El papa Francisco saludó hoy a un grupo de peregrinos llegados desde Ecuador y aseguró que reza por la paz en el país, durante los saludos tras la oración del ángelus en la plaza de San Pedro.
«Saludo a los peregrinos llegados desde Ecuador y aseguro mi oración por la paz en su país», dijo el papa asomado a la ventana del palacio apostólico para el rezo del ángelus.
Ecuador vive en estos días un «conflicto armado interno» contra el crimen organizado y se ha proclamado el estado de excepción en el país.
El «conflicto armado interno» fue declarado por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, el 9 de enero debido a una oleada de actos violentos atribuidos al crimen organizado, que incluyeron el secuestro y asesinato de policías, alertas de explosiones, vehículos incendiados y motines simultáneos en cárceles con toma de rehenes.
El papa pide el cese de la violencia en Haití
El papa Francisco también pidió el cese de la violencia en Haití al recordar el secuestro de un grupo de personas en Puerto Príncipe. Entre ellas seis religiosas.
«He recibido con dolor la noticia del secuestro en Haití de un grupo de personas, entre ellas seis religiosas. Al pedir su liberación, rezo por la armonía social en el país». Dijo el papa en referencia a la captura de seis monjas de la congregación de las Hermanas de Sainte-Anne; junto con otras personas, cuando iban a bordo de un autobús que se dirigía a la universidad de la capital, Puerto Príncipe.
Francisco después hizo un llamamiento «para que cese la violencia que tanto sufrimiento causa a ese querido pueblo». Esto, después de que desde hace algún tiempo se han recrudecido las hostilidades entre bandas armadas. Las mismas, llevan a cabo intensos ataques en el barrio capitalino de Solino, situado a pocos kilómetros del Palacio Nacional.
Esta situación está provocando que decenas de familias huyan de sus hogares, engrosando los campamentos improvisados donde miles de personas subsisten en condiciones infrahumanas.
El secuestro de las religiosas fue confirmado por un comunicado de prensa de la Conferencia de Religiosos de Haití. Y denunciado por el obispo de Anse-à-Veau, monseñor Pierre-André Dumas. Este condenó «con vigor y firmeza este último acto odioso y bárbaro, que ni siquiera respeta la dignidad de estas mujeres consagradas que se entregan de todo corazón a Dios para educar y formar a los jóvenes, los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad».
En la nota, el obispo pide la liberación de los rehenes y el fin de «estas prácticas despreciables y criminales».