Dos hermanas de Nebraska que se separaron hace 53 años se reunieron debido a la pandemia del coronavirus.
Doris Crippen, de 73 años de edad, dijo que había contraído lo que pensaba que era gripe en mayo. Debido a lo débil que la hacía, terminó cayéndose y rompiéndose el brazo. Esta situación la envió directo a la sala de emergencias.
Resultó que tenía coronavirus y tuvo que pasar casi 30 días en el hospital recuperándose. Después de ser dada de alta, Crippen debió acudir a un centro para recibir rehabilitación en su brazo, reseñó CNN.
Lo que no sabía es que le esperaba una maravillosa sorpresa.
Bev Boro, de 53 años, ha sido asistente de medicamentos en la institución, Dunklau Gardens in Fremont, durante 22 años. Cuando notó el nombre de Crippen en una tabla de pacientes, lo reconoció de inmediato.
«No podía creerlo», dijo Boro en una conferencia de prensa el 22 de julio. «Pensé, ‘Dios mío, creo que esta es mi hermana'».
Las dos mujeres tienen el mismo padre, aunque distintas madres. No se habían visto en 53 años, cuando Boro era una bebé. Crippen vivía con su madre, pero a Boro y a 4 de sus 14 hermanos el estado lo separó y puso en adopción cuando tenía 6 meses.
Bev Boro le dijo a Doris Crippen: «Tengo los ojos de nuestro padre».
El 27 de junio, Boro decidió arriesgarse y confirmar que Crippen era quien ella creía que era. Como Crippen tiene problemas de audición, Boro entró en su habitación con una pizarra y escribió el nombre de su padre. Crippen confirmó que era su padre.
«Me señalé a mí misma… y dije: ‘¡También es el mío!’… Tengo los ojos de nuestro padre», dijo Boro.
«Me caí de la silla y me eché a llorar. Fue un sentimiento feliz encontrar a mi hermana. Han pasado 53 años desde que era una bebé y la abracé», dijo Crippen.
Crippen había intentado encontrar a sus hermanos varias veces a lo largo de los años, pero fracasó.
Boro, por otro lado, había rastreado a la mayoría de sus hermanos, y ahora puede reunir a Crippen con los miembros de la familia que Crippen pensó que había perdido. Ahora están tratando de planear una reunión familiar.
«Fue la bendición del Señor que me enviaran aquí, al centro de rehabilitación, porque si no me hubieran enviado aquí, no la habría encontrado», dijo Crippen.