidó -que además de España han secundado casi una veintena de países europeos- ha provocado que Maduro anuncie que revisará integralmente las relaciones diplomáticas con esos Estados.
«¿Qué va a pasar ahora? Nadie lo sabe, no hay un guion escrito», afirma Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano, quien pone hace énfasis en que la situación de España no es la misma que la de sus socios europeos.
Malamud señaló que Guaidó está pidiendo la expulsión inmediata de los embajadores venezolanos en Europa y la transferencia de todos los activos venezolanos en suelo europeo a su gobierno, pero cree que, al menos de momento, no se va a tomar esa decisión.
A juicio de Juan Antonio Pérez Unceta, coordinador del máster de Derecho Internacional de la Universidad Complutense, España debería dar ahora un plazo «largo» -tres o cuatro días, estima- a Venezuela para que retire a su embajador en Madrid, Mario Isea.
Un plazo que, afirma, será recíproco por parte de Venezuela, ya que Pérez Unceta no cree que Maduro ordene el cierre de la embajada española en Caracas. «Eso sería mucho más grave», afirma.
«España -señala este experto- debe declarar que nuestro embajador lo es ante las instituciones políticas legítimas de Venezuela».
Pérez Unceta recordóque la decisión de reconocer a Guaidó «es un tema puramente político» que, sin embargo, tendrá efectos jurídicos sobre la legación diplomática, los bienes, las deudas y la ciudadanía de los países afectados.
José Luis Villegas, investigador de la cátedra de América Latina de la Universidad Pontificia de Comillas, cree que «cabe esperar una reacción recíproca de la tiranía» y advierte a Exteriores de que «debe tener bien calculados los efectos de su declaración, que no tardarán en llegar».
«La respuesta puede ser totalmente desmedida y violenta, o como en el caso de Estados Unidos, de espera tensa», añade.
En cualquier caso, este experto considera que si España es consecuente con su declaración, el embajador de Maduro se tiene que ir y deberá hacer un seguimiento político y de seguridad a los demás integrantes de la embajada, además de bloquear las cuentas de la legación y traspasarlas al representante que nombre Guaidó.
Una situación impredecible y atípica
Todos los expertos consultados por Efe coinciden en una idea: el reconocimiento formal de un presidente de un país que es controlado por otro no es inédita, pero sí sumamente atípica.
Coinciden también en que esta decisión no tendrá repercusión, al menos inmediata, en la relación de España con otros países iberoamericanos que apoyan a Maduro, como Bolivia o Cuba, ni con potencias que mantienen ese respaldo, como Rusia o China.
«La situación es tan fluida y tan incierta que nadie tiene un plan B, cualquier cosa es posible. Lo único que sabemos en líneas generales y sin total certeza es que esto puede ser el principio del fin, pero no se sabe ni cuándo va a llegar ni cómo», apunta Carlos Malamud de Elcano.
Para José Luis Villegas de la Universidad Pontificia de Comillas, la clave «es que se vayan desbloqueando las teclas del poder, como los militares».
Sin embargo, Malamud indica que la cúpula militar está altamente imbricada en el régimen y que las fuerzas armadas «son parte del problema y de la solución». Y advierte de lo difícil que es que cambien sus apoyos: «Ellos saben perfectamente que si salta Maduro ellos saltan con él».
Varios son los escenarios que manejan los expertos sobre lo que puede ocurrir, pero todos coinciden en que no es probable que Maduro ceda a la presión internacional y deje el poder.
«No creo que Maduro recapacite», reconoce Malamud, quien considera que el cambio se va a producir por la presión de sectores internos del chavismo o de las fuerzas armadas, o bien porque Maduro, a partir de una cierta negociación con alguien, consiga las garantías suficientes como para irse.
Villegas, de la Universidad Pontificia, no cree que se vaya a dar la opción militar con la que amenaza Estados Unidos, porque Venezuela es un país de 35 millones de habitantes y un millón de kilómetros cuadrados con numerosos colectivos armados.
No obstante, apuntó que «tal vez se dé una operación de ingeniería militar, un ataque selectivo a tres o cuatro puntos sensibles».
En cualquier caso, la condición necesaria para una convocatoria de elecciones que pueda ser aceptada por las partes, apuntan todos los expertos, es la salida de Maduro del poder.