Más de 1.000 alumnos de las escuelas cristianas de Jerusalén han salido a las calles de la ciudad santa y han recorrido la Vía Dolorosa entonando el tradicional rezo del Víacrucis con el objetivo final por la paz en Tierra Santa. Todos llevaban una bufanda blanca con la paloma de la paz bordada en ella.
Su recorrido ha comenzado en el santuario de la Flagelación, junto al custodio en Tierra Santa, fray Francesco Patton, y Adolfo Tito Yllana, nuncio apostólico para Israel y Chipre y delegado apostólico para Israel y Palestina.
La oración del camino de la cruz comenzó ante la estatua de Cristo que fue destrozada hace un año, en la capilla de la Condena. Ante el rostro destrozado de Jesús se han presentado como representación de una población sufriente y necesitada de reconciliación. «Estamos aquí para invocar la paz», dijo Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa, además de promotor del evento.
Por esta razón, decidieron titular el víacrucis The way of peace –El camino de la paz– y han escogido la paloma blanca para ilustrar las bufandas de los participantes. Faltas ha insistido en que los niños y jóvenes que recorrieron la Vía Dolorosa acudieron para «rezar por sus hermanos que están en Gaza y están sufriendo, y para rogar porque termine esta maldita guerra».
«Hemos pisado las piedras que pisó Jesús hace 2.000 años mientras cargaba la cruz y subía hacia el Calvario. Lo hemos hecho para pedir el final de la guerra y el don de la reconciliación y la paz». Con estas palabras se dirigió el Custodio de Tierra Santa a los estudiantes al final de la oración. «Vosotros sabéis que Jesús, al dar la vida por nosotros, experimentó el mayor sufrimiento, sintió todo el sufrimiento de la humanidad, también el sufrimiento que sentimos nosotros hoy, también el sufrimiento de los niños de Gaza, de Palestina, de Israel y de muchos otros países del mundo», continuó.
Para fray Francesco Patton no hay oración más fuerte que «la que se realiza en el camino que recuerda la Pasión y muerte de Jesús», exclama, al tiempo que indica que este ha sido un Víacrucis ecuménico, ya que estaban «presentes todas las iglesias cristianas, todas unidas en el deseo de recorrer el mismo camino que hizo Jesús para salvarnos, invocando la paz, la reconciliación y la unidad».
Su objetivo, según ha indicado el custodio en Tierra Santa, ha sido también «animar a nuestros niños a mantenerse firmes en la esperanza. Además de expresar solidaridad con los niños de Belén y de los territorios palestinos, cuyas familias se han quedado sin trabajo. En un momento en que parece que los hombres no son capaces de ponerse de acuerdo, debemos llamar con más insistencia a la puerta de Dios con nuestra oración, para que haga entrar en razón a los que deben y pueden dar una solución a esta guerra».
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