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El Nobel de la Paz reconoce a dos periodistas amenazados

por Avatar AFP

La periodista filipina Maria Ressa se enfrenta a la cárcel, el ruso Dmitry Muratov enterró ya a varios colegas, pero este viernes recogerán en Oslo el premio Nobel de la Paz por su combate «a favor de la libertad de prensa».

Maria Ressa, cofundadora de la página de información web Rappler, y Dimitri Muratov, redactor jefe del diario independiente Novaya Gazeta, fueron los galardonados a principios de octubre con el premio Nobel de la Paz de 2021.

«Una sociedad y una democracia sanas dependen de la información fiable», se reafirmó el jueves el presidente del comité noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen, que atacó a la propaganda, la desinformación y las «fake news» (noticias falsas).

Pero la prensa libre e independiente sigue bajo amenaza en el mundo entero.

«Por ahora, la libertad de prensa está amenazada», declaró Ressa cuando se le preguntó si este premio cambiaría la situación en su país, Filipinas, en el puesto 138 de la lista de libertad de prensa realizada por Reporteros Sin Fronteras (RSF).

«Es como si tuviéramos una espada de Damocles suspendida sobre nuestra cabeza», dijo Ressa. «Hoy en día, en Filipinas, las leyes existen (…) pero informas sobre temas difíciles por tu cuenta y riesgo».

Ressa citó el caso de su compatriota Jess Malabanan, corresponsal del periódico Manila Standard asesinado el miércoles por un disparo en la cabeza. Este periodista que también era colaborador de la agencia Reuters, trabajaba sobre el tema de la guerra contra la droga.

Para RSF, «si se confirmase la hipótesis de la muerte ligada su trabajo», Malabanan sería el 16º periodista filipino asesinado desde que Rodrigo Duterte llegó a la presidencia, en 2016.

En espera de que se resuelvan los siete procesos judiciales que tiene pendientes en su país, Ressa tuvo que pedir permiso a cuatro tribunales de su país para poder viajar a Noruega.

¿Agente extranjero?

Dmitry Muratov, de 60 años de edad, dirige uno de los escasos medios que todavía son independientes en el restrictivo panorama mediático ruso.

Novaya Gazeta es conocida en especial por sus investigaciones sobre la corrupción y las violaciones de Derechos Humanos en Chechenia. Desde la década de 1990, seis colaboradores del medio han sido asesinados, entre ellos, la célebre periodista Anna Politkovskaya en 2006.

«Si tenemos que convertirnos en agentes extranjeros por recibir el premio Nobel de la Paz, lo haremos», ironizó haciendo referencia al calificativo con el que se acusa en Rusia a los medios críticos del Kremlin.

La etiqueta de «agente extranjero», que busca desacreditar a los medios que reciben «financiación del exterior» y llevar «una actividad política», obliga a los grupos de información a hacer constar este estatus en todas sus publicaciones.

El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió de que el premio Nobel no era un «escudo» contra este estatus. Rusia se sitúa en el puesto 150º de la clasificación de RSF.

«Informar no debe seguir costando la vida»

Hasta el 1 de diciembre, 1.636 periodistas murieron en los últimos 20 años en el mundo, 46 en 2021, según los datos de RSF.

«Informar no debe seguir costando la vida», insistió el secretario general de RSF, Christophe Deloire, durante la presentación del informe esta semana.

Además, nunca ha habido tantos periodistas detenidos en el mundo: 293, denunciaba el jueves el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), con sede en Estados Unidos.

Maria Ressa y Dimitri Muratov recibirán el Nobel de la Paz, un galardón compuesto por un diploma, una medalla de oro y un cheque por valor de 10 millones de coronas suecas (más 1 millón de dólares), en una ceremonia en el ayuntamiento de Oslo.

El resto de premios Nobel, entregados habitualmente en Estocolmo (Suecia), tuvieron que ser entregados en mano en el país de residencia de los galardonados por el covid-19.