El gobierno del Reino Unido confirmó este domingo las primeras medidas que tomará para frenar la propagación de la variante ómicron del coronavirus, que incluyen tapabocas, test PCR al regresar del extranjero y acelerar la dosis de refuerzo de la vacuna.
El ministro conservador de Sanidad, Sajid Javid, dijo a los medios que las mascarillas volverán a ser obligatorias en los comercios y el transporte público, aunque no en la hostelería, en Inglaterra a partir del martes, cuando también se espera que empiece a exigirse una prueba PCR, y no de antígenos, durante los dos primeros días de estancia en el país.
También se requerirá desde el lunes que el personal y los alumnos en edad de secundaria lleven protección facial en las áreas comunes de los colegios ingleses, indicó el ministerio de Educación.
Reino Unido toma medidas
Las naciones de Escocia y Gales e Irlanda del Norte ya aplican la normativa sobre la mascarilla, mientras que Inglaterra -el territorio más poblado, con 56 de 67 millones de habitantes que tiene el Reino Unido- había eliminado todas las restricciones sociales el pasado julio.
En declaraciones a la BBC, Javid reveló además que se agilizará la administración de la dosis de refuerzo de la vacuna para que un mayor número de ciudadanos puedan recibirla «antes de lo previsto».
Las autoridades sanitarias han detectado de momento tres contagios con la variante ómicron, todos vinculados a viajes desde el sur de África -donde inicialmente se detectó este tipo-.
Primeras medidas provisionales
El titular de Sanidad mantuvo que la obligación del tapabocas será «temporal y provisional». Esto al menos hasta que la estrategia se revise dentro de tres semanas.
También señaló que se aplicará «lo antes posible», tras consensuarlo con los gobiernos autonómicos, el requisito anunciado el sábado por el primer ministro, Boris Johnson, de que los viajeros vacunados se hagan un PCR a su regreso al Reino Unido y se aíslen hasta obtener un resultado negativo.
Aunque Javid no precisó cuándo entrará en vigor la medida, la página web del Ejecutivo dice que «a partir de las 4 GMT del (martes) 30 de noviembre» solo se aceptarán tests PCR y no de antígenos, que hasta ahora se permitían a las personas con la pauta completa de vacunación.
Las exigencias no cambian para los no vacunados y todos los positivos deben hacer una cuarentena de diez días.
Un total de diez países africanos se incluyen desde este domingo en la lista roja británica de destinos de máximo riesgo, de los que no se puede viajar al Reino Unido, salvo nacionales o residentes británicos, que deben confinarse en un hotel designado, pagando los costes.
Estos son Suráfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesotho, Eswatini, Angola, Mozambique, Malaui y Zambia.
Otra medida adelantada por Johnson es que los familiares y allegados de aquellos que den positivo con la variante ómicron tendrán que hacer cuarentena estén o no vacunados, de lo que ahora se está exento a no ser que se presenten síntomas.
Javid argumentó que, gracias al alto nivel de inmunización entre la población, la situación «no está ni de lejos» tan mal como para pedir trabajar desde casa o reintroducir la obligación de mantener la distancia personal o reducir el contacto social.
Críticas a la estrategia
Se prevé que todas estas medidas se presenten el lunes ante el Parlamento, que, sin embargo, las acabará votando, por cuestión de tiempo, después de que en principio entren en vigor el martes.
La portavoz laborista de Exteriores, Lisa Nandy, dijo este domingo que el primer partido de la oposición quiere «restricciones más duras» para los viajes. Mencionó entre ellas exigir un test antes de embarcar y «más controles» para comprobar que la gente cumple las normas.
También ha criticado la política del Gobierno «tory», aunque por razones opuestas, el ministro de Sanidad surafricano, Joe Phaahla, que declaró a la emisora LBC que el veto a los vuelos desde el sur de África es «innecesario» y aporta «una falsa sensación de seguridad» cuando el virus ya está en suelo británico.
Apuntó además que el surgimiento de nuevas variantes es resultado de que los países ricos no hayan facilitado suficientes vacunas a otros más necesitados.
La doctora Angelique Coetzee, de la Asociación Médica de Suráfrica, opinó a su vez que el Reino Unido ha entrado «innecesariamente en pánico».
En declaraciones a la BBC, explicó que, en los casos que ella ha visto hasta ahora, los síntomas de esta variante del virus «son muy leves» -cansancio y dolor muscular y de garganta-, si bien admitió que esto puede variar cuando se propague entre gente mayor.
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