Tras cinco semanas de explosivos testimonios, el juicio criminal que se adelanta contra el expresidente Donald Trump en Nueva York, el primero en la historia que involucra a un mandatario estadounidense, está a punto de llegar a su desenlace.
El próximo martes, tanto fiscales como abogados defensores presentarán ante el jurado los “argumentos de cierre”, paso previo antes de que este grupo, compuesto por 12 personas, inicie el proceso de deliberación en busca de un veredicto.
Desenlace que, dicho sea de paso, es de una importancia trascendental dado su impacto en la actual contienda presidencial por la Casa Blanca donde Donald Trump es el candidato que han elegido los republicanos para representarlos en las elecciones de noviembre próximo ante el demócrata Joe Biden.
En caso de ser hallado culpable, el expresidente estaría a las puertas de una condena máxima de entre uno y cuatro años. La sentencia final la impondrá Juan Merchán, el juez de origen colombiano que encabeza el proceso.
Los fiscales acusan a Trump de haber falsificado los registros comerciales de su empresa para encubrir un pago de 130.000 dólares a la estrella de cine porno Stormy Daniels, con quien supuestamente sostuvo una relación extramarital.
Alegan, además, que lo hizo para evitar el impacto negativo que esa revelación habría tenido en las elecciones presidenciales de 2016, que terminó ganando por un estrecho margen.
Para demostrarlo, la Fiscalía presentó los cheques que la organización Trump le giró a Michael Cohen, su abogado en ese entonces, y quien inicialmente le pagó a la actriz de su propio bolsillo para camuflar el fraude. Tanto Cohen como Daniels, al igual que otras personas del círculo del expresidente, subieron al estado para corroborar la tesis.
Trump, por su lado, niega la relación extramatrimonial y se rehusó a defenderse en el estrado. Si bien sus abogados no disputaron el pago que se le hizo a Daniels, sí alegan que la intención del desembolso no fue para interferir en las elecciones sino para proteger la reputación de su familia.
Una diferencia importante, pues si bien falsificar récords contables es un delito, se trata de una infracción menor si no incluye el elemento de la manipulación electoral.
Y su estrategia, en ese contexto, fue desacreditar los testimonios tanto de Daniels como de Cohen. Algo que sus abogados lograron parcialmente al exponer cómo Cohen, en particular, ha mentido en repetidas ocasiones y hasta le robó dinero a Trump al quedarse con 30.000 dólares que debía pagarle a una compañía que intentó de desarrollar un algoritmo para inflar la popularidad del republicano.
Aunque el golpe a la credibilidad de Cohen fue de consideración, no sería la primera vez que se condena a alguien en Estados Unidos usando el testimonio de una persona con dudosa reputación.
De hecho, el sistema judicial estadounidense está basado en la delación de criminales que luego inculpan a sus jefes a cambio de una reducción en la sentencia.
Así las cosas, el veredicto del juicio, y en eso pesan mucho las instrucciones para la deliberación que Merchán le entregará el jurado, es si la Fiscalía pudo demostrar más allá de toda duda razonable que Trump cometió un delito.
Los posibles escenarios para Trump
Aunque la mayoría de los estadounidenses -el 56 por ciento según una encuesta reciente de CBS- cree que el expresidente es culpable, nadie sabe, a estas alturas, lo que está pasando por la mente de los jurados que tendrán que decidir entre tres escenarios posibles, todos con implicaciones diferentes.
El primero es un veredicto unánime de culpabilidad (los 12 jurados coinciden). En cuyo caso Merchán tendrá que decidir si lo manda a la cárcel y por cuánto tiempo o si decreta la libertad condicional. Lo más probable, si eso llegara a darse, es que se incline por lo último dado que Trump no posee un récord criminal previo, tiene 77 años y es un expresidente.
El segundo es que lo declaren inocente de todo cargo, mientras que el tercero es que se decrete un juicio “nulo” si no hay acuerdo entre el jurado.
Vale recordar -y esta es una ventaja para Trump- que bajo el esquema procesal de EE UU solo es necesario que uno de los jurados no coincida con el resto para que se declare la nulidad, lo cual no es una exoneración, pero en la práctica equivale a lo mismo pues es un desenlace que no acarrea sentencia.
¿Por qué Trump insiste que el juez de origen colombiano que lleva su caso lo detesta?
Desde la óptica del expresidente, cualquiera de los tres escenarios tiene la misma explicación: que el juicio fue una cacería de brujas orquestada por los demócratas para impedir su ascenso al poder y que fue dirigido por un juez que, según Trump, lo detesta.
Trump, de hecho, se la ha pasado todo el proceso despotricando de Merchán a quien acusa de ser un “liberal” porque donó 35 dólares a la campaña de un demócrata y que su hija ha trabajado antes para campañas en este partido.
En la última semana llevó los ataques a otro nivel al sugerir que el origen colombiano de Merchán jugaba en su contra.
“Este juez odia a Donald Trump, solo mírenlo, miren de dónde viene”, dijo el exmandatario en una clara alusión al hecho de que Merchán es un inmigrante, pero sin explicar por qué le preocupa que haya nacido en Colombia o eso qué peso tiene para el caso.
¿Cuáles son las consecuencias según cada posible veredicto contra Trump?
Por supuesto que no todos los escenarios acarrearán las mismas consecuencias.
Una declaración de culpabilidad, si bien no previene que Trump siga en campaña o incluso que sea electo presidente aún si estuviera en la cárcel (la Constitución estadounidense no lo prohíbe), es un récord que nunca podrá borrar de su hoja de vida así llegue a la Casa Blanca. Algo que el republicano teme, pues no quiere pasar a la historia como el único mandatario que ha sido juzgado y condenado por un delito.
Paralelamente, están las consecuencias políticas. De acuerdo a encuestas recientes de Reuters e Ipsos, más del 60 por ciento de los estadounidenses e incluso uno entre cada cuatro republicanos, no votaría por Trump en las elecciones de noviembre de ser hallado culpable.
Whit Ayres, un consultor de amplios nexos con el Partido Republicano, cree que si bien la cifra está un poco inflada, una condena sí podría tener efectos negativos para el exmandatario.
“En esta elección la mayoría ya tomó bando y un alto porcentaje de los republicanos estará con Trump así sea hallado culpable. Pero en unos comicios que pueden definirse por puñados de electores en algunos estados, que algunos moderados o independientes le den la espalda podría ser fatal”, afirma Ayres.
El expresidente, por supuesto, puede apelar la sentencia, pero eso equivaldría a un largo proceso que no se resolverá antes de las elecciones.
De otro lado, una absolución, o incluso un juicio nulo, podría generar el efecto contrario ya que alimentaría su narrativa de que es víctima de una vendetta demócrata. Lo cual, afirma Ayres, le sumaría votos y le ayudaría a contrarrestar los otros tres procesos criminales que todavía tiene pendientes por apropiación de documentos clasificados e interferencia en las elecciones de 2020.
Sin la certeza de cuánto tardará el jurado en llegar a una decisión una vez Merchán imparta instrucciones y los envíe al recinto donde deben deliberar, Estados Unidos espera por una decisión que podría sentenciar la actual carrera por la Casa Blanca.