La Asamblea Nacional, a cargo del presidente interino Juan Guaidó, le arrebató en 2019 el control de Monómeros Colombo Venezolano, filial de la estatal Pequiven, al régimen de Nicolás Maduro. La junta directiva ad hoc presentó el pasado 29 de julio ante el Poder Legislativo el balance de la gestión en el último año.
En la presentación, la directiva señaló que las ganancias operativas de la compañía alcanzaron los 10 millones de dólares, comparado con una pérdida de 8,9 millones de dólares en los primeros 6 meses de 2019. Según los datos, se lograron revertir las pérdidas ocasionadas en la firma por los personeros del chavismo.
Manuel Quevedo, exministro de Petróleo del régimen chavista, había acusado en 2019 a la presidencia encargada de desmantelar y de vender como chatarra la petroquímica, ubicada en Barranquilla. En ese momento, el funcionario aseguró que Monómeros en 2018 estaba en 92% de su capacidad de producción.
Carmen Elisa Hernández, presidenta de la junta directiva ad hoc, en una entrevista concedida a El Nacional, afirmó que la cúpula de Maduro convirtió en los últimos años a Monómeros en su caja chica y calificó de grosera la forma en la que, según, los funcionarios chavistas sacaron dinero de la compañía.
—Quizá el nombre de Monómeros resulte desconocido para muchos venezolanos. ¿Por qué se debe saber lo que está ocurriendo con esta compañía?
—Si bien es cierto que Monómeros está registrada en Colombia, que se rige por las leyes colombianas y que su principal mercado es Colombia, el dueño de las acciones de Monómeros es el Estado venezolano; y, por lo tanto, esa es la importancia, además de que es un activo de la nación, de los venezolanos, que también está licenciado y manejado para el beneficio de sus accionistas. Más allá de su tamaño, de sus mercados y a lo que se dedique, es una empresa que cuyo capital es de los venezolanos. Teníamos que salvarla de la depredación a la que estaba siendo sometida por el régimen. Pero estratégicamente Monómeros está asentada en un país que está llamado a ser una de las despensas del mundo. Es decir, estamos en el país que va a consumir fertilizantes a futuro y que está haciendo crecer su sector agrícola de manera importante. Es decir, tenemos un activo que está sobre un mercado importante, interesante, con una posibilidad de crecimiento. Cuando regrese la democracia, Venezuela necesitará recuperar el campo y la productividad agrícola. Monómeros va a ser ese enlace entre la experiencia, la tecnología y lo que está pasando en Colombia; y la vinculación que podemos hacer para llevar alimentos a las primeras de cambios que, como todos sabemos, Venezuela atraviesa por situación humanitaria.
—La funcionalidad de los activos venezolanos será valiosa cuando se recupere la democracia en el país.
—En lo que logremos salir del régimen la necesidad de alimentos va a ser infinita y tenemos al lado una despensa importante. Monómeros va a ser un articulador importantísimo en democracia para poder potenciar la productividad del campo venezolano. Creo que allí vamos a radicar la importancia que, además de salvar el activo, haremos un factor de vinculación y de apoyo. Como todos sabemos, el régimen acabó con Agroisleña, que tenía un modelo similar al que estamos planteando para Monómeros, de integración vertical y de articulador con la productividad y el agricultor.
—El Estado venezolano tuvo mucho interés en comprar las acciones de Monómeros que Colombia estaba dejando. ¿Cómo es que terminó en números rojos?
—Quedó claro que a partir de 2005, cuando la compró el Estado venezolano, comenzó un proceso de abandono y desatención terrible. Enviaron para Monómeros juntas directivas con intereses políticos, militares; y como infraestructura y cultura organizacional el deterioro fue terrible, fue muy fuerte lo que hicieron con Monómeros. Hubo gerentes que no respetaron las normas, gente que se aprovechaba del activo y le sacaba lo más posible en dólares para el régimen, sin importarle la situación de la empresa.
—Llegó la falta de transparencia… señálenos algunas irregularidades.
—Desde el punto de vista de transparencia, en las contrataciones hubo irregularidades absolutamente graves. Nosotros conseguimos casos muy evidentes de corrupción y opacidad en el manejo de los contratos. No tenemos evidencias desde 2005, pero se potenció y profundizó desde 2016 en adelante, ya con Maduro en el poder. Dejaron de hacer procesos atenidos a las normas internas, cero transparencia. Los mismos contratistas eran los que siempre acudían, y eso llevó a que 70% de los contratos estuvieran concentrados en un mismo grupo económico. Hallamos contratadas tres aeronaves que ni siquiera tenían permiso de vuelo en Colombia, de una empresa que se había registrado en Colombia cuatro días antes de que se firmaran lo tres contratos millonarios. Fue uno de los casos más grotescos para sacar dinero en Monómeros y el régimen usaba esas aeronaves en Venezuela. Es más, dos contratos dicen que eran para el uso exclusivo de Pequiven, y la otra o traía a Colombia a los directivos de Pequiven a reuniones en Monómeros o llevaba a los tres gerentes del régimen a Venezuela. Las cláusulas de terminación de ese contrato eran tan duras que nos costó 1.100.000 dólares en penalizaciones que hubo que pagarle a esa empresa por terminación del contrato. Por más que buscamos la manera de demostrar la opacidad en las contrataciones, al final son contratos que el administrador en ese momento aceptó y firmó.
—También hay un caso que está en el Tribunal Superior de Barranquilla porque una empresa de tecnología, que no puedo decir el nombre porque todo esto está en temas legales, pretende el pago de casi 5.500.000 de dólares porque Pequiven negoció unos servidores en Valencia (Carabobo) y unas licencias. Y la decisión era que Monómeros pagara ese contrato. Incluso, el contrato lo terminó suscribiendo Pralca, que es una de las empresas de Pequiven y Monómeros Internacional, que es como la figura off shore que está creada como filial de Monómeros. Realmente Monómeros Colombo Venezolano no firmó el contrato, pero esta empresa pretende que sea Monómeros el que les pague unos servidores que no sabemos dónde están, si llegaron, si no llegaron a Pequiven, unas licencias que no se sabe si las contrataron. Tenemos el tema de un grupo empresarial que pretende indemnizaciones de alrededor de 4.000.0000 de dólares, pero lo estamos peleando con una firma de abogados. Tenía contrato de logística, manejo de puerto, de transporte de azufre, de aduana, de secado de yeso. Realmente la sensación al llegar a la compañía era que ni siquiera la gerencia podía tomar decisiones operativas porque todo estaba en manos de una sola gente; y esos contratos los terminamos a principios de este año. Estamos en un proceso en el que ellos están pidiendo 4 millones de dólares que no corresponden a estos contratos. El gerente general de Monómeros en ese momento firmó estos contratos excediéndose de sus capacidades. Según el estatuto, podía firmar contrato hasta tres años, pero los firmó por tres años y siete meses sin tener la autoridad. Unas cláusulas leonidas, sobrecostos de 20% y hasta más en algunos rubros; los contratos no pasaron por procesos de licitación y ya este grupo venía contratando desde hace cuatro, cinco años, en los que los procesos fueron muy amañados. Pero en 2017 ni siquiera se tomaron la molestia de hacer una licitación, le dieron los contratos directamente a este grupo, y eso ha causado una lesión, más allá de que se firman los contratos, inmediatamente se le otorga un anticipo por 5.000.000 de dólares aproximadamente y que se amortizaba en los 46 meses del contrato, muy mal manejados que, además, no estaban previstos.
—Amplíenos sobre el alquiler de las aeronaves
—Hubo muy pocos vuelos de una de las aeronaves entre Colombia y Venezuela. Es más, ellos mandaban otra aeronave cuando tenían que entrar a Colombia porque esa firma no tenía permiso de vuelo para Colombia, eso es lo que conseguimos en los archivos. No seguimos indagando porque tomamos la decisión de cortar esos contratos y ya. No tenía ningún sentido que nosotros siguiéramos pagando los aviones para que Pequiven pasearan en Venezuela, y se hizo el corte inmediato, con el agravante que la cláusula penal que nos aplicaron nos hizo pagar más de 1 millón de dólares.
—Sobre la directiva de Monómeros recaen señalamientos de presunta corrupción y, teniendo la experiencia del chavismo, los venezolanos temen que sigan ocurriendo las malversaciones.
—Vamos a poner las cosas en perspectiva. Cuando llegamos en abril de 2019, vimos que la empresa en 2018 había perdido 20 millones de dólares en sus estados financieros. Monómeros iba prácticamente en proceso de cierre porque estaba en 50% de operación y no tenía capacidad de compra de más materia prima, la caja la estaban reservando para mantener el personal. Desde ese momento hemos venido en una progresiva y lenta recuperación, lo que significa que entre enero y junio de 2019 siguió dando pérdidas de 8.8 millones de dólares; finalmente entre julio y diciembre logramos levantar una utilidad neta de 1.9, y en este primer semestre, afectados por todos los temas de covid-19, tenemos una utilidad neta de 58.000.000 de dólares. Creo que los venezolanos, cuando hablamos de empresas en el extranjero, siempre se imaginan empresas generando miles de millones de dólares. Puedo decir que la administración que hemos hecho de los recursos de Monómeros ha sido sumamente cautelosa. Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos por mantener la caja y la salud financiera de la empresa, hemos negociado con los proveedores de materia prima. Cuando llegamos, los proveedores de materia prima, que están en varias partes del mundo, no querían venderle a Monómeros si no había dinero para pagarla por delante. Con la llegada del equipo designado por el presidente Guaidó se empezó a generar confianza en ese mundo de los proveedores y empezaron a darnos en condiciones de créditos.
—Hoy tenemos un promedio de créditos de 90 días con nuestros proveedores, a precios competitivos, nos permite recuperar caja y pagar estos costos, que son 80% de los costos de la empresa. Esto es importante entenderlo porque, además, esta es una empresa que está en Colombia, que compra materia prima en dólares, vende sus productos en peso, que ha sufrido una devaluación y entonces está siempre presionada a esos temas. Incluso, lo vemos con el tema del covid-19.
—¿Qué garantías dan de que el dinero que se recupere de esta compañía lo resguardarán y no lo malversarán?
—Podemos decir orgullosamente que abrimos procesos de licitación y que acuden participantes. Hemos tenido incluso en los procesos de los concursos abiertos, que son los contratos más grandes, 66 empresas que han acudido a Monómeros a participar. Eso significa que están sintiendo confianza con lo que se está haciendo, además de que hemos establecido normas de gobierno corporativo, estamos generando una cultura enmarcada en los principios de transparencia, equidad, excelencia, innovación, inclusión y cooperación. El empeño es en rescatar a Monómeros porque de esta empresa dependen 1.500 familias colombianas de la zona, tenemos una responsabilidad no solo con los inversionistas sino con nuestros trabajadores. Una empresa que ha sido para Barranquilla un ícono, fundamental para el agro colombiano. Los diputados nos comentaban en la rendición de cuentas que hace mucho tiempo una empresa del Estado no rendía cuentas, y nosotros no tenemos ningún problema en rendir cuentas; la confianza que nosotros le damos a los venezolanos es que ahí están los números, los estados financieros y la tranquilidad. Estamos en un país donde hay controles, no en Venezuela, donde el régimen acabó con el estado de derecho. Estamos en un país donde hay una Superintendencia de Sociedades, que es un ente que vigila, regula y controla las empresas cuando entran en problemas, al que le tienes que generar información; aquí hay que tener un revisor fiscal, enviar tus estados financieros anualmente, un Estado que vigila y controla, una Unidad de Activos Financieros, donde si hay la sospecha y alguien hace una denuncia de corrupción, de lavado de capitales, inmediatamente se procede a la investigación.
—¿Y eso es suficiente para generar la confianza?
Tenemos un sistema en Colombia de supervisión para el control de lavado de activos. Cuando vamos a contratar, pasamos la compañía por ese sistema de investigación y se valida en todas las listas restrictivas del Departamento del Tesoro. Cualquier persona o jurídico que va a tener relación con Monómeros pasa por un sistema de revisión profunda y de chequeo antes de hacer negocios porque aquí es un delito hacer negocios con empresas que están acusadas de lavado de activos o que tengan problemas con la justicia. Estamos haciendo todos los esfuerzos de ordenar el gobierno corporativo de la empresa, midiendo todos nuestros indicadores en función de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, alineados con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y las empresas en Colombia tienen que seguir sus lineamientos; hay legislaciones que regulan la actuación de las juntas directivas, tenemos un comité de auditoría, aquí se establecen los controles que protegen a la empresa de los malos manejos, que los anteriores no lo seguían y no los miraban, pero en esta administración lo estamos haciendo.
—El exembajador Calderón Berti dijo PanAm Post que hubo una reunión con dirigentes políticos y que había la intención de partidizar Monómeros. ¿Es cierto que los partidos quieren «repartirse» la compañía?
—En agosto del año pasado hubo una reunión en Colombia a la que acudieron la junta directiva de Monómeros y, más que representantes de partidos políticos, asistieron diputados de nuestra Asamblea Nacional, que es el órgano legítimo electo por los venezolanos, que representa a todos los que votamos por ellos. Para nosotros en esa reunión no había miembros de partidos políticos, en esa reunión había diputados, estaban diputados de prácticamente de la Comisión de Energía, que es la que regula, supervisa y controla, desde sus funciones en la Asamblea Nacional, estos activos. Esos señores que llegan a la Asamblea Nacional, lo hacen con un partido, ¿verdad? Algunos independientes. Entonces ahí estaban sentados, para nosotros, diputados. Además, en la reunión también estuvo una persona que trabajaba con el exembajador en la embajada, que no tenía que ver ni con la Asamblea Nacional ni con Monómeros, y estuvo presente en toda la reunión, un funcionario de la embajada que trabajaba con él.
—Él mencionó que el exgobernador Manuel Rosales estuvo presente…
—No lo niego, ahí estaba el señor Manuel Rosales. Entiendo que él estaba en algunos trámites en Bogotá y, además, esa reunión, no tenía carácter de formalidad, quiero aclarar. No era una cita de la Comisión a la junta directiva de Monómeros; no era la junta directiva rindiendo cuentas. Vuelvo y repito: era una reunión en la que coincidieron varios diputados en Bogotá. Nos pidieron la reunión para que les contáramos cómo iban las cosas en la compañía y qué había pasado, entre abril y agosto, hablamos de estas cosas que habíamos detectado. Los diputados le debieron haber dicho al exgobernador Manuel Rosales para reunirse con la directiva de Monómeros. Pero así como estuvo Manuel Rosales, también estuvo un funcionario de la embajada que no tenía nada que ver ni con la Asamblea ni con Monómeros. Era una reunión informal.
—En esa misma entrevista, Calderón Berti sugirió que le preguntaran si él en algún momento pretendió ocupar un cargo en Monómeros.
—Pero sí él era embajador, ¿cómo va a tener la intención de ocupar un cargo en Monómeros? Él era el embajador, o eres chicha o eres limonada. O sea, ¿por qué me tienen que preguntar eso a mí? Las intenciones del señor Calderón no tengo por qué saberlas ni conocerlas. Para mí, nosotros estábamos en Monómeros y el señor era el representante de nuestro gobierno interino en Colombia. No entiendo por qué me tienen que preguntar eso a mí eso. O eres directivo o eres embajador, no puedes ser las dos cosas. Lo que está en la cabeza del doctor Calderón Berti no lo puedo saber. Para mí, lo que había era lo institucional, así como hoy nos podemos sentar a hablar con Tomás Guanipa o tener una relación entre las juntas directivas. Somos funcionarios del gobierno interino y tenemos que actuar de manera cooperativa.
—Presentaron un balance ante la Asamblea nacional, ¿qué va a pasar ahora cuando, según sus números, lograron recuperar 99% la compañía?
—Estamos dando un vuelco sumamente distinto a nuestra visión estratégica de la empresa, estamos visualizando que Monómeros tiene que pasar de ser una empresa de solo producción de fertilizantes a una que le genere soluciones al agro, al agricultor, que nos encadenemos y seamos el vínculo para que les llegue la semilla. Uno de los valores que le da Monómeros al agro es la asistencia técnica, nosotros tenemos un equipo de muy alto nivel dando asistencia técnica al agricultor, inclusive articular posibilidades de financiamiento, al agricultor y después de vuelta, lograr que pueda sacar sus productos al mundo con una certificación, estamos trabajando en eso.
—¿Y Venezuela?
Hacia Venezuela, nosotros vemos Monómeros como ese articulador con el agro venezolano y colombiano, queremos llevar a Venezuela la experiencia y las mejores prácticas en materia agrícola. Queremos apoyar a nuestros agricultores, al desarrollo y a la productividad del campo venezolano. Ser ese vínculo que apoye con los alimentos, tenemos que llevar alimentos procesados, listos. Al regresar la democracia podemos ser ese factor de articulación entre la llegada del alimento ya listo a Venezuela desde Colombia y todo lo que hemos logrado en el agro colombiano. Por supuesto, el uso de fertilizantes, la existencia técnica, y apoyar a todo el sector agrícola. Es una empresa que sus márgenes están limitados, una de nuestra visión mas importante es optimizar y valorizar los activos que tenemos. Estamos siempre buscando nuevos negocios con la planta industrial para que el negocio crezca, para que todos ganemos más, por supuesto, alrededor del agro, la alimentación.
—¿Por qué la producción de Monómeros no llega a Venezuela? Más aún cuando la producción agrícola es prácticamente inexistente.
—Desde que nosotros llegamos a la junta directiva, hemos logrado progresivamente licencias que nos permiten hacer negocios con el mundo, pero ha habido la preocupación sobre cómo hacemos para, como podría funcionar, vender un saco de Monómeros en Venezuela, y realmente estamos claros de que las restricciones aplicadas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros no aplican a la alimentación. Pero no ha habido voluntad política del régimen en permitir. Es un punto de honor político, no van a permitir que Monómeros venda a los agricultores privados en Venezuela. Tenemos que manejarnos con mucho cuidado para no generar problemas con nuestras licencias; las sanciones impuestas por el Departamento de Estado no aplican a alimentos y, por supuesto, los fertilizantes están en la cadena de alimentos. Pero no hay voluntad de dejar entrar el producto de Monómeros para el agro privado, eso ha sido un tema de trabajo y de a futuro, triste sería que vendiéramos un cargamento y nos lo incauten en una aduana, en un puerto.