El papa Francisco viaja este miércoles a Lisboa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) pero, desde un primer momento, una de las condiciones de este viaje era poder volver a visitar el santuario de Fátima para implorar de nuevo por la paz en Ucrania y en el mundo, ya que la historia de las apariciones están especialmente ligadas a Rusia.
Francisco ya había acudido al santuario mariano con motivo del centenario de las apariciones para la canonización de los dos pequeños pastores, Francesco y Jacinta Marto, en mayo de 2017, y por tanto será de los pocos lugares del mundo que el pontífice argentino ha visitado en más de una ocasión en su pontificado.
Y si ya en la anterior ocasión, en la capillas de las apariciones, Francisco pidió «la concordia entre los pueblos», en esta ocasión regresa con crisis y guerras que continúan en todo el mundo y un conflicto a las puertas de Europa.
El papa pasará cerca 5 horas en Fátima, donde llegará en helicóptero, y en la ceremonia habrá jóvenes enfermos y también algunos reclusos.
Este gesto que realizará el pontífice, en medio de un agenda repleta y con actos multitudinarios que pondrán a prueba su edad, 86 años, y sólo dos meses después de su operación por una hernia abdominal, se relaciona directamente con otro que realizó poco más de un mes después del estallido de la guerra: la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, celebrada en San Pedro el 25 de marzo de 2022, delante de una copia de la estatua de la Virgen de Fátima.
“Hemos perdido el camino de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones que murieron en las guerras mundiales», dijo el Papa en aquella ocasión y ahora se espera conocer cuál será la súplica en el santuario.
Nuestra Señora de Fátima ha estado vinculada a Rusia desde que Sor Lucía dos Santos, una de las niñas portuguesas que afirmó haber presenciado varias apariciones marianas en 1917 junto con sus dos primos, dijo que María pidió que Rusia fuera consagrada a su Inmaculado Corazón para su «conversión».
Para el Papa, que nunca ha dejado de pedir oraciones por Ucrania desde el inicio del conflicto y que ha enviado a su emisario, el cardenal Matteo Zuppi, a Moscú y Kiev para intentar una mediación, la visita al santuario de Fátima, prevista para el 5 de agosto, forma parte de sus esfuerzos para implorar por la paz.
Presentando los detalles del viaje, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, recordó que otros tres papas habían estado en Portugal y en Fátima, «un lugar para confiar a María los grandes dolores del mundo».
Este santuario, además, está estrechamente ligado con las guerras en Europa y la historia de los pontífices.
En el periodo de 1941-1943, Sor Lucia escribió los tres secretos revelados por la Virgen. Pío XII desveló los dos primeros secretos escritos en los que se anunciaba la muerte prematura de sus primos Jacinta y Francisco, de 10 y 9 años, el final de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la Segunda y el auge y la caída del comunismo soviético.
La Virgen, según el segundo misterio, exigió la consagración de Rusia, que aquel año empezaba la revolución que desembocaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país «difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia».
Será juan Pablo II quien, tras los disparos que casi le cuestan la vida el 13 de mayo de 1981, revelará por fin la tercera parte del secreto de Fátima que describe el asesinato de un «obispo vestido de blanco» y que él interpretó como el atentado perpetrado por el terrorista turco Ali Agca. En su largo pontificado, Karol Wojtyla visitó tres veces el santuario portugués, en 1982, 1991 y 2000.
Fue en su viaje en el año 2000, siempre el 12 y 13 de mayo, cuando regresó al santuario para presidir la beatificación de los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto cuando anunció la publicación del tercer secreto de Fátima.