El Clan del Golfo, el principal cartel de narcotráfico en Colombia, ha cobrado decenas de millones de dólares este año con el control de la ruta migratoria en el Tapón del Darién, afirma Human Rights Watch en un informe publicado este jueves.
«En el último año más de medio millón de personas han cruzado el Tapón del Darién en su viaje hacia el norte, generalmente hacia Estados Unidos», informa la ONG, que visitó esta selva pantanosa en la frontera entre Colombia y Panamá en cuatro ocasiones.
Del lado colombiano del Darién el Clan del Golfo «regula las rutas que pueden utilizar los migrantes y solicitantes de asilo, decide quién puede asistirlos en el camino, extorsiona a quienes se benefician del flujo migratorio y establece normas de conducta», asegura.
Según datos obtenidos por HRW, el Ministerio de Defensa de Colombia estima que el Clan cobra en promedio 125 dólares por cada persona que cruza el Darién, de modo que «pudo haber obtenido un total de 57 millones de dólares entre enero y octubre de 2023».
En un momento en que el precio de la coca cae, este clan utiliza los flujos migratorios para diversificar sus finanzas, según expertos consultados por la AFP.
A veces combina las dos actividades ilícitas.
«Manda lanchas con cocaína en paralelo a las lanchas con migrantes y cuando se acerca la Armada a interceptarlas echan al mar a los migrantes para poder avanzar» con las embarcaciones que transportan la droga, explicó Juan Pappier, subdirector para las Américas de HRW durante una rueda de prensa en Washington.
A aquellos migrantes que no tienen dinero para pagar por cruzar el Darién «les piden que lleven cocaína u otros productos ilícitos a través de la frontera», añade Pappier, cuya organización ha realizado 300 entrevistas para «documentar las causas y respuestas a esta crisis».
La ONG afirma haber obtenido «evidencias de que las restricciones al movimiento desde países suramericanos hacia México y Centroamérica, a menudo promovidas por Estados Unidos, han contribuido a aumentar el número de personas que cruzan el Tapón del Darién, lo cual los expone a abusos, incluyendo violencia sexual, y fortalece el crimen organizado».
La mayor parte son venezolanos: más de 440.000 desde enero de 2022, cita en un comunicado.
Mujeres y niños
En el lado panameño los migrantes también están expuestos a «criminales y delincuentes» que «cometen de forma rutinaria robos y abusos sexuales y en numerosas ocasiones violaciones sexuales».
La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) afirma haber atendido a 950 personas, la mayoría mujeres, que sufrieron violencia sexual al cruzar el Tapón del Darién desde abril de 2021.
Entre los migrantes que se aventuran en esta peligrosa ruta hay «casi un 20%» de menores de edad, afirma Pappier.
«En la mayoría de los casos lo que suele ocurrir es que por falta de recursos económicos los padres terminan enviando a los niños por otras rutas» más cortas y seguras, y por tanto más caras, y ellos toman «la más largas», explica.
Según él, al llegar a Panamá el niño está solo y la respuesta de las autoridades «es muy limitada» para verificar si viaja acompañado o es objeto de tráfico y para prestarle asistencia.
Para remediar este drama se necesita un «estatus de protección regional para migrantes, por lo menos para haitianos y venezolanos que permitirá regularizar en la región» a personas que estarían dispuestas a quedarse, declaró en la rueda de prensa Juanita Goebertus, directora para las Américas de HRW.
Para ello -añade- «la política de Estados Unidos no puede estar enfocada en frenar a migrantes a lo largo del camino» sino en «invertir en la regularización y la integración socioeconómica» en América Latina.
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