La extradición a Estados Unidos de Ovidio Guzmán, uno de los 10 hijos del Chapo Guzmán, ha desatado un aluvión de reacciones en el cuerpo de abogados del Cartel de Sinaloa que considera que su traslado, en tiempo récord, a un rascacielos convertido en prisión de máxima seguridad, no cumplió con el procedimiento adecuado.
La polémica ha obligado al presidente Andrés Manuel López Obrador a dar explicaciones y defender que la entrega del narcotraficante, la más importante de su mandato, se hizo ajustada la ley.
La batalla judicial y política continúa mientras se conocen detalles de la forma de actuar del Ratón, como se conoce al preso en México, Estados Unidos y medio mundo.
La familia que controla el Cartel del Sinaloa operaba, según la documentación recogida en las causas judiciales que tendrá que afronta Ovidio Guzmán, con escasa diferencias a como lo hacen el resto de las organizaciones criminales de México, pero ellos tenían -y posiblemente conservan- una seña de identidad distinta.
Todos los suplicios
A quienes les traicionaban o capturaban, entre otros suplicios, les arrojaban a una jaula con tigres de Bengala de la que no se tienen noticias que alguien saliera vivo. La crueldad salvaje solía venir precedida de palizas brutales, torturas y hasta descargas eléctricas.
El modus operandi de la organización tenía en su hoja de ruta convertir en adictos al mayor número de personas posibles, con especial interés en generar dependencia con el fentanilo que mezclaba con otras sustancias tóxicas.
El clan de los «chapitos», como se conoce a los cuatro hermanos Guzmán hijos de su relación con su segunda mujer, Griselda López Pérez, han modificado el negocio a medida que descubrían drogas más baratas y más tóxicas para los consumidores.
El trafico inicial de las llamadas drogas blandas como la marihuana se mantiene, mientras heroína, metanfetaminas y la cocaína todavía sigue siendo negocio, pero nada engancha como el fentanilo, la droga que por cierto acabo con la vida de Prince.
El fentanilo es 100 veces más potente que la morfina y 50 que la heroína, pertenece a la familia de los opioides, como la morfina y la oxicodona.
«En Estados Unidos el problema es estrepitoso», explica a El Debate Esther Gramage, profesora de toxicología de la Universidad CEU San Pablo y miembro del Instituto de Estudios de las Adicciones (IEA-CEU). Ese destino, Estados Unidos, al otro lado de la frontera era el favorito del Ratón. Eso es lo que tratarán de demostrar en los sucesivos juicios que le esperan en Chicago y Nueva York.
El preso número 72884-748
Mientras le llega la hora de la justicia, Ovidio Guzmán, de 33 años de edad, pasa las horas en una prisión de características muy particulares. Según consta en el Buró Federal de Prisiones -al que ha tenido acceso la agencia Efe- el preso número 72884-748 se encuentra en el Centro Correccional Metropolitano (MCC, en inglés) de Chicago, en Illinois.
El MCC donde fue recluido está en pleno centro de Chicago, a pocas calles del famoso Instituto de Arte de esta ciudad, conocida por su icónica arquitectura.
La prisión, diseñada por el arquitecto Harry Weese e inaugurada en 1975, se distingue de otros centros penitenciarios federales porque se trata de un rascacielos de base triangular con 28 pisos y un patio en la azotea.
Las celdas del penal tienen ventanas de 13 centímetros de ancho, diseñadas lo suficientemente estrechas para que no fuera necesario colocar rejas.
Sin embargo, dos ladrones de banco lograron en 2012 abrir un agujero en una de ellas y escapar con una cuerda colgante hecha con sábanas desde la decimoséptima planta. Fueron capturados días después.
Años antes, en 2009, Matthew Nolan, hermano del cineasta Christopher Nolan, también intentó sin éxito huir del penal por una ventana cuando estaba detenido pendiente de una solicitud de extradición a Costa Rica por un supuesto asesinato.
Los otros presos
Por esta prisión pasó también otro narcotraficante mexicano Vicente Zambada Niebla, hijo del antiguo líder del Cartel de Sinaloa, junto con el Chapo, Ismael «el Mayo» Zambada, tras su extradición a Estados Unidos en 2010.
El Ratón, apodado de este modo por su capacidad de escurrirse de cualquier sitio, tiene ahora algo complicado escaparse de ese edificio. No es como una jaula de tigres, pero algo debe pensar que se le parece.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional