Han pasado 13 meses desde que un jurado los halló culpables de conspirar por traficar 800 kilos de cocaína a Estados Unidos, y hoy Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la pareja presidencial, serán sentenciados en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, por el juez Paul Crotty. Los acusados, de ser condenados, enfrentarán la pena máxima de cadena perpetua o una mínima de 30 años de prisión.
Campo Flores y Flores de Freitas fueron arrestados el 10 de noviembre de 2015 mientras asistían a una reunión en Puerto Príncipe con informantes encubiertos de la DEA que participaron en la operación. La misma fue iniciada a mediados de ese mismo año y condujo a la detención y posterior traslado a Nueva York para su enjuiciamiento de Campo Flores y Flores de Freitas. De acuerdo con documentos oficiales, ambos fueron líderes de una conspiración en la que concurrieron cinco o más personas, que tenía como objetivo transportar hacia territorio norteamericano droga proveniente del grupo terrorista FARC.
El gobierno de Estados Unidos acusó a Campo Flores y Flores de Freitas de conspiración por importar cinco o más kilogramos de cocaína desde un país extranjero, y de distribuir cinco o más kilogramos de cocaína con la intención de que sería llevada a la nación estadounidense.
Desde que se inició el caso intervinieron varios equipos de defensa de los sobrinos de Flores y Maduro que finalmente fue asumida por Randall Jackson y John T. Zack de la firma Boies, Schiller & Flexner LLP, y Michael D. Mann y David M. Rody, del bufete Sidley Austin LLP, cuyas facturas fueron pagadas por el empresario de filiación chavista, Wilmer Ruperti, quien, casualmente, obtuvo un jugoso contrato petrolero para la fecha en que estos hechos ocurrieron.
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