La racha de ataques a los campamentos de las disidencias de las extintas FARC en territorio venezolano –que se inició el 17 de mayo con la muerte de Jesús Santrich y siguió con las de Romaña y el Paisa, en el arranque de diciembre– no va a frenar.
Así lo indica un informe de inteligencia, que El Tiempo tuvo acceso, que señala que Iván Márquez, cabecilla de la Segunda Marquetalia, completa una semana escondido en el estado de Amazonas. El otrora negociador de las FARC en La Habana está decidiendo si brinca a Colombia (por Vichada o Guainía) o si finalmente sale hacia Nicaragua, luego de que le habrían bloqueado su viaje a Cuba.
Se sabe que el mismo comando armado que ubicó a sus lugartenientes les siguen los pasos a Márquez, a Jhon 40 y al Zarco Aldinever, los cabecillas sobrevivientes de esa estructura criminal.
De hecho, los cazarrecompensas también han estado «comprando» datos de la otra disidencia que permanece al otro lado de la frontera: la de Miguel Botache Santillana, Gentil Duarte, y Néstor Gregorio Vera, alias Iván Mordisco.
Los enfrentamientos armados en territorio venezolano de esas dos orillas criminales –la de Márquez y la de Duarte– tienen incómodos a influyentes finqueros y a empresarios a quienes les han ocupado predios, uno de ellos conocido como el Peñadero.
Varios de ellos son cercanos (e incluso socios) de dos poderosos del gobierno a quienes les han llevado quejas: Diosdado Cabello y el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López.
Pero también molestan a sectores del Ejército venezolano, al que los exFARC ya le ha asesinado y secuestrado hombres.
El pariente de Mordisco
De hecho, han puesto sobre el tapete el cobro de «impuestos» que las disidencias les vienen haciendo a los llamados «patriotas cooperantes».
Se trata de empresarios venezolanos a los que extorsionan y a narcotraficantes a los que les cobran un jugoso porcentaje por cada tonelada de cocaína que mueven por los territorios bajo su influencia en los estados de Amazonas y Bolívar.
Esas prácticas y violencia importada han llevado a un sector del gobierno de Maduro a suministrar datos y coordenadas de los exguerrilleros colombianos a cambio de jugosas sumas que los llamados cazarrecompensas –no más de 20– prometen terminar de pagar con los dineros que los gobiernos de Colombia y de Estados Unidos ofrecen por la ubicación de los miembros de esas disidencias.
El cerco en Venezuela se les está cerrando a tal punto que ya se sabe que un grupo vinculado a las disidencias de Gentil Duarte, incluidos familiares, está planeando salir hacia Irán en los próximos días.
La información que se tiene es que a los llamados comandantes Ernesto y Adrián o el Intelectual les están consiguiendo cédulas y pasaportes venezolanos.
El otro al que están intentando mover es a un abogado internacionalista, cercano a Iván Mordisco, que fue asesor de uno de los máximos jefes de las exFARC.
“El propósito es que se puedan mover al exterior como asesores en materia de seguridad, un mecanismo similar al que usó en sus inicios Alex Saab”, les aseguró una fuente humana a agentes de inteligencia.
Los Igla y los fusiles
Y agregó que se estaría pensando hacer lo mismo con allegados a otros cabecillas que permanecen en inmediaciones de Capacho –ciudad intermedia entre San Antonio y San Cristóbal– y Valencia, custodiados por integrantes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), la anterior PTJ.
Pero además de dejar a los cabecillas de las disidencias fuera del alcance de los cazarrecompensas, se investiga otro propósito en torno a su desplazamiento a Irán.
Agencias internacionales indagan una supuesta entrega de fusiles a las exFARC, dentro de los planes que venían trazando en asocio con Hezbolá, el grupo proiraní que varios países ligan con violentos actos terroristas.
El Tiempo reveló que, en Colombia, esa organización tiene en la mira a miembros clave de las delegaciones diplomáticas de Israel y de Estados Unidos asentadas en Bogotá.
También se verifica el destino de 10 de los más de 3.900 misiles superficie-aire portátiles rusos (Igla) que Venezuela tiene en su poder.
Si bien aparecen dados de baja por su Ejército, nadie sabe su ubicación y se teme que hayan terminado en manos de las disidencias.
Cumbre en Casigua El Cubo
“El sistema de defensa y ataque antiaéreo (los Igla) les permitiría llegar con mayor precisión a objetivos como los helicópteros y otras aeronaves militares y de policía colombianas”, le dijo a El Tiempo un alto oficial de inteligencia.
Y agregó que las disidencias del frente 33 han estado detrás de uno de esos misiles para ejecutar un acto terrorista antes del 7 de agosto de 2022.
En una cumbre que hicieron sus cabecillas –incluido alias Jhon Mechas, el cerebro de la seguidilla de atentados en Cúcuta– se pusieron sobre la mesa 4.000 millones de pesos para repetir el atentado en contra del presidente Iván Duque, que fallaron el 25 de junio.
“La reunión, para ese fin, se llevó a cabo en zona rural de Casigua El Cubo, capital de un municipio que se llama Jesús María Semprúm, ubicado en el estado Zulia”, explicó una fuente de inteligencia. Y agregó que Jhon Mechas suele permanecer en esa zona, a tan solo unos cuantos kilómetros de Tibú, Norte de Santander.
La reunión con la CIA
Sobre Márquez, agencias extranjeras no descartan que el atentado, a mitad de semana, en el aeropuerto Camilo Daza de Cúcuta –que acabó con la vida de dos expertos explosivistas– haya sido un acto terrorista distractor para que este se pudiera mover.
Se cree que, para salir de Venezuela, contaría ahora con la complicidad de organizaciones criminales locales, como el Tren de Aragua, que controlan varios pasos fronterizos ilegales en la frontera.
Nicolás Maduro y su gobierno siguen guardando silencio sobre ese capítulo. Pero a varios actores (ilegales y no ilegales) les llamó la atención la reunión con un enviado de la CIA que habría sostenido el 7 de diciembre.
Lo que se sabe, hasta ahora, es que al Aeropuerto Internacional de Maiquetía Simón Bolívar arribó el avión estadounidense Phoenix Air 38, el mismo que se habría usado en 2019 para evacuar al personal de la embajada de Estados Unidos luego de ser expulsado por el gobierno de Maduro.
Los roces con Daniel Ortega
Para investigadores, Iván Márquez, quien permanece oculto en el estado de Amazonas (Venezuela), tendría como su más segura ruta de escape a Nicaragua. Justamente, las relaciones entre los gobiernos de ese país y el colombiano se han deteriorado.
Primero fue por la disputa limítrofe en San Andrés, luego por el no reconocimiento de Colombia de la reelección de Daniel Ortega y ahora por unas agresivas declaraciones del presidente nicaragüense, que habrían sido motivadas por la posible llegada de líderes de la Segunda Marquetalia a Managua. “Colombia es un narcoestado”, dijo Ortega esta semana.
Para el gobierno colombiano, se trata de una estrategia con la que Ortega busca distraer la atención de la comunidad internacional, que “rechaza con vehemencia la nueva dictadura que se instala en el país centroamericano”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.
Y se añadió que la respuesta de Ortega a los reclamos sobre unas elecciones libres en su país “consiste en atacar a Colombia para distraer la atención y censura internacional”.
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