La invasión estadounidense en 2001 de Afganistán tras el 11-S se justificó por el apoyo de los talibanes al grupo yihadista Al Qaeda. Veinte años después, los islamistas sostienen que ese vínculo ya no existe y que no acogerán a terroristas en suelo afgano, pero algunos aseguran que mienten.
Estados Unidos defendió la ocupación de Afganistán después de que el régimen de los talibanes, que daba cobijo a miembros de Al Qaeda, se negase a entregar al líder de la formación, Osaba bin Laden, tras los atentados en los que fallecieron cerca de 3.000 personas.
Pero el regreso de los talibanes al poder tras una ofensiva relámpago que duró menos de dos semanas y que culminó con la caída de Kabul el pasado 15 de agosto, hace temer ahora que el país vuelva al punto de partida de hace veinte años.
Sin embargo, los talibanes insisten en que Afganistán no volverá a acoger células terroristas en la región.
«El Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) está comprometido con que su suelo no será usado por nadie» para atacar a otros países, aseguró a Efe el portavoz talibán Bilal Karimi.
El portavoz garantizó que la formación posee la capacidad suficiente para proteger al país de amenazas terroristas con sus propios medios, por lo que no necesitan comprometerse con nadie para realizar operaciones conjuntas, agregó.
La presencia de Al Qaeda en Afganistán
Pero no todos creen este compromiso de los islamistas.
«Los talibanes tienen lazos profundamente arraigados e inseparables con Al Qaeda, comparten la misma ideología… Los talibanes no podrán cortar sus lazos y prevenir actividades de Al Qaeda en Afganistán», sostuvo a Efe un alto funcionario del anterior Gobierno afgano, que pidió el anonimato.
El funcionario agregó que Al Qaeda fue uno de los primeros grupos en felicitar a los talibanes por su victoria en Afganistán, por lo que cree que de alguna manera esta célula terrorista «seguirá activa» en el país.
En las últimas dos décadas, los miembros de Al Qaeda ayudaron a los talibanes a financiar la guerra contra las tropas estadounidenses, y proporcionaron conocimientos en materia táctica y armamentística, así como en la fabricación de explosivos y ataques suicidas y con coche bomba.
De hecho, un informe de la ONU publicado en junio del año pasado reveló que Al Qaeda permanece «activa de manera encubierta» con entre 400 y 600 miembros, incluidos sus «altos dirigentes», en al menos 12 de las 34 provincias afganas.
«Durante los últimos 20 años de guerra, Al Qaeda perdió a decenas de sus comandantes y a cientos de sus combatientes en operaciones contra las tropas extranjeras y afganas», apuntó el funcionario, y agregó que entre ellos se encontraban chechenos, árabes y paquistaníes.
Las relaciones con la comunidad internacional
El renacer de Al Qaeda podría incrementar las tensiones entre el régimen talibán y la comunidad internacional, que ha suspendido temporalmente los fondos para la reconstrucción de la nación, una fuente de ingresos que representan alrededor del 43 % del PIB del país, según el Banco Mundial.
«Por supuesto (que) si el Gobierno talibán no puede evitar (la presencia y las actividades) de organizaciones extranjeras, incluyendo Al Qaeda, y usan libremente el suelo afgano contra otros países, pondrán a los talibanes en una situación muy difícil y esto será una repetición de los errores pasados de los talibanes», dijo a Efe el veterano e influyente político afgano Fazal Hadi Wazin.
«Si los talibanes quieren que Afganistán esté en armonía con la comunidad internacional, deberán respetar las leyes, reglas y regulaciones internacionales», lo que implicaría poner fin a las actividades terroristas de Al Qaeda en el país, apuntó Wazin.
El político confía en que los talibanes hayan aprendido de los errores del pasado y mantengan la promesa de impedir que la organización terrorista use el territorio afgano como base para atentar contra otro país.
Los talibanes pactaron en las negociaciones de paz de Doha en febrero de 2020 cortar las relaciones con cualquier grupo terrorista, en especial con Al Qaeda, a cambio de la retirada definitiva de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán.
Por este motivo, los talibanes deben esforzarse «por evitar la presencia y cualquier actividad de Al Qaeda» en el presente y futuro de Afganistán si no quieren dañar las relaciones con la comunidad internacional, explicó a Efe Jamal Beheshti, subjefe de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja del Parlamento afgano.
Beheshti cree que los talibanes no tienen ninguna razón para dar marcha atrás en su compromiso con las medidas antiterroristas.
«Los talibanes actuarán por su cuenta» si necesitan tomar medidas contra algún grupo terrorista en Afganistán, concluyó.
La prioridad de los combatientes radica en el reconocimiento de su régimen por parte de la comunidad internacional, que por el momento no se ha atrevido a dar el paso, ya que la mayoría de los líderes del grupo, incluido su recién nombrado jefe de gobierno, el mulá Hassan Akhund, siguen en la lista negra de Naciones Unidas.
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