Los días en que los CEO de las grandes tecnológicas se peleaban con Donald Trump ya están cesando. Tras distanciarse de Trump durante su primer mandato, muchos líderes de Silicon Valley están adoptando ahora una postura más flexible. Personajes como Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, han prometido, a través de sus empresas o de sus arcas personales, donaciones individuales de un millón de dólares al fondo de investidura de Trump.
Por su parte, el cofundador de Google Sergey Brin, que protestó contra las políticas de inmigración de Trump en 2017, al parecer cenó en Mar-a-Lago con Trump y el CEO de Google, Sundar Pichai, este mes; Bezos, junto con los jefes de TikTok y Netflix, también llegarán para reunirse con el presidente electo de los Estados Unidos.
Si bien la amistad es exactamente lo que buscan estos directivos tecnológicos, la autopreservación parece estar jugando un papel importante: las compañías tecnológicas no quieren perder contratos públicos ni enfrentarse a las represalias de un hombre conocido por amenazar con castigar a sus críticos.
Donar al fondo de investidura de cualquier presidente electo es una forma habitual de que las empresas muestren su buena voluntad. Algunas empresas tecnológicas, como Google y Amazon, donaron discretamente cantidades relativamente pequeñas al primer fondo de investidura de Trump, según datos publicados por OpenSecrets.
Histórica existe una donación que, hasta la fecha, ha sido la más grande nunca antes realizada; se trata de Microsoft, que donó más de dos millones de dólares al presidente Barack Obama para su toma de posesión en 2013.
El historial de Trump con las tecnológicas
Durante años, Trump no fue amigo de las tecnológicas: durante su primer mandato, utilizó Twitter para insultar a Amazon y a su entonces consejero delegado Bezos. Y este mismo año, Trump lanzó acusaciones infundadas contra Zuckerberg. Es probable que la ambición también forme parte del cálculo; los CEO esperan que Trump sea más benévolo con el sector que la Administración Biden, incluso en lo que respecta a las criptomonedas y la IA.
Además, no basta con recordar el suceso de Huawei y TikTok, dos compañías que han sido testigos de la furia de Trump contra las tecnológicas al imponer condiciones regulatorias para su presencia en Estados Unidos, una decisión que a día de hoy todavía presenta secuelas en compañías como Huawei.
Ahora que Trump se prepara para asumir el cargo por segunda vez, los ejecutivos tecnológicos parecen ansiosos por complacer al presidente electo y por iniciar un nuevo capítulo en su relación que olvide el pasado. Para Leonardo Castillo Growth & Product Marketing en Fintual, el nuevo mandato de Trump no será algo que impacte directamente en el ecosistema tecnológico: “Existe un riesgo bajo de que las industrias tecnológicas se vean fuertemente impactadas por políticas de la futura administración de Estados Unidos, dado que no son intensivas en capital humano y el capital económico tiene mucha más flexibilidad que en otras industrias”, enfatiza Castillo.
La tensión se siente en otras industrias
La elección de Trump también ha generado incertidumbre en otras industrias, como la del capital de riesgo. Recientemente el presidente electo de los Estados Unidos dijo en un comunicado que impondrá aranceles de 25% a productos provenientes de México y Canadá, además de un arancel adicional de 10% a todos aquellos productos originarios de China.
Expertos aseguran que este anuncio será más susceptible para las compañías de Latinoamérica, pues sentirán el peso del aumento en las tasas de interés. Así lo afirmó Castillo: “Las empresas de VC, tanto en EE UU como en América Latina, son muy sensibles a este nivel de tasas, ya que se trata de un aspecto clave en su financiamiento. Una mayor tasa significaría un financiamiento más caro para el VC de la región”.
Por otro lado, el principal sector que podría verse afectado en Latinoamérica por nuevas políticas de la futura administración es el manufacturero, debido al interés y promesas de campaña de Trump para incentivar a empresas (sobre todo automotrices) a regresar plantas a estados clave como Michigan, Ohio y Wisconsin.
Finalmente, la región históricamente ha tenido la capacidad de adaptarse a las políticas cambiantes de diferentes regiones del mundo y ha sido resiliente en cuanto a muchos factores. El nuevo mandato podría significar un buen momento para las startups locales enfocadas en resolver problemas de la región, con menos dependencia de políticas externas.
Por Stiven Cartagena, productor multimedia, comunicador social y periodista con énfasis en temas tecnológicos.
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