El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, describió a Estados Unidos como el «mayor enemigo» de su país, sin importar quién sea el inquilino de la Casa Blanca, en sus primeros comentarios sobre la transición de poder que acabará con la investidura del presidente electo, Joe Biden, el 20 de enero.
En declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias norcoreana, KCNA, el líder de norcorea aseguró que la política de su país no adoptará ningún cambio de rumbo una vez Biden comience su andadura como presidente estadounidense, y remarcó que la única solución es que Estados Unidos cese en su «postura hostil» hacia Corea del Norte.
«Nuestras actividades políticas externas en el futuro deben centrarse en reprimir y someter a Estados Unidos, el obstáculo básico, el mayor enemigo de nuestro desarrollo revolucionario», según sus declaraciones, formuladas durante un congreso del Partido de los trabajadores en Pyongyang.
En la misma comparecencia, Kim pidió a los responsables del partido que prosigan en su «persecución incesante del desarrollo de energía nuclear para la seguridad de nuestra gente».
Asimismo, se vanaglorió de «rechazar cualquier intento de herir el supremo interés y dignidad del país y no hacer la más ligera concesión en los principios revolucionarios» ante la «desesperada ofensiva» de Estados Unidos.
«La soberanía de Corea del Norte no puede ser infringida para mejorar las relaciones», ha subrayado durante su comparecencia, recogida a su vez por la agencia oficial de noticias surcoreana, Yonhap.
En el discurso, el líder norcoreano se mostró orgulloso del progreso del proyecto nuclear del país, así como del progreso de las relaciones diplomáticas con China y Rusia.
Las conversaciones nucleares con Estados Unidos llevan estancadas desde hace casi dos años, desde una cumbre fallida entre Trump y Kim en Vietnam en febrero de 2019. Pyongyang ha dicho repetidamente desde entonces que no está interesado en nuevas conversaciones hasta que Washington presente nuevas propuestas.