Estados Unidos anunció el viernes la prohibición de la importación y venta de equipos y servicios de telecomunicaciones de media docena de empresas chinas, entre ellas Huawei y ZTE.
La medida apunta a empresas consideradas como un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos y afecta la venta de cualquier nuevo producto al no permitir su autorización para entrar al mercado.
Ambas empresas fueron incluidas en 2021 en una lista de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) que las considera «un riesgo inaceptable» para la seguridad nacional de Estados Unidos, al igual que a Dahua y Hikvision, proveedoras de equipos de videovigilancia, e Hytera Communications, especializada en equipos de radio.
Las autoridades de Estados Unidos han demostrado una cautela creciente en los últimos años alrededor de las compañías y tecnología chinas de telecomunicaciones.
Los productos ya autorizados por la FCC seguirán estándolo, al menos por el momento. La agencia evalúa examinar las autorizaciones vigentes así como los procedimientos de revisión de las prohibiciones anunciadas.
«Amenazas a la seguridad nacional»
«Estas nuevas reglas representan parte importante de las acciones puestas en marcha para proteger al pueblo estadounidense contra amenazas a la seguridad nacional que implican equipos de telecomunicaciones», afirmó la presidenta de la FCC, Jessica Rosenworcel, citada en un comunicado.
En la misma línea que su predecesor Donald Trump, la administración de Joe Biden, tiene una posición muy cerrada sobre los equipos chinos de telecomunicaciones, de los cuales se sospecha que sirvan a fines de espionaje para Pekín.
Previamente, Washington había prohibido que Huawei fuera proveedor de sistemas al servicio del gobierno estadounidense, y también desaconsejó fuertemente el uso de dichos equipos en el sector privado, por temores de que estuvieran intervenidos por la inteligencia china.
En 2019, Huawei fue puesto en una lista negra de comercio que prohibía a proveedores estadounidenses hacer negocios con esta empresa, lo que dejó a la compañía china fuera del sistema operativo Android de Google usado en los dispositivos móviles.