Al grito de «¡Goldman Sachs, qué vergüenza!», unos 40 venezolanos protestaron el martes frente a la sede del banco de inversiones en Nueva York, furiosos por la compra de bonos por 2.800 millones de dólares al gobierno de Nicolás Maduro. Vestidos con gorros de béisbol con los colores de la bandera venezolana los manifestantes llevaban carteles con leyendas como «Goldman Sachs apoya la dictadura venezolana» o «Goldman Sucks (Goldman apesta)».
«Este acuerdo es inmoral, es lesivo para los intereses del pueblo venezolano que es reprimido desde hace meses mientras demanda libertad y democracia», dijo a la AFP Eduardo Lugo, un estudiante de medios de comunicación de 23 años que vive en Nueva York hace cuatro años y organizó la protesta. «Comprar bonos del hambre, bonos de sangre, de la miseria de Venezuela o de PDVSA es hundir al pueblo de Venezuela y apoyar la violación sistemática de los derechos humanos», afirmó Lugo, del colectivo opositor S.O.S. Venezuela, que vestía un prendedor y una gorra de béisbol con los colores de la bandera nacional.
Goldman Sachs confirmó el martes la compra de bonos de la estatal petrolera venezolana PDVSA emitidos en 2014 y con vencimiento en 2022 a 865 millones de dólares, cuando originalmente valen 2.800 millones, un 69% más. «Invertimos en bonos de PDVSA porque como muchos en la industria de manejo de activos creemos que la situación del país debe mejorar con el tiempo», dijo Goldman Sachs en un comunicado, aunque aclaró que los compró a un corredor y no directamente al gobierno venezolano.
«Hace 18 años que vivimos la destrucción sistemática de nuestro país. Estamos pasando hambre, no hay medicinas. Y este buen negocio de Goldman Sachs es a costa de nosotros, de nuestras vidas. Ese dinero va a ir a comprar gases lacrimógenos, balas, armamento para reprimir», lamentó otra manifestante, Diana Carvallo, una artista de 65 años que vive entre Caracas y Nueva York.
Venezuela es escenario desde el 1 de abril de fuertes manifestaciones opositoras que dejan 59 muertos, de los cuales se responsabilizan mutuamente el gobierno y sus detractores. Las movilizaciones exigen elecciones generales para anticipar la salida del poder de Maduro, elegido hasta enero de 2019, y han derivado en violentos disturbios.