Nació el 17 de enero de 1955 en Schiavon, Italia. Parolin fue ordenado sacerdote en 1980, a los 25 años de edad, y estudió derecho canónico y diplomacia. Se unió a la Santa Sede seis años después, a los 31 años.
En 2002 fue nombrado subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, cargo que ocupó en los últimos años del papado de Juan Pablo II y durante los primeros de Benedicto XVI, en los que logró negociar el reconocimiento de la Iglesia católica en Vietnam. Además, trabajó como representante diplomático del Papa en Nigeria, México y Venezuela.
“Él conoce muy bien a la familia de la Secretaría de Estado, donde ha trabajado durante muchos años con pasión y competencia y con aquella capacidad de diálogo y de trato humano que son una característica suya. En cierto sentido, es como un regreso a casa”, había sostenido el papa Francisco en la ceremonia de nombramiento en octubre de 2013, informó BBC.
En aquel momento, el cardenal regresaba de Caracas, Venezuela, adonde había sido enviado en 2009. En su paso por el país latinoamericano logró bajar las tensiones que el entonces presidente Hugo Chávez tuvo con la Iglesia. Además, consolidó un vínculo formal y diplomático con Nicolás Maduro, quien hasta visitó al sumo pontífice argentino.

Pietro Parolin fue nuncio apostólico en Venezuela y logró entablar una relación diplomática con Nicolás Maduro. Achivo 2013 de EFE
Parolin se caracteriza por ser un gran negociador. De acuerdo con ABC, durante la invasión rusa en Ucrania, logró que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, analizara seriamente la carta vaticana para una eventual mediación. Además, trató de mediar entre Armenia y Azerbaiyán sobre la región de Nagorno Karabaj y hasta intervino para apoyar la solución de los dos Estados en el conflicto entre Israel y Palestina.
Si bien tiene una larga trayectoria en la Santa Sede, una de las grandes desventajas es su falta de experiencia pastoral, debido a que nunca gobernó una diócesis. Esto podría ser un factor clave y hasta un obstáculo para alcanzar el papado.
A pesar de ser reconocido por sus innovaciones en la Iglesia, Jorge Mario Bergoglio no realizó modificación alguna en cuanto a los procedimientos del cónclave ni los requisitos para elegir a su sucesor.
Las condiciones para ser candidato son simples: ser hombre y estar bautizado en la Iglesia católica. No hay límite respecto de la edad y tampoco es necesario que sea cardenal o sacerdote. Sin embargo, los candidatos suelen pertenecer al ámbito cardenalicio.

El sucesor del Papa Francisco se eligirá en un cónclave de cardenales en los próximos 15 días. Archivo
Para elegir al sucesor de Francisco, el Colegio Cardenalicio es convocado para el cónclave por el camarlengo y debe reunirse en la Capilla Sixtina en los siguientes 15 días, aunque la fecha se puede prorrogar hasta cinco días.
Solo pueden elegir los cardenales menores de 80 años de edad, que actualmente son 139. La sala de votación cuenta con estrictas medidas de seguridad y, durante el cónclave, quienes participan en el proceso no tienen acceso a periódicos, radio, televisión ni mensaje exterior a la asamblea.
Durante el cónclave, los cardenales se ubican a ambos lados de la sala y eligen al azar los nombres de nueve cardenales que van a oficiar la votación. Tres se convierten en fiscales, cuyo trabajo es supervisar todo el proceso, otros tres son los encargados de recoger los sufragios y los tres los revisan.
La sesión comienza con una serie de discursos, oraciones y reflexiones. Suelen realizarse dos sesiones de votación al día, con dos rondas por sesión, es decir, cuatro votaciones por jornada. El Papa elegido es el candidato que logra obtener la mayoría de dos tercios.
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