Más de 1,6 millones de personas tienen orden de evacuar sus residencias en Florida ante la cercanía del huracán Idalia, que según los meteorólogos tocará tierra en el noroeste del estado con vientos de categoría 3 (a partir de 111 millas por hora o 178 kilómetros por hora) este miércoles.
«Todavía tienes tiempo esta mañana para poder hacer tus preparativos finales, pero tienes que hacerlo ahora», dijo este martes el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en rueda de prensa en la que anunció que no se cobrarán peajes en la autopistas de siete condados para facilitar los desplazamientos de la población.
El gobernador, que declaró el estado de emergencia en 46 de los 67 condados de Florida, ha insistido a los residentes de localidades costeras y de zonas proclives a inundarse que atiendan las órdenes de evacuación obligatorias y voluntarias que se han emitido durante las últimas 24 horas.
Desde el centro de operaciones de emergencia estadal, DeSantis alertó que la mayor preocupación para las autoridades es la marejada ciclónica, que en partes de la costa noroeste de Florida, el llamado Big Bend, puede elevar el nivel del mar hasta unos 15 pies (4,5 metros) por encima de su nivel habitual.
«Cuando hay una tormenta de esta naturaleza decimos que hay que correr del agua, esconderse del viento», explicó a la cadena Fox News el gobernador, quien suspendió su campaña para las primarias republicanas por el huracán.
Llegada de huracán Idalia a Florida
Además de los albergues temporales hay hoteles en la zona por donde se prevé que pase Idalia, actualmente un huracán de categoría 1, que están preparados para recibir a evacuados.
Subrayó que están listos hasta 30.000 operarios para proceder al restablecimiento de la energía si el huracán causa daños en los postes y cableado.
La inminente llegada de Idalia como un huracán mayor ha obligado a cerrar hoy y mañana las escuelas de 42 distritos escolares, al igual que 23 universidades.
Le llegada de Idalia, que a las 11:00 am (15 GMT) se ubicaba a 275 millas (440 km) al sur-suroeste de la ciudad de Tampa, ha motivado el despliegue de 1.100 efectivos de la Guardia Nacional, que disponen de botes y aeronaves para labores de rescate.
Los aeropuertos internacionales de Tampa y de St. Pete-Clearwater se mantienen cerrados este martes, mientras que la compañía pública ferroviaria Amtrak ha cancelado o modificado más de una decena de trayectos en Florida.
Las órdenes de evacuación han incluido la base aérea MacDill, en la Bahía de Tampa, así como parte del personal de la compañía Chevron que trabaja en tres plataformas petroleras en el Golfo de México, al sur de Nueva Orleans.
El sureste de EE UU vigilante
Tras la llegada de Idalia a la costa floridana del Golfo de México, donde se espera toque tierra como un huracán mayor, es decir de al menos categoría 3 en la escala Saffir Simpson (de un máximo de 5), el ciclón continuará en tierra por el norte de este estado, el sureste de Georgia y cerca de la costa de Carolina del Sur.
En esta última entidad, el gobernador Roy Cooper declaró el estado de emergencia por el huracán, que puede producir fuertes lluvias y deslizamientos de tierra entre el miércoles y el jueves.
Toda la franja costera de Georgia y buena parte de la de Carolina del Sur se halla este martes bajo aviso de tormenta tropical a causa de Idalia, que en las últimas horas se ha fortalecido y ahora presenta vientos máximos sostenidos de 85 millas por hora (140 km/h) y se mueve hacia el norte a 14 millas por hora (22 km/h).
En Florida, los residentes apuran los preparativos con el recuerdo de los efectos del huracán Ian, que hace menos de un año tocó tierra con vientos de 250 km/h (155 mph) y una marejada ciclónica de 17 a 20 pies (de 5,1 a 6 metros) que entró a tierra y causó una gran devastación.
Solo en este estado, Ian causó la muerte de casi 150 personas, de acuerdo con cifras de la comisión de médicos forenses, y destruyó u ocasionó daños serios en al menos 20.000 viviendas y edificios.
El ojo de Idalia tocó tierra el lunes en el cabo de San Antonio, el extremo occidental de Cuba, y ha dejado sin energía a casi 60% de viviendas y edificios de la provincia Pinar del Río.