En Estados Unidos, Allan Lichtman fue bautizado el «Nostradamus» de las elecciones presidenciales: historiador, profesor de la American University y analista político, cobró notoriedad al crear un modelo que predijo el resultado de cada contienda por la Casa Blanca desde 1984 . Este año, Litchman ya dio su pronóstico: está convencido de que Donald Trump perderá y que Joe Biden se convertirá en el próximo presidente.
Las predicciones de Lichtman se basan en un modelo de «13 llaves» para la Casa Blanca que mide la gestión del partido que está en el poder para determinar si los norteamericanos elegirán un cambio de rumbo o no. Lichtman, confeso demócrata, esquiva las encuestas. Sus «llaves» miran la economía, la política exterior, si el presidente va por la reelección o no, qué partido ganó la última elección legislativa, si hay malestar social, y el carisma de los candidatos.
La elección de 2016, recuerda, fue una de las más difíciles de predecir. El «Nostradamus» anticipó un triunfo de Trump, quien luego le envió una copia de su entrevista en el The Washington Post cuando dio su pronóstico. «Buena decisión», escribió Trump, junto con su firma.
Lichtman explica en una entrevista con La Nación que, este año, Trump avanzaba a paso firme a su reelección hasta la llegada de la pandemia del coronavirus al país . Ahora, por la recesión, las protestas sociales tras la muerte de George Floyd y el desmanejo de su gobierno de las crisis, Lichtman cree que perderá, aun cuando considera a Biden un candidato sin carisma. «Nunca en la historia de los Estados Unidos ningún partido en el poder ha sufrido un cambio de suerte tan dramático y repentino en tan solo unos pocos meses» , describe.
-¿Quién ganará la elección?
-A fines de 2019, Trump lucía bastante bien en mi sistema de 13 llaves para la Casa Blanca. Se necesitan seis llaves para descartar al candidato del partido en el poder. Trump tenía una ventaja de dos llaves. Y luego, por supuesto, este año Estados Unidos fue golpeado por la pandemia y los reclamos por justicia social y racial, y en lugar de abordar de manera sustancial estos problemas, Trump recurrió al libro de jugadas de 2016, cuando él era el retador y pensó que podía salir hablando de estos problemas. Por supuesto que no podía. El resultado fue malo para el país y malo para su reelección. Perdió tres llaves adicionales. La llave de la economía de corto plazo, porque ahora hay una recesión en un año electoral. La llave de la economía de largo plazo, porque el crecimiento negativo derrumbó sus números generales de manera tan drástica, y la llave del malestar social debido a lo que estaba arrasando en todo el país. Entonces el presidente pasó de estar cuatro llaves abajo a siete llaves abajo, una más de la necesaria para predecir su derrota en noviembre. Nunca en la historia de los Estados Unidos ningún partido en el poder ha sufrido un cambio de suerte tan dramático y repentino en tan solo unos pocos meses.
-¿Tiene confianza en la victoria de Biden?
-Sí, mi sistema apunta fuertemente a eso. La forma en la cual funciona es siempre juzgando al partido que tiene la Casa Blanca. Las llaves miden la fuerza y el desempeño del partido de la Casa Blanca, por lo que en realidad predice una derrota de Trump. Y, por supuesto, eso significa una victoria de Biden. Pero hay un par de cosas fuera del ámbito de las llaves o de cualquier sistema de predicción que me mantiene despierto por las noches. Uno es la supresión del voto. Hemos visto que Trump ataca seriamente el voto por correo, que es una alternativa absolutamente esencial en medio de la pandemia. Hemos visto a su hombre en el servicio de correos desmantelando la capacidad del correo para hacer una entrega rápida y eficiente. Dijo que no lo hará, pero no sabemos qué tan real es, o si va a revertir lo que ya hizo para paralizar la oficina de correos. El otro tema es la injerencia rusa. Los rusos están de vuelta. Sabemos que aprendieron cosas durante cuatro años. Incluso puede ser peor que en 2016. Y sabemos con certeza que, como en 2016, Trump le da la bienvenida y aprovecha cualquier injerencia rusa que crea que ayudará.
-¿Puede haber algún evento antes de las elecciones que impacte su modelo?
-No lo creo. Quiero decir, siempre es difícil decir, ya sabe, lo imposible no puede ocurrir. Por supuesto, pueden suceder cosas extrañas, pero las llaves miran el panorama general. Cosas como la economía, el malestar social, un escándalo, los éxitos de la política exterior, y los resultados de las elecciones legislativas y si hay otros candidatos. Estas cosas no cambian fácilmente.
-¿El reciente acuerdo en Medio Oriente puede influir?
-Ni siquiera un poco, hasta ahora. Fue recibido con un bostezo colectivo increíble aquí, y hubo una serie de análisis que muestran que realmente no cambia nada. Por lo que puedo ver, no estoy seguro de qué hace el acuerdo en absoluto. Pero, ya sabes, no es solo mi opinión, es la forma en la que se recibe, y hasta ahora fue recibido con un bostezo colectivo total. Apenas penetró en la conciencia de nadie aquí en Estados Unidos, aunque estoy seguro de que le darán mucha importancia en su convención. La otra cosa es que, como sabes, uno de los bienes más preciados que uno tiene como presidente es la credibilidad, y Trump la ha destrozado. El 60% o más de la población estadounidense, y en varias encuestas, dicen que no confían en él. Así que creo que esto se va a descartar como una estratagema política, no algo sincero.
-Una de sus llaves es la economía, ¿puede ser posible que la recuperación de la bolsa y el empleo ahora le den esa llave a Trump?
-No, no lo veo. La llave es: ¿hay una recesión en un año electoral? Y sí, hay una recesión en un año electoral. La recesión puede terminar, pero dudo mucho de que la recesión termine antes de las elecciones. Se necesitaría un milagro económico para que eso sucediera. Mientras haya una recesión en un año electoral, esa llave va en contra el partido que ocupa la Casa Blanca.
-Entonces la pandemia condenó a la reelección de Trump, ¿correcto?
-Correcto a medias. La pandemia, y la respuesta a la pandemia. Si Trump hubiera entendido que lo que cuenta es gobernar, no una campaña, tal vez hubiera respondido de manera sustancial en lugar de tratar de salir de la pandemia con palabras. Puede convencer a sus vecinos en el Senado de absolverlo en un juicio político. No se puede convencer a un virus. No funciona. Así que es la combinación de la pandemia y una respuesta increíblemente fallida. Somos el país más rico y científicamente avanzado del mundo. Lideramos el mundo en premios Nobel. Y, sin embargo, tenemos una de las peores y más patéticas respuestas al coronavirus en cualquier parte del mundo. Entonces, sí, Trump no causó la pandemia como Herbert Hoover no causó la Gran Depresión de la década de 1930. Pero la respuesta fallida de Trump es en gran medida lo que causa sus problemas. Lo mismo ocurrió con la fallida respuesta de Hoover a la Gran Depresión.
-Otra de sus llaves es el carisma. Trump es una figura muy, muy popular en el Partido Republicano, ¿eso no es suficiente?
-Correcto. Hay que mirar la forma en que se define la llave, y hay que ser uno de esos candidatos carismáticos, inspiradores y únicos en una generación, como Ronald Reagan en los 80, que trajo a todos esos «demócratas de Reagan», o Barack Obama en 2008. Trump es un gran showman , pero apela a una porción muy pequeña del electorado. Normalmente, su índice de aprobación general está estancado en los 40, pero su índice de aprobación fuerte está entre el 25 y el 30%. Creo que mencioné que el 60% o más de los estadounidenses no cree que sea honesto y digno de confianza, y al 60% o más de los estadounidenses no le agrada personalmente. No es un candidato atractivo, en general. Y tampoco le doy esa llave a Biden, por supuesto.
-¿Ha pensado alguna vez en hacer ajustes y cambios en tu modelo?
-Gran pregunta. No he cambiado el modelo, pero cambié la forma en que interpreto el modelo. Cuando lo desarrollé por primera vez, realmente no había divergencia entre el voto popular y el colegio electoral. Había que remontarse a 1888. Pero luego tuvimos una divergencia en 2000, y yo demostré la razón por la que tuvimos una divergencia. Mientras George Bush aparentemente ganó Florida por 537 votos, Al Gore realmente ganó Florida debido a la supresión del voto afroamericano, decenas de miles de votos afroamericanos más deberían haberse contado, y Gore debería haber ganado. No obstante, eso planteó algunos problemas sobre la predicción del voto popular frente a la predicción del colegio electoral. No fue un problema en 2004, 2008, 2012. Eran elecciones muy claras. Se convirtió en un problema en 2012 por dos razones. Número uno, los demócratas ahora tienen una ventaja de voto popular incorporada de 5 a 6 millones de votos en solo dos estados, California y Nueva York . Y esos 5 a 6 millones de votos cuentan como cero en el Colegio Electoral. Y entonces se cambia la línea de base. La línea de base solía ser igualdad en el voto popular, igualdad en el Colegio Electoral. Pero ahora los demócratas comienzan con la ventaja de varios millones de votos. Entonces van a ganar cualquier elección cerrada. Y 2016 fue la predicción más difícil que he hecho.