El gobierno español envió un avión a Burkina Faso para repatriar los cuerpos de los dos periodistas españoles ejecutados, a quienes el país continuaba rindiendo homenaje este miércoles.
«El gobierno ya tiene programado un vuelo del Ministerio de Defensa para repatriar los cuerpos. Hará la operación en cuanto reciba la autorización de las autoridades de Burkina Faso», indicó en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Y agregó: «Madrid esperaba poder traer los cuerpos de David Beriáin y Roberto Fraile lo antes posible. Los cadáveres llegaron anoche a Uagadugú, la capital de Burkina Faso».
Los reporteros solían desplazarse a zonas complicadas o en conflicto, Beriáin y Fraile, dados por desaparecidos después de un ataque el lunes en el este del país africano, fueron ejecutados, anunció el martes un responsable de los servicios de seguridad de Burkina Faso.
Los dos periodistas, que solían trabajar juntos, realizaban un documental sobre la caza ilegal. Al irlandés Rory Young, que presidía una ONG de protección de la fauna, Chengeta Wildlife, también lo asesinaron en el ataque.
En España, imágenes de Beriáin y Fraile durante sus reportajes se destacaban en las portadas de los diarios o en los noticieros de televisión. «Demasiadas veces importan los mejores periodistas, los que se juegan la vida en lugares olvidados y, muchos de ellos, en condiciones precarias, cuando los matan o secuestran, casi nunca cuando informan», lamentó en un editorial el diario El País.
En la televisión pública se les dedicó un minuto de silencio en su honor. La alcaldía de la localidad de origen de David Beriáin, Artajona, declaró tres días de luto mientras que la región donde se encuentra la localidad, Navarra, le otorgó al periodista un reconocimiento póstumo.
El martes, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, mostró su «reconocimiento a quienes, como ellos, realizan a diario un periodismo valiente y esencial desde las zonas de conflicto».
Por su parte, Alfonso Armada, presidente de la organización Reporteros Sin Fronteras en España, lamentó la «pérdida irreparable para el periodismo más inquieto y dinámico, el que va al lugar de los hechos, se mancha los zapatos de barro, cuenta la realidad desde cerca y en toda su complejidad».