El papa Francisco criticó hoy «una época que a veces parece obsesionada con la apariencia, todo el mundo intenta exhibirse» y «especialmente a través de las llamadas redes sociales», en el discurso a los empleados del Vaticano con motivo de la felicitación de la Navidad.
El papa pidió a los empleados vaticanos y a sus familias que miren en sus casas «la sencillez del Belén» y deseó a las familias y a sus hijos un estilo de vida basado (…) «en lo oculto y lo pequeño».
Para contrarrestar así, dijo, «una época que a veces parece obsesionada con la apariencia, todo el mundo intenta exhibirse: es la época del maquillaje, no solo de la cara sino también del alma, y esto es malo, sobre todo a través de las llamadas redes sociales».
«Es un poco como querer copas de cristal valiosas sin preocuparse de si el vino es bueno. Pero en la familia las apariencias y las máscaras no cuentan, o en todo caso no duran mucho; lo que importa es que no falte el buen vino del amor, la ternura y la comprensión mutua», explicó.
Y agregó: «Y el amor —lo sabemos bien— no hace ruido. Lo vivimos en lo oculto y en la pequeñez de los gestos cotidianos, en la atención que sabemos intercambiar».
«Esto es lo que les deseo: que estén atentos, en sus casas y en sus familias, a las pequeñas cosas de cada día, a los pequeños gestos de gratitud, a la consideración del cuidado. Mirando el Belén podemos imaginar la preocupación y la ternura de María y José por el niño que nacía», añadió.