Una película de 43 minutos y 44 segundos, un tiempo interminable para quien la ve, pero que no es más que una selección de al menos “un par de terabytes de materia prima recogida hasta ahora” de las terribles imágenes que dejó el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre.
El Ejército israelí decidió mostrar a los medios extranjeros, incluida la agencia de noticias ANSA, una selección de los videos de la masacre. Son “cientos de horas” filmadas por las cámaras de los propios terroristas que fueron encontradas en los cuerpos abatidos, pero también en los teléfonos móviles de las víctimas y de los rescatistas, de las redes sociales, de las cámaras de los autos, de la videovigilancia privada de kibbutzim.
En la sala Elias y Lila Kalimian Idf, la sala de proyección de la base militar de Glilot, estaban prohibidos las cámaras fotográficas y los teléfonos móviles de los periodistas. Los testigos eran los ojos. Y nada más.
Hundreds of journalists and photographers from media companies all over the world attended today the screening of a film of assorted footage showing the extent of the horrors committed by Hamas.
Footage was taken from numerous sources, including from bodycams worn by the… pic.twitter.com/c2HRdI98Lh
— (((Emanuel Miller))) 🌻 (@emanumiller) October 23, 2023
Israel no quiere que esas imágenes lleguen a familiares ni a supervivientes, por eso fueron muy cuidadosos en que no se difundan y por eso los militares habían dicho: “Contamos con su comprensión”. Los periodistas no tenían más remedio que observar horrorizados y tomar notas.
“Pensamos durante mucho tiempo si mostrárselos o no. Decidimos hacerlo porque necesitamos entender, incluso nosotros mismos, por qué luchamos en Gaza. Necesitamos captar el significado de este crimen contra la humanidad y crear una memoria colectiva para el futuro”, explicó el vocero del Ejército, Daniel Hagari, antes de la proyección, y advirtió: “Esto no es una película”. Y en realidad no lo es, es una patada en el estómago.
Crónica de un genocidio
El video sigue un orden más o menos cronológico: comienza con hombres de Hamás en camionetas entrando a Israel, jubilosos y llenos de ferocidad. “Fue un ataque planeado desde hacía mucho tiempo. Tenían órdenes precisas: matar, mutilar, violar, secuestrar a civiles. No a los soldados, sino a los civiles. Tenían que causar el mayor dolor posible”, subrayó Hagari.
Luego llegan a la puerta del kibutz de Beeri con las primeras luces del amanecer. Le disparan a un hombre en un coche, una, dos, tres veces, mientras el vehículo sigue avanzando. El comando va casa por casa disparando a todo lo que se mueve, incluido un perro que venía hacia ellos moviendo la cola.
Con encendedores prendieron fuego a tiendas y casas. En la filmación se ven decenas de cadáveres carbonizados, incluidos recién nacidos.
Otros grupos de atacantes, incluidos civiles armados, bloquean los coches en las carreteras principales con fuego de Kalashnikov, se acercan a la ventana y disparan, disparan, disparan. Hasta que estén seguros de haber matado a todos los ocupantes, muchos son los jóvenes que regresan del festival de música de Reim, con sus cuerpos arrastrados y amontonados al costado de la carretera.
La mayoría de los videos no tienen sonido. Pero no hace falta que lo haya. El horror se siente igual. Por ejemplo en un padre que, alertado por los disparos, se lleva a sus dos hijos todavía en ropa interior a pasar la noche y trata de esconderlos en un refugio.
Los terroristas los encuentran, les lanzan una granada y el padre muere.
I just saw indescribable, raw footage of Hamas’ massacre along with 100 other international journalists, provided by Israeli authorities. Here are the notes I took:
1: Hamas terrorist screaming Allah Akhbah as he frantically tries to behead a dead man with a shovel.
— Jotam Confino (@mrconfino) October 23, 2023
Los periodistas presentes en la sala quedaron horrorizados, algunos sollozando ante las imágenes de los dos niños aterrorizados y ensangrentados.
Los dos pequeños se escapan a la casa y se encierran en la cocina. “¡Papá está muerto!”, grita entre lágrimas el más chico, de unos ocho años. “Lo sé. Creo que nos vamos a morir”, responde el mayor, preocupado por su hermano pequeño: “¿Ves por este ojo?”, “No!”, responde asustado.
El niño se vuelve por un momento hacia la cámara del hogar, en lugar del ojo hay un agujero negro. Entra un miliciano y toma una copa. “¿Quieres agua?”, le pregunta el terrorista al niño.
“No, ¡quiero a mi madre! ¿Por qué estoy vivo?’ ¿Por qué estoy vivo?’”. El destino de los dos niños se desconoce.
El horror continúa. Un terrorista intenta decapitar a un hombre con una pala, falla y vuelve a intentarlo. Un bebé recién nacido con su mono colorido tiene el cráneo aplastado, se puede ver su cerebro. Cuerpos de soldados decapitados.
Un hombre en el campo ya parece muerto, le vuelven a disparar. No vemos escenas de violación, sino el cadáver de una mujer a medio vestir, con una herida profunda en un muslo. Otra se esconde debajo de una mesa, la buscan, la encuentran, le disparan. Trapos en la boca, manos atadas a la espalda. Los jóvenes de la fiesta se esconden, desesperados por el miedo, los oyen llegar, un niño castañetea los dientes con los ojos muy abiertos en una mueca de puro terror. La bandera negra de Estado Islámico aparece en más de una imagen: “Hamás y Daesh tienen el mismo objetivo, el Islam no tiene nada que ver con eso”, explica Hagari.
43 minutos de horror y una llamada:
el mundo debe saberloHoy vi 43 minutos seguidos de videos «crudos» de la masacre del Hamas el día 7/10 contra niños, bebés, ancianos, padres y madres.
Videos filmadas por los propios terroristas del Hamas con cámaras GoPro y con sus…
— Gabriel Chocron (@GabrielChocron) October 23, 2023
El periodista venezolano Gabriel Chocrón, que también estuvo presente en la sala, dijo en su red social X que no iba a escribir todas las crueldades inhumanas que vio. Dijo que “son cosas que ni en la mente más macabra pueden ser imaginadas”. Luego pasó a describir una de las imágenes que más le impactó.
“Escuché una llamada que hizo un terrorista de Hamás a su familia en Gaza, usando el teléfono de una mujer a la que acababa de asesinar. En la llamada el terrorista le contaba a sus padres, con gran emoción: ‘Maté a 10 judíos con mis propias manos’. Y volvía a decirlo una y otra vez: ‘Maté a 10 judíos, 10, con mis propias manos. Siéntanse orgullosos’. Lo decía emocionado, orgulloso, contento”, cuenta.
Luego, la madre del terrorista le suplica que “vuelva a casa”, quizá dándose cuenta de que ha criado a un verdugo.
El bombardeo estaba a punto de terminar, pero no el tormento.
Hamás carga a sus rehenes en camionetas, los arrastra por el pelo, algunos resultan heridos y siguen golpeándolos. Alguien llegará vivo a Gaza, alguien morirá en el camino. La película termina, la habitación queda petrificada.
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