Hace un año el fotógrafo del diario The New York Times Federico Rios Escobar realizó uno de los retratos más impactantes de la crisis migratoria venezolana. Se trata de Luis Miguel Arias, quien estaba acompañado de su hija Melissa Arias, de 4 años en ese momento, en su travesía por la selva del Darién. En la imagen, él luce cansado, prácticamente derrotado, con las botas repletas de barro, mientras Melissa lo mira.
En un artículo publicado en el periódico estadounidense, Rios contó que recientemente supo que Arias logró llegar a Estados Unidos y solicitó asilo al cruzar un puesto fronterizo en Texas, luego de superar un camino arriesgado y brutal. El día en que el fotógrafo registró la imagen, el venezolano, al ver una cuesta enfrente, se detuvo, dejó sus cosas y se sentó. No estaba claro si podía seguir, pero lo hizo 15 minutos después, recordó el reportero en el texto.
“Luego me contó que en Venezuela había estudiado mecánica industrial y trabajaba en el taller de reparación de autos de su padre. Él y su esposa también tenían un puesto de comida. Pero como tenían dificultades para alimentar a la familia, habían decidido probar suerte en otra parte”, explicó Rios.
Los vio por última vez en septiembre de 2022. La travesía había tomado unos meses más debido a que unos delincuentes los despojaron de todo. Melissa celebró su quinto cumpleaños en Guatemala, donde estuvieron unos meses varados, continúa el fotógrafo.
“Arias cuenta que fue todo muy repentino. Que sintió el estómago vacío, vomitó y se sintió muy mal, porque las lomas eran muy difíciles de subir”, dice Rios.
Actualmente la familia —además de Arias y Melissa, su esposa, Desyree, y su hijo de 7 años, Luis Breyner— vive en Palo Alto, California, donde Arias espera un permiso de trabajo y su pareja de vez en cuando hace manicuras. Pronto su hijo empezará cuarto grado y su hija el preescolar: “Arias recuerda algo más sobre el momento en que se tomó la foto: la vergüenza que sintió de su debilidad mientras sus hijos lo miraban. Pero ahora esa sensación parece haberse quedado en el pasado”.
Concluye Rios que el venezolano le comentó que se arriesgó y lo consiguió por su familia: “Siente que es un logro, porque consiguió traer a toda su familia con él”.
Según el ministro panameño de Seguridad, Juan Pino, una media de 2.500 migrantes, la mayoría venezolanos, llega cada día a Panamá en su viaje hacia Norteamérica tras cruzar el Darién, lo que, consideró, evidencia una “subida extrema” del flujo de estos viajes irregulares.
“Hay una subida extrema de la migración, éxodo masivo en aumento (…) están entrando más de 2.500 personas migrantes por día a Panamá, la puerta a Centroamérica desde el sur del continente”, afirmó Pino.