Donald Trump
Donald Trump, presidente estadounidense, conversa con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, el pasado mes de junio | EFE/Ciro Fusco/Archivo

La cumbre de los países del G7 que se celebrará entre el 24 y el 26 de agosto en Francia volverá a revelar las divergencias que en materia de clima mantienen Estados Unidos y el resto.

Francia, que ocupa la presidencia de turno del G7, quiere centrar las discusiones medioambientales en la reducción de las desigualdades en el área medioambiental.

Para ello, ha fijado como prioridad la protección del planeta «a través de una transición ecológica justa que preserve la biodiversidad y los océanos».

El desmarque de la mayor economía mundial, Estados Unidos, en el ámbito medioambiental se hizo definitivo en 2017, cuando Washington se retiró unilateralmente del Acuerdo de París de 2015.

Desde entonces, en las distintas cumbres internacionales donde se ha tratado de avanzar, Washington ha evitado sumarse a las declaraciones en ese ámbito.

El pasado mayo, en una reunión preparatoria de la cumbre de Biarritz, los ministros de Medio Ambiente de los países del G7 adoptaron una carta no vinculante en la que se comprometieron a defender la biodiversidad.

En el texto, respaldado por todos, se reconocían «los vínculos entre la protección del medio ambiente, el crecimiento económico y las desigualdades».

Así como que «los más pobres dependen de forma desproporcionada de la biodiversidad».

Los países decían que «reconocemos la necesidad de medidas transformadoras y estamos decididos a asumir nuestra parte de la tarea».

Sin embargo, el documento no escapó a las divergencias mostradas por Estados Unidos, desde que llegó Donald Trump a la Casa Blanca.

Para sacarlo adelante, los otros países aceptaron un punto que decía que Estados Unidos reitera su intención de retirarse y reafirma su voluntad de promover el crecimiento económico.

En la misma línea, según fuentes europeas, en el ámbito del clima y la biodiversidad, un «documento» que previsiblemente será respaldado por los distintos países.

Pero «no necesariamente por el G7» en su totalidad y que podría incluir «reservas» por parte de Estados Unidos.

«¿Es hora de acabar con el ridículo?»

Trump ha utilizado las protestas de los chalecos amarillos como queja por la subida de los impuestos a los carburantes.

«El Acuerdo de París no está funcionando demasiado bien para París. Hay protestas y disturbios en toda Francia. La gente no quiere pagar sumas enormes de dinero», escribió Trump.

«¿Quizá es hora de acabar con el ridículo y el Acuerdo de París y devolver el dinero a la gente en forma de impuestos más bajos?», llegó a decir el mandatario.

Analista opina

Dharmendra Kanani, analista para la organización ecologista «Friends of Europe», señaló que la cumbre será «un aperitivo» de lo que se verá en los próximos años.

«Dada la movilización popular por la necesidad de actuar sobre el cambio climático, el G7 tiene la oportunidad de mostrar fuerza y de liderar con el ejemplo», señaló.

No obstante, dijo que los ecologistas temen que «el establecimiento de objetivos más ambiciosos sean finalmente rebajados, diluidos o esquivados».


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