El ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó como una «operación fallida» la convocatoria de una marcha pacífica este lunes que había sido declarada ilegal por el gobierno, en una intervención televisiva en directo.
Hasta las 5:00 pm no se han observado grupos de manifestantes en las calles de La Habana ni han circulado en la red videos de protestas importantes en otras ciudades del país, pese a que numerosos cubanos descontentos habían expresado su intención de salir en masa a reclamar sus derechos.
La capital registra una intensa presencia policial, con agentes uniformados y camuflados de civiles en casi todas las intersecciones y parques, mientras activistas opositores denunciaron detenciones, arrestos domiciliarios y otras intimidaciones como actos de repudio.
«Es un día festivo», afirmó el canciller sobre este 15 de noviembre, en el que Cuba reabre por completo al turismo tras la pandemia y los alumnos de primaria vuelven a las aulas después de casi 20 meses en casa.
Rodríguez aseguró que había una «tentativa de crear una imagen artificial totalmente ajena a lo que ocurre el lunes en las calles».
Reiteró su acusación al gobierno de EE UU de haber orquestado la campaña a favor de la Marcha Cívica por el Cambio, una iniciativa creada por un grupo de jóvenes cubanos descontentos con el sistema de partido único y economía centralizada vigente desde hace seis décadas.
Las amenazas del gobierno de Cuba a los manifestantes
Las autoridades denegaron la solicitud para realizar la marcha y amenazaron a sus convocantes con encerrarlos si seguían adelante. En Cuba los derechos de huelga y manifestación nunca los han autorizado en una marcha de opositores al gobierno.
Los activistas no acataron la prohibición y los pasados días pidieron a los cubanos que salieran este lunes a las calles vestidos de blanco, colgaran una sábana blanca en su ventana o publicaran contenidos online a favor de la iniciativa.
Finalmente, y salvo sorpresas de última hora, la convocatoria no ha tenido éxito y se ha observado un ambiente de relativa normalidad en las calles, donde el blanco más abundante ha sido el de los numerosos vehículos de policía que patrullaban las avenidas y calles de La Habana.
Numerosos opositores han denunciado que agentes del Departamento de Seguridad del Estado (DSE, policía política cubana) les impidieron salir de sus casas y por eso no pudieron manifestar.
Además de los arrestos domiciliarios, Efe ha recibido testimonios de cubanos críticos sin afiliación política que este lunes no salieron a protestar por miedo a represalias.
Algunos de ellos han recibido amenazas directas o agentes del DSE los han sometido a interrogatorios en las pasadas semanas.
La convocatoria del 15 de noviembre buscaba dar continuidad a las protestas espontáneas del 11 de julio, las mayores en décadas, fruto del descontento por la fuerte crisis, que ha traído escasez, colas e inflación, agravada con la pandemia, el endurecido embargo de EE UU y reformas económicas tardías o desatinadas.
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