Rosaura Félix Rodríguez tiene 38 años de edad, es indígena náhuatl, originaria de Aguapuerca, Xilitla, San Luis Potosí, y migró en 2015 a Estados Unidos para trabajar en Georgia, para apoyar a sus padres en el pago de un préstamo.
Para llegar a Estados Unidos tuvo que pagar 15.000 pesos mexicanos, además de transporte, una renta semanal y gastos de consumo: “A veces es más caro pagarle al coyote o al contratista que lo que uno va a obtener ahí”. Ella exige más espacios para las mujeres y de orientación para las visas H2-A, que haya un enlace dentro de cada municipio para que llegue la información, asesoría y acompañamiento para sus compañeros.
En México 12,7% de las personas trabajadoras agrícolas son mujeres, sin embargo solamente el 3 de cada 10 mujeres que trabajan en el campo reciben un pago por su trabajo. 93,4% de las mujeres trabajadoras agrícolas en México carece de contrato; 90,9% carecen de acceso a instituciones de salud por parte de su trabajo y 85,3% no cuenta con prestaciones laborales. Las trabajadoras agrícolas migrantes transnacionales enfrentan discriminación en el proceso de reclutamiento y asignación del tipo de labores, siendo que en años recientes solo 6% de las visas H-2A fueron para mujeres.
Desde Proyecto Periplo lanzamos la campaña #EllasHablan para amplificar las voces y reconocer el papel de las mujeres trabajadoras agrícolas migrantes para transformar la industria de 🇲🇽 y 🇺🇸
Te invitamos a unirte a la conversación y compartir sus historias. pic.twitter.com/NFVlcjRZix
— Periplo (@ProyectoPeriplo) August 1, 2022
Trabajadoras agrícolas
#EllasHablan es una iniciativa impulsada en el marco del proyecto Periplo, para dar a conocer las propuestas y contribuciones de las mujeres trabajadoras agrícolas migrantes para transformar las condiciones laborales en la industria agrícola tanto en México como en Estados Unidos. La campaña busca exigir que la industria y las personas consumidoras reconozcan la importancia de su trabajo y que industria y gobierno actúen para garantizar sus derechos humanos y laborales.
Las mujeres trabajadoras agrícolas migrantes enfrentan difíciles condiciones laborales y humanas, como discriminación, bajos salarios en México entre 146 y 310 pesos diarios, falta de prestaciones, ya que 85,3% en México no cuenta con prestaciones laborales, excesiva duración de las jornadas de trabajo, combinadas con las tareas de cuidado, y falta de oportunidades para acceder a visas de trabajo para emigrar a Estados Unidos.
#EllasHablan amplifica la voz de 10 mujeres trabajadoras agrícolas y las condiciones que enfrentan: discriminación, salarios bajos, falta de prestaciones, dobles jornadas de trabajo y falta de oportunidades para visas en 🇺🇸 pic.twitter.com/swH4p37TEe
— Periplo (@ProyectoPeriplo) July 30, 2022
¿Qué proponen y demandan las mujeres trabajadoras a la industria agrícola en México y Estados Unidos?
- Mejores salarios y condiciones laborales, incluyendo prestaciones.
- Inspecciones efectivas y con el seguimiento adecuado por parte de las autoridades estatales y federales en México.
- Respeto a sus derechos a una vivienda digna, a centros de salud, a docentes para educar a sus hijas e hijos.
- Respeto a la libertad de asociación laboral y sindical por parte de las empresas.
- Reconocimiento de las empresas y personas consumidoras de la importancia de su trabajo.
- Igualdad de oportunidades laborales y de migración regular respecto a los trabajadores hombres.
- Más espacios para que las mujeres puedan acceder a visas H-2A en las distintas regiones de México.
Celestina José San Juan, de San Quintín, Baja California, escuchó el rumor de que una finca estaba dispuesta a contratar mujeres –uno de los mayores desafíos que enfrentan las trabajadoras hoy en día– y gracias al reclutamiento responsable, fue contratada y ahora gana lo suficiente para tomar cuidado de sus padres. La contratación ética no solo beneficia a los trabajadores, sino que también aumenta la productividad y la estabilidad de las cadenas de suministro de alimentos, cuyas vulnerabilidades quedaron expuestas por la pandemia.
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