El presidente de Senegal, Macky Sall, anunció este sábado el derogamiento del decreto de convocatoria de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de febrero, lo que supone su aplazamiento de manera indefinida.
Después de la polémica desatada en torno a la lista definitiva de candidatos publicada por el Consejo Constitucional y a pocas horas del inicio de la campaña, el mandatario afirmó en un discurso a la nación este sábado que iniciará «un diálogo nacional abierto, con el fin de reunir las condiciones para unas elecciones libres, transparentes e inclusivas».
En su declaración televisada, Sall, que ya confirmó en julio que no optaría a un polémico tercer mandato, destacó que la suspensión electoral está motivada por el “conflicto abierto en el contexto de un presunto caso de corrupción de jueces” y destacó que la Asamblea Nacional senegalesa ha lanzado una investigación sobre el proceso de selección de candidaturas.
Asimismo, el presidente atribuyó su decisión a “la polémica sobre una candidata cuya doble nacionalidad (francesa y senegalesa) fue revelada tras ser publicada la lista definitiva».
«Golpe de Estado constitucional»
Esto «constituye una violación del artículo 28 de la Constitución que estipula que cualquier candidato a la Presidencia debe ser sólo de nacionalidad senegalesa”, señaló Sall.
El dirigente hizo así referencia a Rose Wardini, del partido Sénégal Nouveau (Nuevo Senegal, en francés), que horas antes del anuncio presidencial hizo un llamado «a la paz y a la concordia» en una entrevista con Efe pero evitó hablar sobre la controversia en torno a su presunta doble nacionalidad.
También en declaraciones a Efe, el candidato opositor Serigne Mboup calificó la decisión del presidente senegalés, sin precedentes en la historia democrática de Senegal desde su independencia de Francia en 1960, como un «golpe de Estado constitucional».
Sall lanzó este mensaje sólo un día después de que el Partido Democrático Senegalés (PDS), del opositor Karim Wade, presentara una «proposición de ley» para pedir precisamente un retraso de la votación por «graves fallos intolerables» en el proceso electoral, según explicó la formación en un comunicado.
Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade (2000-2012), fue excluido de la lista definitiva de aspirantes por su doble nacionalidad y, desde entonces, ha acusado a los jueces de corrupción y ha mantenido que ahora sólo cuenta con pasaporte senegalés.
La lista, que incluyó sólo 20 de las 93 propuestas presentadas inicialmente, excluyó también la candidatura del principal líder opositor del país, Ousmane Sonko, al considerarla incompleta.
Batalla judicial
Desde su arresto en julio por cargos de insurrección y atentado contra la seguridad del Estado, entre otros, Sonko, de 49 años, se ha encontrado privado de libertad e inmerso en una batalla judicial para poder participar en las elecciones.
Su candidatura ya se vio comprometida cuando el Tribunal Supremo -máxima instancia judicial del país- confirmó el 4 de enero su condena a seis meses de prisión suspendida por difamación e injurias públicas a un ministro impuesta en mayo de 2023.
Según el Código Electoral, no podrán inscribirse en el censo electoral durante los próximos cinco años aquellas personas condenadas a una pena de prisión suspendida inferior o igual a seis meses.
En septiembre, el presidente Sall, en el poder desde 2012, nombró al actual primer ministro, Amadou Ba, como candidato de la coalición oficialista Benno Bokk Yaakaar (Unidos por la Esperanza, en lengua wolof).
Tanto Ba como Bassirou Diomaye Faye, a quien el partido de Sonko, Patriotas de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (Pastef), designó a finales de 2023 como aspirante ante la previsible exclusión de su líder, fueron incluidos en la lista definitiva.