El hambre que vienen arrastrando muchos habitantes de Camp Perrin desde el día del terremoto de magnitud 7,2 que sacudió el sur de Haití ha generado tensiones durante el reparto de comida llevado a cabo este jueves por el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
El terremoto ha causado cerca de 2.200 muertos, más de 12.000 heridos y ha llevado a más de medio millón de personas a necesitar ayuda humanitaria urgente, según cálculos oficiales.
Desesperación por comer
La logística organizada en el colegio Fréres Unis de esta comuna cercana a Les Cayes se ha descontrolado debido al nerviosismo de personas que querían acceder al recinto a toda costa para llevarse arroz, habichuelas y aceite con los que alimentar a sus familias.
En cuanto han percibido el desorden, los efectivos policiales que custodian la operación humanitaria, armados en todo momento, se han puesto los chalecos antibalas y los cascos, gesto que ha sido suficiente para empezar a aplacar los ánimos y, con algo de paciencia, sacar a la gente del patio de la escuela.
Unos minutos más tarde, se reiniciaba la distribución de alimentos, que se repetirá este viernes y sábado, para beneficiar a unas 3.000 personas de 600 familias afectadas por el sismo, explicó a Efe el representante del PMA en Haití, Pierre Honnorat.
De no ser suficiente, se ampliará la entrega de ayuda humanitaria para ajustarse a las necesidades de la población de la zona, donde el miércoles ya se entregaron alimentos para 2.500 afectados por el terremoto.
En los momentos de caos que han llevado a parar la distribución de la ayuda, entre el gentío destacaba una anciana muy menuda, vestida de blanco y tocada con un sombrerito negro, que avanzaba muy lentamente por el lugar, ayudada por un bastón.
La anciana de 87 años de edad, Izaelle Chine, ha hecho un esfuerzo hercúleo para llegar hasta ahí, acompañada por un hijo, pero se ha ido con las manos vacías porque, según explicó a Efe, al llegar a buscar la ansiada ayuda le indicaron que no está incluida en los listados de la organización.
Caresise Sederne, en cambio, no ha tenido ningún inconveniente, en unos minutos tenía los alimentos para la familia, integrada por ocho miembros, que apenas han encontrado algo para comer desde el sismo, indicó la mujer en declaraciones a Efe.
El PMA debería haber continuado camino hasta la ciudad de Jérémie para entregar más ayuda para los afectados de esa ciudad y poblaciones aledañas, también muy maltratadas por el terremoto del sábado, sin embargo, las condiciones de la carretera los han obligado a suspender este trayecto.
Trasiego en el aeropuerto de Les Cayes
El caso es que los alimentos ya se encuentran en Jérémie, puesto que esta mañana salió un cargamento desde el aeropuerto de Les Cayes en un helicóptero de la organización.
El aparato ha coincidido en la pista con varios vuelos, entre ellos una avioneta con la misión de trasladar a Puerto Príncipe a dos mujeres en estado grave por aplastamiento.
Además, aterrizó un helicóptero del Ejército de Estados Unidos, que está realizando viajes de ida vuelta desde la Bahía de Guantánamo (Cuba), aparato en el que llegaron médicos de la organización humanitaria Samaritan’s Purse.
El piloto del aparato, comandante Mortimer, dijo al aterrizar que desconoce cómo era de mala la situación antes del desastre, «pero hay muchos daños en infraestructuras, carreteras, hay informes de muchos heridos. Veo a muchos médicos yendo y viniendo. Algunas comunidades aisladas en lo alto de las montañas han sido muy afectadas».
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), unas 500.000 personas, el 40% de la población total de los departamentos Grand’Anse, Nippes y Sud, necesitan ayuda humanitaria de emergencia tras resultar afectados por el terremoto.
Protección Civil cifra en casi 2.200 el número provisional de víctimas mortales y en más de 9.000 las personas heridas, aunque son de datos provisionales que se incrementarán en los próximos días, una vez se reporten los datos correspondientes a municipios que siguen aislados.
Con respecto a los daños materiales, casi 61.000 casas han resultado destruidas y más de 76.000 dañadas en las zonas más afectadas, dejando a miles de personas sin refugio.