El papa Francisco retomará mañana uno de los ritos que comenzó durante su pontificado, el de el «lavatorio de los pies» del Jueves Santo, y como en otras ocasiones acudirá a una cárcel, esta vez la de Civitavecchia, a las afueras de Roma, confirmaron los capellanes de la prisión.
El Vaticano no había ofrecido información alguna sobre esta tradición, en la que el Papa conmemora el lavado de los pies de los apóstoles durante la Última Cena, In Coena Domini, y los capellanes no lo han confirmado hasta hoy, la víspera.
«Estamos agradecidos al Santo Padre por haber elegido una vez más una periferia existencial para lanzar al mundo un mensaje de cercanía y esperanza», celebró en un comunicado el jefe de los capellanes de las penitenciarías italianas, Raffaele Grimaldi.
Francisco, aquejado de un dolor en la rodilla que le dificulta el caminar, acudirá a esta prisión, que ya visitó en 1987 Juan Pablo II, para celebrar el rito con 12 presos, como ya hiciera en años anteriores, en las penitenciarías de Velletri y Rebibbia.
Francisco también eligió en años pasados un centro de refugiados, entre otros de religión musulmana, para el lavado de los pies y mandar así un mensaje de humildad y tolerancia.
Mientras que en los últimos dos años el rito del lavado de pies fue omitido debido a las restricciones sanitarias impuestas por la pandemia.
En esta Semana Santa, después de dos años de limitaciones por la pandemia, Francisco celebrará ante los fieles la llamada misa crismal de la mañana del Jueves Santo, en la que se bendicen los aceites que se van a utilizar durante los sacramentos a lo largo del año.
También volverá al Coliseo romano, símbolo del martirio de los primeros crisitianos, el Vïa Crucis, que será presenciado por Francisco desde la colina del Palatino.
Mientras, se celebrará en la plaza de San Pedro una multitudinaria misa del Domingo de Resurrección.