Para Ecuador, los últimos seis días pueden estar entre los más angustiantes de los que se tenga recuerdo. Y para su presidente, Daniel Noboa, pareciera ser el bautizo bajo fuego que determinará la manera en la que su gobierno, puesto en marcha el 23 de noviembre pasado, hará frente a la cada vez más crítica situación de seguridad de su país.
En un periodo de apenas 2 días, el hombre más joven en asumir la presidencia de Ecuador se tuvo que enfrentar, no solo con la fuga de uno de los hombres más peligrosos del país, Adolfo Macías alias «Fito» -líder de la banda criminal Los Choneros-, sino también con el caos de violentos motines en seis prisiones distintas del país.
Para hacer frente la situación, Noboa declaró un «estado de excepción» y autorizó operativos en los que tanto militares como policías intentarían recobrar el orden en las prisiones y en general, en el resto del país.
Pero lejos de lograr que volviera el orden, la declaración del estado de excepción generó una respuesta que ilustra perfectamente la violenta espiral en la que ha descendido Ecuador: un grupo de hombres armados se tomó las instalaciones del canal TC mientras la imágenes se difundían en vivo y en directo a la nación y el mundo, mientras que en varias ciudades del país se reportaron explosiones y otros actos de violencia.
Ante esta situación, Noboa declaró la existencia de un “conflicto armado interno” y lanzó un mensaje claro: «No negociaremos con terroristas».
A continuación ofrecemos el contenido de una entrevista exclusiva en la que el mandatario ecuatoriano habló con la BBC sobre su plan de cómo afrontar la actual crisis que vive su país.
Esta ha sido una semana espantosa, quizás una de las peores semanas, sino la peor, en la historia moderna de Ecuador. La última información es que el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que enviará una delegación de personal policial, militar y diplomático. ¿Cuál es su reacción ante este anuncio?
Me alegra. Es alentador ver que la comunidad internacional está realmente prestando atención a lo que está sucediendo aquí porque creo que le afecta a todo el mundo. Los narcoterroristas tienen operaciones aquí, en Europa, en Estados Unidos, y creo que necesitamos resolver el problema desde la raíz. Y la raíz del problema está aquí, en el origen.
Ha sido una semana difícil, pero han sido años muy difíciles. Solo en el último año hubo 7.200 asesinatos. Ecuador está en un estado de guerra. Ya en el pasado han sido utilizadas tácticas de mano dura y no han funcionado. ¿Como puede estar seguro de que esta vez será diferente?
No creo que las tácticas de mano dura hayan funcionado especialmente en este país en los últimos doce años porque no han sido realmente duras. Se aplicaron sin una planificación y de manera temporal. Lo que estamos tratando de establecer en Ecuador es un nuevo sistema de seguridad que nos permita tener puertos seguros y controlar las fronteras de un modo diferente.
Nuestro sistema penitenciario también tendrá cambios reales que no han ocurrido en la última década. Ahora es el momento de tomar el control, ahora es el momento de resolver el problema de seguridad y comenzar a crecer como nación para darle oportunidades a los jóvenes.
Tenemos una de las peores tasas de desempleo juvenil de hombres y mujeres entre los 18 y los 29 años. Y ese problema de desempleo es complementario con el problema de seguridad.
Dice que Ecuador está en un estado de “conflicto interno armado”. Es un lenguaje muy fuerte.
Lo es. En los últimos años, los gobiernos no han asumido toda la responsabilidad del tema de seguridad y tenemos que establecer la verdad. La verdad es que hay un conflicto armado a nivel local. Hay milicias no convencionales, fuertemente armadas, muy bien organizadas y con mucho dinero. Tenemos que combinar dos cosas. Primero, seguridad para los negocios, para la educación, para la población en general y, en el lado económico, darle oportunidades a los jóvenes que terminan integrando esas milicias cometiendo crímenes y haciendo cosas horribles. Tiene que ser simultáneo.
Muchas veces lo que se ve es el palo, pero no llega lo segundo, que es la genuina rehabilitación de barrios en ciudades como Quito y Guayaquil.
Exactamente. Lo segundo es lo que lo hace sostenible. Si solo vienes con el palo, vas a seguir teniendo más de dos millones de jóvenes desempleados, los barrios seguirán sin servicios públicos, sin educación, sin atención médica, ni atención psicológica para las personas que han sido afectadas por la violencia. Ese también es un factor clave. Por eso siempre hablo de las dos cosas, seguridad y empleo. Y el gobierno tiene que trabajar en esas dos cosas simultáneamente.
Actualmente, hay 178 rehenes en prisiones en todo el país. Usted dice que no negociará con grupos armados, ¿qué va a hacer para tratar de liberar a estas personas?
No puedo dar detalles exactos de lo que vamos a hacer, pero estamos en comunicación constante con las fuerzas armadas y con la policía. Hemos establecido protocolos de seguridad y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para traer a esas personas a casa lo antes posible (…)
No podemos seguir en el juego de estos grupos terroristas. Hace dos semanas le estaban declarando la guerra a este gobierno. Me estuvieron insultando de todas las formas posibles. Y ahora ellos quieren hablar de la Convención de Ginebra, y ahora quieren hablar de derechos humanos y decir que son sólo víctimas del sistema.
El sistema de prisiones es la base de poder de estas bandas. Los expertos con los que hablo y usted mismo dicen que necesita una reestructuración profunda. ¿Cómo lo va a hacer?
Tenemos un exceso de población penitenciaria de alrededor de 3.000 personas. El sistema no está equipado para esa cantidad de gente.
Primero, siguiendo la ley ecuatoriana y los tratados internacionales, hay que expulsar a algunos de los extranjeros que están en nuestro sistema de prisiones; son cerca de 15.000. Luego, vamos a construir dos nuevas prisiones, una de máxima seguridad y otra de súper máxima seguridad. Entre las dos podemos albergar más de 3.000 personas. De ese modo, podemos tener una adecuada distribución de las personas de acuerdo a la infraestructura y con un sistema real de segmentación.
No puedes tener a una persona que cruzó una luz roja al lado de otro que violó a cinco mujeres o mató a tres. Es fundamental tener una correcta segmentación, separando a la gente según los crímenes que han cometido. También tienen que estar lejos de las zonas donde cometieron esos crímenes porque los líderes de los grupos terroristas tienen sus familias, sus milicias, sus operaciones, a pocas cuadras de la cárcel. No podemos seguir con un sistema como ese, claramente no ha funcionado y tenemos que cambiarlo.
La reforma de prisiones es un asunto pendiente siempre en América Latina. ¿Qué le hace pensar que usted sí puede cambiarlo en Ecuador?
Creo que se lo debo a la gente. Pero tiene que ir acompañado de una reforma social. En nuestra reforma tributaria, le damos beneficios en deducciones impositivas a la gente que contrata trabajadores con un pasado judicial. Ese es solo uno de los elementos que estamos tratando de implementar para reintegrar a estas personas en la sociedad para que no sigan cometiendo crímenes y regresando a la cárcel. Necesitamos proteger a la población en general y también tener planes sostenibles para rehabilitar a las personas.
¿Dónde está Adolfo Macías, alias Fito?
Ahora mismo lo estamos buscando. En este momento tenemos algunas pistas. Hemos hablado con las fuerzas armadas, también con la cooperación internacional y estamos trabajando en ello. No podemos dar ninguna alerta pero vamos a ir hasta el final, lo vamos a encontrar.
Usted ha propuesto una reforma en el proceso de extradición. ¿Cómo sería y por qué es necesaria?
Es necesario porque Ecuador se ha convertido en el destino de muchos criminales. Después de quedarse un par de años, han logrado conseguir la ciudadanía ecuatoriana y, según la Constitución, ningún ecuatoriano puede ser extraditado a ningún otro país.
Puede haber cometido 100 asesinatos en otro país, pero si está en Ecuador, no puede ser extraditado. Es un juego, es un mecanismo para que los criminales se puedan quedar en un lugar donde están seguros.
El caso Metástasis contra la corrupción parece mostrar que no sólo es el sistema de prisiones lo que está corrupto, sino también el judicial. Es una tarea enormemente difícil esa.
Es muy difícil, pero no vine pensando que sería fácil. Es muy complicado. Elementos del sistema judicial y de nuestras fuerzas armadas, en la policía en la política… Se ha esparcido por todas partes. Pero estamos empezando a ver cambios. Cualquiera que ayude a una red criminal, a un grupo terrorista se convierte automáticamente ahora en terrorista.
¿Es Ecuador un narco-Estado?
Estamos luchando todos los días para no convertirnos en un narco-Estado
¿Puede ganar esta pelea?
Sí creo que podemos ganar y no dejaré de luchar hasta que ganemos.
Hay un ejemplo en la región que es El Salvador con el presidente Bukele y su lucha contra el problema de las bandas que ha recibido el apoyo popular y ha sido efectivo. ¿Es un punto de referencia importante para usted?
Algunos elementos, pero no en realidad. Ecuador tiene una realidad diferente, diferentes problemas y diferente modo de pensar. La manera de resolver esto es al modo de Ecuador, no al de El Salvador. Somos estrictos contra el terrorismo y la corrupción, pero pensando también en el crecimiento en la sociedad, los servicios y la economía (…) Necesitamos algo más que seguridad para hacerlo sostenible.
Si las fuerzas armadas reciben amplios poderes para hacer arrestos, ¿le preocupa la cuestión de los derechos humanos?
Estamos cumpliendo con la ley internacional y he sido muy claro con las fuerzas armadas y la policía (…) Estamos en guerra y necesitamos leyes internacionales que aplican en guerra.
Grupos como Los Choneros parecen tener vínculos con carteles mexicanos poderosos. ¿Esta lucha es algo que debe librarse en conjunto con México? ¿Hay algo más que pueda hacer México?
Debemos hablar con nuestros vecinos, con México y Estados Unidos. También hay grupos vinculados con la mafia albanesa, que controla el comercio de drogas en Europa y por eso necesitamos el apoyo europeo, que es crucial para solventar este problema.