El Tren de Aragua, una banda criminal que salió de las cárceles de Venezuela y se ha extendido a distintos países, comenzó a imponer terror desde la frontera de México en Ciudad Juárez hasta el norte de la Costa Este de Estados Unidos.
Tienen presencia en distintos estados, desde Texas hasta Nueva Inglaterra, según varios departamentos de policía de Estados Unidos. La banda es señalada de delitos como secuestros a mujeres y niños; y tráfico de personas y drogas.
Para los migrantes venezolanos generan angustia, reseña en un reportaje especial el diario español ABC, quien les sigue el rastro en Ciudad Juárez. El gobierno estadounidense busca a al menos 600 miembros indocumentados del Tren de Aragua.
«A mi mujer y a mis hijos no los dejo salir, de aquí no salen nunca (…) Aquí no hay seguridad, salgo yo solo a comprar comida o medicamentos, ni puedo mandarlos al colegio; vivimos encerrados», contó Esmar Sandrea, quien reside en Ciudad Juárez desde hace cuatro meses y fue amenazado.
El Tren de Aragua llegó a Estados Unidos después del año 2019 junto con la diáspora venezolana, cuya mayoría busca un mejor lugar para vivir lejos de la crisis humanitaria de su país.
Esta banda se camufló entre los más de un millón de venezolanos que han llegado a Estados Unidos, cruzando la selva del Darién y atravesando México. A su paso, tuvo conflicto con grupos criminales mexicanos y hasta se alió con otros como La Empresa.
Funcionarios estadounidenses consideran que el Tren de Aragua compite con la mara Salvatrucha en el dominio del crimen.
El Tren de Aragua se cuela en la política estadounidense
El expresidente republicano Donald Trump, quien competirá con la demócrata Kamala Harris por la presidencia el 5 de noviembre, acusó a la administración de Joe Biden de supuestamente facilitar la entrada del Tren de Aragua al país con su «política de puertas abiertas».
Trump, quien promueve una agenda política antiinmigrante, propone la pena de muerte automática para los delincuentes hallados culpable de homicidio. En Aurora, Colorado, aseguró que los delincuentes tomaron control de zonas de la ciudad. Sin embargo, desde el lado demócrata desmienten sus afirmaciones.
Los gobiernos de Aurora y El Paso aseguran que los crímenes que se han cometido son casos aislados. A su vez, niegan que haya una estructura delictiva establecida.
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