El obispo nicaragüense Rolando Álvarez, condenado en febrero a más de 26 años por traición a la patria tras negarse a abandonar Nicaragua, cumple este lunes 57 años de edad, el primero en prisión y el segundo privado de libertad, denunciaron diversos sectores, que demandaron su liberación inmediata.
En ocasión de su cumpleaños fue galardonado con el premio Carisma por la Conferencia Española de Religiosos, informó el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, muy crítico del gobierno que preside Daniel Ortega, a través de un video divulgado en su cuenta de la red social X (antes Twitter).
Báez, a quien el papa Francisco ordenó dejar Nicaragua en 2019 por motivos de seguridad, recibió el premio en nombre del obispo Álvarez, el cual dijo es un «honor y privilegio».
En su discurso, el religioso indicó que Álvarez «se encuentra injustamente encarcelado, condenado a más de 26 años de prisión, simplemente por proclamar la justicia y la verdad en nombre del evangelio, por defender los derechos y la dignidad de las personas, por caminar al lado de los más pobres».
Obispo: Nicaragua es una gran prisión
«La situación que vive monseñor Rolando es un ícono de lo que vive nuestro país. El régimen brutal que domina Nicaragua desde hace algunos años como una feroz dictadura ha convertido a la nación en una gran prisión», señaló.
A juicio de Báez, Álvarez «es un ícono de lo que vive todo el pueblo» y a la vez, con «su continuo testimonio de Jesucristo, es para nosotros un faro de luz y esperanza».
El obispo auxiliar de Managua pidió mantener a Nicaragua y al obispo Álvarez «en la oración por su pronta liberación incondicional e inmediata y por un futuro de paz, de justicia y de libertad para nuestro pueblo».
Monseñor Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue condenado en febrero a 26 años y 4 meses de prisión por delitos considerados traición a la patria.
El jerarca tuvo un papel destacado en la mediación que ejerció la Conferencia Episcopal de Nicaragua durante el fallido proceso de diálogo tras las masivas protestas ocurridas en abril 2018.
En agosto de 2022 fue arrestado por la Policía Nacional, que lo envió a su casa, acusado de «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas».
El 9 de febrero de 2023 fue enviado al Sistema Penitenciario Nacional, la prisión de máxima seguridad de Nicaragua conocida como «La Modelo», tras negarse a subir a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, a Estados Unidos.
Ortega lo tildó de desquiciado y energúmeno
La negativa del obispo provocó la indignación de Ortega, que lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».
Un día después fue sentenciado a más de 26 años de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida.
Álvarez es el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007, tras coordinar una junta de gobierno de 1979 a 1985, y presidir por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990.
Organizaciones de oposición, como la Alianza Universitaria Nicaragüense, lanzaron campañas a través de X para demandar la liberación inmediata del jerarca.
Las relaciones del gobierno de Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, marcadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.
Ortega ha calificado como una «mafia» a la Iglesia. En tanto, el papa Francisco tachó como una «dictadura grosera» al mandatario sandinista.
«Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequllibrio de la persona que dirige (Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio», aseveró Francisco al portal Infobae en una entrevista del 10 de marzo.